Con 100 años cumplidos, sigue siendo párroco de Cristo Rey en Beaumont Padre Luis Urriza, setenta años al servicio de los hispanos en USA

Padre Luis Urriza
Padre Luis Urriza

Con 100 años cumplidos, sigue en activo, muy activo, como párroco a tiempo completo de la parroquia nacional hispana Cristo Rey, que él fundó en 1951 en Beaumont, Texas

La celebración de los cien años de Luis Urriza se ha convertido para la población hispana de Beaumont en una efeméride que les recuerda los logros conseguidos y debidos en gran parte al ‘padrecito’

En 1982 el para Benedicto XVI honró al padre Luis con la medalla Pro Ecclesia et Pontifice por su labor con los hispanos en USA

El día 19 de agosto, a las 13:00 horas, todo el clero de la diócesis, presidido por el obispo actual y el anterior, concelebró con Luis una misa en su honor en la catedral de Saint Anthony de Beaumont durante la cual el obispo leyó una emotiva carta del papa Francisco al centenario agustino, que ya había también recibido una felicitación del rey Felipe VI

En la misma catedral y antes de comenzar la eucaristía, la alcaldesa de Beaumont, de raza negra (¡quien lo hubiera pensado en 1951!), felicitó al padre Luis en nombre de la ciudad y proclamó oficialmente el 19 de agosto de 2021 como Día del padre Luis Urriza

Cumplidos los 100 años el pasado 19 de agosto, el agustino navarro Luis Urrriza Tres es posiblemente un caso único en todo el orbe católico: sigue en activo, muy activo, como párroco a tiempo completo de la parroquia nacional hispana Cristo Rey, que él fundó en 1951 en Beaumont, Texas. (Una parroquia nacional no tiene un territorio definido; sus parroquianos son los que pertenecen al grupo étnico y cultural para el que es establecida). Por si esto no fuera bastante, tras haber recibido las dos dosis de vacuna, tuvo que ser internado unos días por el Covid-19, al que venció sin problema mayor. ¡Sus raíces navarras, según él!

Nacido en Lerín, en la ribera navarra, el 19 de agosto de 1921, fue el mayor de tres hermanos en el hogar de Faustino Urriza y Rita Tres. A los doce años ingresó en el seminario que los agustinos tenían en la localidad riojana de Calahorra, cercana a su pueblo natal. Con excepción de dos años en El Escorial, allí recibió el joven Luis toda su formación humanística y religiosa, siendo ordenado sacerdote el 22 de junio de 1944 a los 22 años.

Luis Urriza

Tras tres años en España dedicado a tareas docentes y dos de capellán militar en Astorga, en 1949 fue destinado a la parroquia que los agustinos regentaban en la ciudad texana de Port Arthur que, con las cercanas de Beaumont y Lake Charles, componen lo conocido como el Triángulo de Oro del sur de Usamérica.

El 1950, el obispo de la diócesis de Galvestón a la que pertenecía entonces Beaumont, sugirió al padre Luis que se hiciera cargo de la numerosa colonia hispana, mayoritariamente mexicana, de la ciudad, ya que los únicos servicios religiosos en español que se ofrecían eran los de una iglesia evangélica. Con una población de unos 120.000 habitantes, la colonia hispana de Beaumont era de unas quince mil personas. Luis pasó la propuesta a la Orden Agustiniana, que la aceptó y le nombró párroco de la aún inexistente parroquia nacional de Cristo Rey.

Y así comienza su odisea: sin residencia, sin iglesia, sin terreno donde construirla… La primera misa la dijo en casa de una familia católica. Poco después, el párroco de la parroquia italiana de san José puso a su disposición un viejo barracón de madera que fue el germen de lo que con el tiempo sería una floreciente parroquia y allí comenzaron a celebrarse servicios religiosos regulares. Luis recuerda que la primera colecta recogida en la nueva ‘iglesia’ fue de $16.00.

En 1951 los mexicanos del sureste de Texas aún vivían la realidad de la segregación racial. Eran normales los letreros en hoteles, restaurantes, bares y otros establecimientos advirtiendo que “no se admite ni a negros ni a mexicanos”. El primer trabajo de Luis fue ir reuniendo a su numeroso rebaño, yendo de casa en casa y a pie para anunciar que se había creado una parroquia para ellos. La parroquia de santa Ana, la más importante de la ciudad, ayudó mucho a Luis en esta primera etapa, ofreciéndole manutención y alojamiento, además de un gran los apoyo moral.

