Saltando por Roma



¡Feliz martes! ¡Qué chulada sería ir saltando y brincando de alegría por Roma, ¿verdad? Con la música de hoy es posible que podamos recrear algo de esto. Ciertamente que está compuesta para algunos medios muy limitados (con las «modestas» posibilidades que ofrece el piano) pero a pesar de ello seguro que nos va a hacer pasar un rato increíble imaginándonos un paseo por la Ciudad Eterna. ¿Me acompañas para hacerlo? ¡Seguro que cuando más nos sumemos más disfrutamos!



La música de hoy es de Fanny Mendelssohn (1805-1847), maestra alemana nacida en Hamburgo. Su familia era de procedencia judía pero en 1816 fueron bautizados en el luteranismo. Ella y su hermano Felix estaban muy bien dotados para la música y todo el ambiente familiar contribuyó a ello. Parece ser que casi los dos tenían el mismo talento pero, machismo obliga, su padre le impidió dedicarse a la carrera musical como debiera y no fue hasta la muerte de este cuando su hermano se rindió a sus regalos musicales. Entre 1839 y 1940 visitó Italia junto con su marido y pudo comprobar cómo otros maestros admiraban su música. Sin embargo, le aparecieron problemas de salud que frenaron su éxito como compositora. Mientras escuchaba un ensayo de una obra de su hermano le vino un colapso y murió. Su música nunca tuvo, durante su vida, el reconocimiento que merecía y quedó mucha de ella sin publicar ni estrenar. Poco a poco, el pasado siglo XX fue poniendo las cosas en su sitio y vamos reconociendo a Fanny Mendelssohn como una compositora fuera de serie cuya música se de mucha calidad y altura.

La obra suya que vamos a escuchar hoy se titula Il saltarello romano, op. 6 n.º 4. La composición fue escriba en 1841 y lo está a partir de esbozos que resonaron en su mente tras la visita a Roma y su música popular. Evidentemente la palabra «saltarello» nos hace acordarnos inmediatamente el movimiento final de la cuarta sinfonía de su hermano Felix, compuesta años antes. Comienza con una breve introducción antes de la aparición del tema principal, con un motivo lleno de ritmo. La melodía es algo intrincada y es difícil imaginar a la compositora sin la obra de su hermano en mente. Lejos de que le saliera ningún tipo de obra que parezca obra, estamos en presencia de una originalísima y fresquísima obra, llena del multicolor de las calles de Roma.

La partitura de la composición puedes conseguirla aquí (página 13).

La interpretación es de Erakko Ippolitov al piano.

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