Laudate Dominum

El genio de Salzburgo es el que viene hoy a refrescarnos de estos calores veraniegos (del hemisferio norte, claro está). Como siempre, su música es tan emocionante que es raro que no se escape una lágrima tras escucharla, que no se mueva (y remueva) algo en nuestro interior, que no nos deje indiferentes. ¡Seguro que a mi amigo Miguel que anda por tierras panameñas le gusta!

Una de las obras más importantes e interesantes de las compuestas por Mozart son las llamadas Vesperae solennes de confesore, KV 339. Las escribió cuando estaba empleado por el arzobispo Colloredo de Salzburgo, y son unas vísperas (refiriéndose a la hora litúrgica) puestas en música para una ocasión solemne (probablemente la festividad de algún santo clasificado en el santoral como confesor). Es una obra larga, pero uno de los fragmentos, el quinto, es una auténtica maravilla. Se trata del salmo Laudate Dominum (salmo 117). La obra es de esas de las que hacen a uno emocionarse. Incluso el propio Mozart volvió a usar la melodía en la Misa de la Coronación. A propósito tanto de las vísperas como del laudate Einstein dijo: Quien no conoce estas obras no conoce Mozart. Está escrito en forma de aria para soprano con acompañamiento de coro y orquesta.
El texto es el siguiente:
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Alabad al Señor,
todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Porque la lealtad del Señor
puede más que nosotros
y la fidelidad del Señor es perpetua.
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La partitura la puedes consultar aquí.
Para que te emociones, lo interpreta Lucia Popp junto con los Ambrosian Singers y la Orquesta Philharmonia dirigidos por Georg Fischer.