Urriza

En el barracón que servía de iglesia y de salón parroquial, comenzaron a organizarse diferentes actividades para recaudar fondos. De los primeros $400 conseguidos, Luis dedicó $250 a la adquisición de un viejo coche Chevrolet con lo que pudo cubrir un territorio mucho mayor, dado que Beaumont es una ciudad de casas individuales, lo que la hace enorme en extensión.

Ese mismo año, la diócesis prestó a Luis $16.000 (que se arregló para no devolverlos nunca) para comprar un terreno en el que poder comenzar a construir. Como es costumbre en las diócesis usamericanas, el obispo dijo al padre Luis: “Padre, ahí tiene el terreno, el resto es responsabilidad suya y de la comunidad parroquial”.

Era imprescindible un edificio que sirviera de templo, de sede de catecismo y de salón parroquial. Luis consiguió en 1953 que el ayuntamiento le regalara dos grandes barracones de madera de dos pisos amueblados que habían servido de cuartel militar. Fueron trasladados al terreno comprado y, una vez se vendió todo el mobiliario, los feligreses los desmontaron y con la madera resultante se construyó un gran salón parroquial, que serviría de iglesia, de clases de catecismo y de sitio donde organizar todo tipo de actividades encaminadas a recaudar fondos.

Monseñor Guillory, obispo emérito de Beaumont
Monseñor Guillory, obispo emérito de Beaumont

Una de las actividades más lucrativas fue el bingo. Aunque todo tipo de juego estaba prohibido en Texas, la ley hacía la vista gorda cuando se trataba del bingo en las parroquias católicas, ya que se jugaba muy poco dinero y, en cambio, la posibilidad de vida social que ofrecía compensaba las ‘ilegalidades’. Dado que las iglesias protestaban, muy abundantes en la zona, condenaban cualquier tipo de juego en general, muchos de sus feligreses eran asiduos a los bingos católicos, lo que favoreció mucho a la nueva parroquia mexicana.

El 2 de agosto de 1953 se inició la construcción de la iglesia, de madera, lo que permitía una construcción muy rápida. La primera misa se celebró el día de Navidad del mismo año. Aunque dirigida y supervisada por un arquitecto y otros profesionales, una gran parte del trabajo fue hecho por hombres de la parroquia. En el mismo año el padre Luis compró un viejo edificio que había sido la primera escuela de la ciudad y, tras trasladarla el terreno parroquial y acondicionarlo, se convirtió en la primera rectoral y despacho parroquial.

En 1961 se construyo la nueva y flamante rectoral que además de servir de residencia para los sacerdotes, incluía los despachos parroquiales. De amueblarla por completo se hizo cargo una rica familia católica admiradora de Luis. Como en el caso del salón parroquial, una gran parte del trabajo recayó sobre voluntarios de la parroquia, mientras que el equipo de arquitectos hizo todo su trabajo gratuitamente.

Luis Urriza
Luis Urriza

En 1963, un barco noruego que se dirigía al puerto de Beaumont, recogió en alta mar a un grupo de 61 cubanos que, en una barcaza, escapaban del recientemente establecido gobierno de Fidel Castro. La parroquia de Cristo Rey los acogió por varios meses, alojando en el salón parroquial a la mayoría, mientras tres familias con niños ocupaban la mayor parte de la rectoral. De Cristo Rey fueron saliendo poco a poco los cubanos, según iban encontrado trabajo y casa en la ciudad y cercanías

En 1964 Luis fue nombrado párroco de la parroquia de Saint Michael en la ciudad de San Antonio. Fundada en 1866 para atender a católicos polacos, al llegar Luis a ella era ya en la práctica una parroquia hispana con una pequeña escuela parroquial que, por no poder atenderla las religiosas que lo habían hecho desde su fundación, cerró sus aulas en 1966. Casi al mismo tiempo, la ciudad expropió todos los terrenos parroquiales para ser derruidos, ya que ocupaban parte del terreno designado para construir en él la HemisFeria 1968. Con parte del dinero recibido por la diócesis, Luis se vio precisado a buscar el sitio apropiado para la construcción de la nueva planta parroquial de Saint Michael, que fue inaugurada el 4 de diciembre de 1966.

En 1973 Luis participó en el retiro fundacional diocesano del Movimiento por un Mundo Mejor, fundado por el jesuita Ricardo Lombardi en Italia y extendido por todo el mundo católico. Luis se convirtió en un gran propagador entre los hispanos de San Antonio, por lo que recibió la invitación de la directiva nacional del Movimiento a hacer lo mismo en otras partes del país. Por ello, dejó la nueva parroquia de Saint Michael para trasladarse a Washington y allí someterse a una preparación profunda y, tras ella, comenzar a promover el Movimiento entre los hispanos de Nueva York.

