Baila un caballero

Ritterballet, Beethoven

¡Feliz miércoles! Para empezar este mes de septiembre con buen pie la música del sordo más genial que ha habido puede ser una buena consejera y acompañante. El maestro nos legó obras que son verdaderas cimas para la historia de la música y otras que también son importantes pero que han pasado más desapercibidas. Hoy vamos con una de estas, para ampliar más nuestro conocimiento.

Ludwig van Beethoven

El sordo genial es Ludwig van Beethoven (1770-1827), compositor alemán nacido en Bonn. La forma de hacerse un gran maestro no fue mirar al presente sino volver la vista al pasado para, una vez asimilado, hacerse su propio camino. Desde sus primeros años en Viena estaba obsesionado con la técnica y la aprendió de Mozart y Haydn. En esos tiempos, su punto débil era el contrapunto y se dedicó a dominarlo a base de una gran cadena de ejercicios. Así, conoció los entresijos de la polifonía del siglo XVI gracias al tratado de Fux. Si bien el contrapunto tiene sus reglas fijas, Beethoven aprendió que estaban jerarquizadas y que todo eso le permitía seguir libremente su camino. Si bien el estilo galante había rechazado esas rígidas reglas, el clasicismo volvió a poner las cosas en su sitio. Beethoven las superó y las condujo directamente a la época romántica.

Escucharemos su Musik zu einem Ritterballet, WoO 1, es decir, su Música para un ballet de caballeros. Fue un encargo del conde Waldstein quien se encargaría de la coreografía en 1791. En su estreno no se mencionó al compositor y se pensaba que era el propio noble. Gira en torno al gusto medieval por la guerra, el amor, la caza y la bebida y se divide en ocho movimientos: Marcha (en forma ABA), Canción alemana (en forma de rondó), Canción de caza (con las llamadas de la trompa), Canción de amor (con las cuerdas tocando en pizzicato), Canción de batalla (suenan los metales y los timbales llenos de furia), Canción de bebida (con sus medidas repetidas), Danza alemana (en compás ternario y ritmo simple, en forma de Ländler) y Coda (que cierra la obra con una repetición de la canción alemana).

La partitura de la obra puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de la Staatskapelle Berlin dirigida por Günther Herbig.

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