"Sin duda, continuará en la línea marcada por el papa Francisco. Pero también dejará su huella" César Piscoya: «León XIV no tuvo miedo de tocar la carne sufriente»

Prevost en C
Prevost en C

Quizás César Piscoya Chafloque lo intuía, sin duda lo esperaba. Tanto es así que, en las últimas semanas, en los tres mensajes de Whatsapp que intercambió con el cardenal Francis Robert Prevost, ahora papa León XIV, tras la muerte del papa Francisco y antes del inicio del cónclave, siempre escribió: «Ahora debo rezar aún más por ti»

«Este es un gran día para nosotros, para el pueblo peruano, para todo el mundo. Una gran gracia, estoy realmente convencido de que el Espíritu Santo se ha hecho presente»

Otra prioridad pastoral fue la atención a los pobres, en coherencia con la experiencia misionera del obispo, en un país, el Perú, caracterizado por desequilibrios estructurales

"Siempre estaba presente en las periferias, entre el sufrimiento de la gente"

(Sir).- Quizás César Piscoya Chafloque lo intuía, sin duda lo esperaba. Tanto es así que, en las últimas semanas, en los tres mensajes de Whatsapp que intercambió con el cardenal Francis Robert Prevost, ahora papa León XIV, tras la muerte del papa Francisco y antes del inicio del cónclave, siempre escribió: «Ahora tengo que rezar aún más por ti».

La respuesta de agradecimiento no se hizo esperar. Desde Chiclayo nos responde uno de los laicos que más cerca ha estado del nuevo Papa. Un vínculo prolongado, una amistad profunda, una intensa colaboración eclesial, sobre todo en los últimos años, cuando el obispo Prevost, en Chiclayo, pidió a Piscoya que animara la pastoral diocesana, en nombre de una verdadera valorización del laicado. «Este es un gran día para nosotros, para el pueblo peruano, para todo el mundo. Una gran gracia, estoy realmente convencido de que el Espíritu Santo se ha hecho presente», dice al SIR.

Especial Papa León XIV
https://www.religiondigital.org/boletin/ APÚNTATE AL BOLETÍN INFORMATIVO

Con el equipo pastoral de Chiclayo
Con el equipo pastoral de Chiclayo

La llamada del obispo Robert

César Piscoya conoció al padre Robert Prevost en la época en que el religioso agustino era misionero: «Lo conocí en 1996, en Trujillo, donde prestaba servicio en aquel momento. Nos hicimos amigos». El vínculo se mantuvo, pero, en los años siguientes, el contacto se hizo menos intenso. El padre Prevost se marchó de Perú y César se trasladó a Bolivia para vivir una nueva experiencia.

Y fue precisamente en el país andino donde, en 2016, recibió la llamada de quien había sido nombrado, un año antes, obispo de Chiclayo: «Quería que me ocupara de animar y coordinar la pastoral de la diócesis, me pidió, en definitiva, que le acompañara en su ministerio pastoral. Para mí fue una sorpresa, tenía que hablarlo con mi esposa, era un nuevo cambio de vida. «Dame tiempo», le pedí. Por su parte, hubo la máxima comprensión y paciencia. «Tómate el tiempo que necesites», me dijo. Y en febrero de 2017 estaba con él, en Chiclayo. «El Señor te ha llamado», fueron sus palabras cuando llegué. Son la confirmación de su actitud espiritual, con la que, sin duda, acogió su elección como Papa».

La valorización de los laicos

César recuerda con alegría los años que pasó en la pastoral de Chiclayo, codo con codo con el obispo: «Con el obispo Robert trabajamos mucho por la comunión y la unidad, recorrimos la diócesis, visitamos las parroquias, fue un gran esfuerzo vivir juntos, precisamente, en comunión, la acción de la Iglesia». Con una atención especial a los laicos, a su valorización, pero también a su formación, seria y cualificada: «Debo decir que no era fácil dar toda esta responsabilidad a un laico como yo. En la Iglesia de Chiclayo, en algunos aspectos, aún prevalecía una pastoral conservadora, muy basada en las celebraciones y los sacramentos. Hoy lo digo, no fue fácil. Pero monseñor Prevost siempre estuvo muy cerca de mí y nunca dejó de confiar en mí ni por un momento».

En Chiclayo
En Chiclayo

Atento a los pobres y al sufrimiento personal

Otra prioridad pastoral fue la atención a los pobres, en coherencia con la experiencia misionera del obispo, en un país, el Perú, caracterizado por desequilibrios estructurales: «Siempre estaba presente en las periferias, entre el sufrimiento de la gente. Una cercanía que se extendía también al dolor espiritual. Lo experimenté personalmente cuando falleció mi esposa. Estuvo cerca de mí continuamente, me acompañó, estuvo presente. No tuvo miedo, ni conmigo ni con los demás, de «tocar la carne que sufre», siempre fue una persona atenta y solícita».

Atento a los pobres y a los que sufren, también lo fue durante el dramático momento de la Covid-19, cuando Chiclayo era la segunda ciudad del Perú (uno de los países más afectados por la pandemia) en número de contagios. En aquella ocasión, el SIR le entrevistó. «Ha habido casos de pacientes llevados al hospital de urgencia que han muerto en el taxi mientras esperaban ser admitidos. Y hay falta de personal sanitario en los centros médicos», denunciaba. Y, en ese momento, la diócesis, junto con Cáritas, estuvo en primera línea.

Continuidad, pero dejará su huella

La palabra vuelve a César Piscoya, que intenta imaginar los próximos pasos del papa León XIV, con la esperanza de poder conocerlo pronto: «Sin duda, continuará en la línea marcada por el papa Francisco. Pero también dejará su huella, profundizará y añadirá nuevas piezas a la doctrina social de la Iglesia, como se puede intuir por el hecho de que haya elegido el mismo nombre, León, que el papa de la Rerum Novarum».

Prevost, corazón de León
Prevost, corazón de León

Etiquetas

Volver arriba