Celebración con el obisp y el padre Urriza
Celebración con el obisp y el padre Urriza

En 1977 los superiores pidieron a Luis que dejara la promoción del Movimiento y volviera a su querida parroquia de Cristo Rey en Beaumont que ya no pertenecía a la diócesis de Galvestón, sino a la nueva de Beaumont, erigida en 1966.

El 1980, dado que el número de niños que asistían al catecismo era muy elevado, Luis construyó un Centro Catequético para esa finalidad. Diez clases perfectamente equipadas y hasta con circuito cerrado de televisión, biblioteca, almacén, baños, sala para profesores y un salón para poder reunir grupos más grandes, fueron el resultado de esta nueva construcción parroquial.

En 1982 el para Benedicto XVI honró al padre Luis con la medalla Pro Ecclesia et Pontifice por su labor con los hispanos en USA.

En 2006 amplió la iglesia, que se había quedado pequeña para las misas dominicales. Aun así, tuvo que instalar grandes pantallas en el exterior para que, quienes no podían entrar en ella por falta de sitio, pudiera seguir lo servicios desde fuera.

Urriza

Y allí, en el 2021 y a sus 100 años, sigue el padre Luis Urriza como párroco a tiempo completo de una parroquia con más de 1000 familias; con más de 600 niños que, en tres turnos, reciben instrucción religiosa en el Centro Catequético; con un salón parroquial con capacidad para 600 personas sentadas en el que se desarrollan muchas actividades sociales, especialmente comidas de fraternidad preparadas por parroquianos voluntarios en la magnífica cocina de que dispone el salón; con un aparcamiento en terreno parroquial con capacidad para 300 coches; con una rectoral con tres mini-apartamentos para otros tantos sacerdotes (hasta ahora él es el único) además del despacho parroquial.

En 2020 se administraron 187 bautismos, recibieron la primera comunión 104 niños, se celebraron 11 bodas y se confirmaron 87 niños y adultos. En lo que va de 2021 el padre Luis ha administrado más de 120 bautismos.

Debe mencionarse que en lo que a bautismos, primeras comuniones, confirmaciones y bodas se refiere, la parroquia de Cristo Rey tiene el record de toda la diócesis de Beaumont. La colecta media semanal es solamente $1.800, dado que la feligresía sigue siendo en general de bajos recursos económicos, pero las diferentes actividades sociales que se llevan a cabo en las instalaciones parroquiales producen lo suficiente para cubrir los gastos y hasta para seguir ampliando porque, aunque parezca increíble, Luis Urriza, a sus 100 años, sigue comprando todo terreno inmediato a la parroquia que sale en venta para ampliar las instalaciones de Cristo Rey, sobre todo el aparcamiento.

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Si todo lo anterior resulta asombroso, no se puede olvidar su labor social para conseguir la integración total de sus feligreses en la sociedad en que se mueven. Las primeras familias llegadas de México, sin historial escolar en su mayor parte, no daban gran importancia a la educación formal de sus hijos. Luis Urriza se encargó de adoctrinarlos al respecto. De segregados en 1950, hoy la ciudad de Beaumont cuenta entre sus médicos, abogados, políticos locales, etc., con ciudadanos orgullosos de sus apellidos hispanos y de saberse poseedores de dos culturas, la anglo y la hispana.

Quizás por ello, la celebración de los cien años de Luis Urriza se ha convertido para la población hispana de Beaumont en una efeméride que les recuerda los logros conseguidos y debidos en gran parte al ‘padrecito’. El día 19 de agosto, a las 13:00 horas, todo el clero de la diócesis, presidido por el obispo actual y el anterior, concelebró con Luis una misa en su honor en la catedral de Saint Anthony de Beaumont durante la cual el obispo leyó una emotiva carta del papa Francisco al centenario agustino, que ya había también recibido una felicitación del rey Felipe VI.

En la misma catedral y antes de comenzar la eucaristía, la alcaldesa de Beaumont, de raza negra (¡quien lo hubiera pensado en 1951!), felicitó al padre Luis en nombre de la ciudad y proclamó oficialmente el 19 de agosto de 2021 como Día del padre Luis Urriza. A las 18;00, en su parroquia de Cristo Rey y acompañado por el obispo diocesano y algunos sacerdotes, el padre Luis celebró una multitudinaria misa para sus parroquianos y amigos. Ad multos annos, padrecito!

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