Para una bella torre



¡Feliz lunes! De nuevo tenemos una semana por delante para disfrutarla y aprovecharla. Espero que hagas ambas cosas y que le saques todo el partido. Si me lo permite, en ese plan semanal que tengas, quisiera aportarte música que, en el caso de hoy, es especialmente bella, como el monumento al que está dedicada. Los buenos compositores se sienten inspirados por multitud de aspectos de la vida (ordinaria o extraordinaria) y nuestro maestro de hoy no iba a ser menos en esto.

Nuestro acompañante de hoy será Isaac Albéniz (1860-1909), maestro español nacido en la localidad gerundense de Camprodón. Puede afirmarse sin duda que Albéniz es el compositor español que mejor representa nuestra música para piano. Su estilo, inconfundible, mezcla de forma increíble los fuegos artificiales de Liszt con el espíritu español, a veces incluso el más castizo posible. A los siete años comenzó a estudiar piano en París y con ocho entró en el conservatorio de Madrid. Pronto empezó a dar conciertos y en 1872 lo hizo en Latinoamética. Aún estaba formándose y a su vuelva se matriculó en el conservatorio de Leipzig donde Reinecke le dio clases. Finalmente se estableció en Barcelona. Por influencia de Pedrell cambió su estilo de componer para introducir en él la música popular española y, no seguro en cómo debía hacerlo, se marchó a París a estudiar con Dukas y d'Indy. Su música fue ya tenida en una gran alta estima y no solo la de piano sino también la orquesta y la dramática ya que en la década de 1890 compuso varias composiciones para la escena.

Hoy te traigo su obra titulada Torre Bermeja. Se trata de una obra para piano que pertenece a su colección «Doce piezas características, op. 92». La obra se ha popularizado en su versión para guitarra. La colección fue compuesta entre 1888 y 1889 y en ellas apreciamos cómo Albéniz mimaba esa herencia española que tan bien plasmó en su obra. Esta en particular está escrita en forma de serenata dedicada a una bella torre, aunque hay duda sobre ello. Me explico. Así de forma evidente parece que se inspiró en la famosa Torre Bermeja de la Alhambra granadina pero también se piensa que se sintió fascinado por la llamada Torre Bermeja que está en la Playa de la Barrosa de la localidad gaditana de Chiclana de la Frontera. Si hay un mago que es capaz de encantarnos con su ambiente ese es Albéniz y aquí lo consigue de forma especial, dando sabor, olor y color a esta bella composición. La pieza está dedicada literalmente «a mi querida amiga señorita Isabel de Lisboa».

La partitura de toda la colección está disponible aquí (nuestra obra está en la página 107).

La interpretación es de Esteban Sánchez al piano.

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