La dormición de la Madre de Dios



Mi amigo y fiel seguidor Carlos Abril me anima a postear hoy algo. Como sabes, suelo hacerlo cada día pero la pereza veraniega me está haciendo interrumpir el ritmo de publicación. Espero volver a retomarlo con este post para una solemnidad tan importante como hoy, que por cierto, suele ser confundida por muchos. El lío entre "ascensión" y "asunción" es de lo más pintoresco.

Hoy, la Iglesia, celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, dogma de 1950 que dice que, tras su vida terrena, la Virgen fue subida (del latín "assumere") a los cielos en cuerpo y alma, tras dormirse. Para que lo distingas, Jesús subió él mismo al cielo (ascensión) y la Virgen fue subida (asunción).

La música la va a poner hoy John Tavener (1944-2013), maestro británico nacido en Londres. Su fama se hizo importante tras el estreno en 1968 de su oratorio "The Whale" por la London Sinfonietta. Poco a poco, la música de Tavener se hizo cada vez más espiritual, con lo que fue atrayendo a otro tipo de público. En 1977 el mismo Tavener se adhirió a la Iglesia Ortodoxa. Ese hecho no pasaría de ser un mero aspecto personal si no fuera porque sería también la fuente de inspiración de su música en las dos décadas que tenía por delante. Ávido en la búsqueda de inspiraciones, posteriormente la buscó en la filosofía universalista, lo que le llevó a entrar en contacto las otras religiones: budismo, hinduismo, cristianismo, judaísmo e islam, además de la espiritualidad de los indios americanos. Como puedes ver, Tavener bebía donde podía para recibir inspiración. Su música es adorada y vilipendiada casi a partes iguales, aunque el maestro siempre supo mantenerse en su idioma y supo conseguir un lenguaje altamente personal.

Del maestro Tavener te ofrezco hoy su Hymn for the Dormition of the Mother of God, es decir, "Himno para la dormición de la Madre de Dios". Fue compuesto en 1985 y usa textos de la liturgia de la dormición de la Virgen y narra cómo los discípulos deciden enterrar el cuerpo de la Virgen en Getsemaní y Cristo acoge su espíritu. La estructura es muy sencilla. El texto es repetido tres veces primero en una textura a tres voces con una bella polifonía, posteriormente es cantado en quinta junto con sus inversiones y la tercera está escrita en una bella escritura coral con acordes paralelos. Sin duda, estamos en presencia de una obra del más puro estilo de Tavener y que tiene esa simplicidad y ese encanto de las obras de este maestro británico.

La interpretación es del St. John's College Choir de Cambridge dirigido por Christopher Robinson.

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