¡Bienvenido, abril!
Pertenece a Matteo da Perugia (fl 1400-16), maestro italiano nacido presumiblemente en Perugia. Era «magister capellae» y el único cantor atestiguado de la catedral de Milán entre 1402 y 1407. Se le pagaba por hacer de «biscantare», cantando en las grandes ocasiones y dando clases en las escuelas dependientes de la catedral. También estuvo al servicio del arzobispo de la catedral milanesa mientras este estaba en Pavía. De él se conservan algunas obras religiosas pero destacan las profanas. Es uno de los representantes más importante del llamado «ars subtilior», un arte sutil, lleno de virtuosismo y con composiciones rítmicamente complejas, propias de la escuela francesa; Matteo, aunque italiano, usó textos en el idioma francés. Alguna de sus obras son tan extremas que chocan a nuestra oídos actuales. Además de ello, son todo un reto puesto que la notación es también intrínsecamente compleja. La música medieval también es complicada por cuanto más simple es.
Disfrutemos de su Helas avril!. Se trata de una obra perteneciente al género del virelai y está compuesta a tres voces. El ritmo es de lo más elaborado y pertenece a ese arte más sutil del que antes te hablaba. La voz superior canta una melodía cerebral y concentrada, algo no muy habitual. La obra tiene una estructura general en forma ABBA. El maestro la altera introduciendo cortos pasajes instrumentales entre las dos secciones B. Puesto que quería crear un deliberado efecto armónico anota cuidadosamente las alteraciones, para mostrar dolor y pena. El compás cambia y la obra se va haciendo cada vez más mágica y también más oscura, trascendiendo sus límites originales y con una resonancia muy especial. La obra es tan sutil y tan misteriosa que nos maravilla de cabo a rabo. Una delicia.
La interpretación es del conjunto Mala Punica dirigido por Pedro Memelsdorff.