¡Feliz sábado! De nuevo recurro a la antífona mariana propia para este tiempo. El compositor es uno de los grandes del barroco, a pesar de que quizá hoy nos vendrían a la mente otros nombres (también muy importantes, claro está).

Es Johann Joseph Fux (1660-1741), compositor austríaco nacido en Hirtenfeld. Además de compositor fue un reputado teórico de la música. En 1680 estudió con los jesuitas en Graz y pronto se le dio una especial prioridad a la música en sus estudios. Dos años más tarde estaba matriculado en la universidad de Ingolstadt y sirvió como organista en San Moritz. Parece ser que pudo hacer un viaje a Italia, quizá patrocinado por uno de sus mecenas. Entró al servicio del conde de Kollonitsch y eso le permitió que el emperador Leopoldo escuchara alguna de sus misas, que fueron muy apreciadas. A partir de entonces, Fux gozó del favor real cada vez en mayor grado, pero nunca dejaba sus labores como organista y se sentó a los teclados de la Schottenkirche de Viena hasta 1702.

Vamos a escuchar hoy su Ave Regina Caelorum, K.205. Esta antífona está escrita para voz sola con acompañamiento del continuo. Casi parece una sonata de iglesia con la soprano cantando lo que parece un cantus firmus (que no es el original latino que conocemos). Eso es quizá lo más admirable de la pieza: que la melodía florida es cantada por los violines, mientras que el canto llano es llevado sobriamente por la soprano solista. Una verdadera joya, sencilla, pero muy adecuada para este tiempo cuaresmal.

La interpretación es de Accentus Austria.