... y otro violagambista que tocaba como un ángel



Si seguiste mi post de ayer sabrás que hablábamos de un violagambista barroco que se decía de él en su época que "tocaba como un ángel". Esto se hacía por comparación con el otro grande y contemporáneo que hoy te presento. Ambos eran dos fuera de serie en dichos instrumentos y, además de admiración mutua, eran habituales los celos y las envidias entre ambos maestros...

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Me estoy refiriendo (seguro que lo has adivinado) al gran Marin Marais (1656-1728), nacido en París. Recibió una excelente educación musical de manos de François Chaperon. Es posible que con él consiguiese adquirir una buena destreza tocando la viola de gamba, adquiriendo el grado de maestro tras estudiar con el famoso tañedor de bajo de viola señor de Sainte-Colombe. El maestro se vio inmediatamente soprepasado por el discípulo. En la ópera de París, dirigida por Lully, asistió a la primera interpretación de "Atys". Comenzó a escribir música para viola, pero también sobresalió en obras dramáticas. Su virtuosismo era tan extremo que se decía de él que tocaba como un ángel (recuerda que de Antoine Forqueray se decía que tocaba como un demonio).

Hoy de ofrezco, del tercer libro de piezas para viola, una contenida en la Suite número 1 en la menor. La piececita se llama Grand Ballet. La obra requiere un gran virtuosismo ya que, aunque no está compuesta para ser bailable (hay veces que los compositores barrocos componían de forma "abstracta" y no tanto obras para ser bailadas) se necesita una extraordinaria técnica para que la obra parezca un verdadero ballet.

Aquí tienes la pieza antes mencionada interpretada (con un indudable virtuosismo) por Jordi Savall (bajo de viola) y Hopkinson Smith (tiorba).

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