Diégesis de las aventuras de don Quijote


El aniversario del fallecimiento de Cervantes, que conmemoramos durante este año, me parece la ocasión más adecuada para recordar el mensaje humanista supremo que ha intentado comunicarnos con la más ejemplar de sus novelas, que es El Quijote.

Imagen: Ver al final de este artículo el texto de El Quijote que inspiró a Gustave Doré la imagen con que ilustra la muerte de don Quijote.

Diégesis

Del gr. διήγησις diḗgēsis. En griego: 'exposición detallada', 'descripción', 'relato', 'narración'
1. f. En una obra literaria o cinematográfica, desarrollo narrativo de los hechos. DRAE, 2014.

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La conversión y muerte de Don Quijote, clave del arco diegético de su vida, no es como algunos críticos lo creen una peripecia consabida, mediante la cual el autor termina su novela empleando una receta narrativa fácil. Los menos dotados para ver en el corazón del ser humano, al afrontar las grandes verdades de la vida, la han tratado torpemente de argucia diegética cervantina. Nos encontramos ante una formidable alegoría, aplicable a toda persona que haya vivido intensamente una vocación, como lo es por antonomasia la religiosa.

Cabe decir que entre las aventuras de don Quijote, su muerte es la más verdadera, la auténticamente suya.

En el Quijote encontramos tres tipos de aventuras: las provocadas por don Quijote, las provocadas por sus paisanos y las provocadas por los extranjeros.

La exaltada imaginación de don Quijote tiene la virtud incoercible de crear aventuras donde no las hay, por ser víctima de su deseo exacerbado de protagonismo aventurero. Su historia es la de un hidalgo manchego pobre, llamado Alonso Quijano, que se transforma en el caballero don Quijote de la Mancha, al ser un lector que se ha tomado al pie de la letra sus lecturas de los libros de caballerías.

Mientras que sus paisanos inventan artificios para hacerle volver a su aldea, donde piensan que se ha de curar de su locura (invención), los extranjeros lo engañan, para hacerle permanecer fuera, lo más lejos posible de su aldea, donde piensan que ha de continuar haciendo locuras que les diviertan (burla).

Sus paisanos no lo engañan, porque incluso cuando aparecen como antagonistas de don Quijote, por serlo de su locura, no lo son de Alonso Quijano el Bueno. Los extranjeros sí lo engañan, porque apareciendo como aliados de don Quijote, son antagonistas de Alonso Quijano el Bueno, cuya existencia como hombre de bien ignoran. Sus paisanos quieren que se cure de su locura, porque lo estiman como persona buena, ya que «fué siempre de apacible condición y de agradable trato, y por esto no sólo era bien querido de los de su casa, sino de todos cuantos le conocían», II.74.17, mientras que los extranjeros quieren que siga loco para poder divertirse burlándose de él.

La genialidad de la novela consiste en mostrar que el propio protagonista puede escapar a los antagonismos de que es objeto, superando su locura aventurera mediante la conversión. Ésta le permite volver a su lugar y a su sentido común, devolviéndole el protagonismo de su propia vida, protagonismo que le hace capaz de dar sentido a la aventura suprema de su propia muerte. Del protagonismo efímero del heroe temido por loco, vuelve al protagonismo eterno del hombre querido por bueno.

No se trata, como algunos críticos lo creen, de una peripecia consabida, mediante la cual el autor termina su novela empleando una receta narrativa fácil. Nos encontramos ante una formidable alegoría aplicable a toda persona que haya vivido intensamente una vocación, como lo es por antonomasia la religiosa.

Don Quijote, cuya libertad se resiente hasta lo indecible en el castillo de los duques, sufre en su vocación una crisis semejante a la que sufre el religioso que se da cuenta de que su vida, puesta en manos de sus superiores, no está siendo sacrificada a la transcendencia, sino a la más vulgar inmanencia del caciquismo, del nepotismo o del clericalismo materialista, con sus apetitos insaciables de poder, de comodidad y de lucro, más bien que al servicio del reino de Dios sobre la tierra. Así que resuelve volver ya sin rodeos a su aldea, no sólo porque lo ha prometido al Caballero de los Espejos, sino para pensarse bien lo de la Caballería Andante, para pensárselo como Alonso Quijano el Bueno que es, que ha sido y que será siempre a los ojos de sus vecinos, un Alonso Quijano el Bueno que en ningún momento se ha retirado del fondo ético de la conciencia de Don Quijote de la Mancha, como el sujeto agente más profundo de la bondad de sus caballerías, de lo que desde entonces se ha dado en llamar el idealismo quijotesco.

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Sinopsis de las aventuras de don Quijote

En esta sinopsis presentamos todas las aventuras siguiendo el orden de su aparición en la novela. Para poner de relieve las provocadas por los paisanos de don Quijote, las señalamos cada vez con el título Acción de los paisanos de Don Quijote. En la referencias a nuestra edición, El Quijote para citarlo, 2005, indicamos tres datos numéricos: el libro, el capítulo y el primer párrafo de cada aventura. Cuando ésta es relativamente corta, añadimos el dato numérico de su último párrafo.

Las aventuras

1. Aventuras provocadas por Don Quijote

1.1. Primera salida:

Aventura de los arrieros, I.3.9.
Aventura del muchacho Andrés, I.4.2.
Aventura de los mercaderes de Toledo, I.4.33.

1.2. Segunda salida

Aventura de los molinos de viento, I.8.1.
Aventura de los frailes de San Benito y del Vizcaíno, I.9.27.
Aventura de los yangüeses, I.15.1.
Aventura nocturna con Maritornes, I.16.17

Burla del manteamiento de Sancho, I.17.48.

Aventura de los rebaños, I.18.9.
Aventura de los encamisados o del cuerpo muerto, I.19.6.
Aventura de los batanes, I.20.1.
Aventura del yelmo de Mambrino, I.21.1.
Aventura de los Galeotes, I.22.1.
Aventura del loco de Sierra Morena, I.22.39-I.23.21.
{Epílogo de la Aventura del muchacho Andrés: “el fin del negocio sucedió muy al revés”, I.31.35-55.}

Acción de los paisanos de Don Quijote I: Aventura de la princesa Micomicona, I.29.10-I.47.26.

Aventura de los cueros de vino, I.35.4.

Burla de la mano atada de don Quijote por Maritornes, I.43.26-I.44.3.

Aventura de los cuadrilleros, I.45.33

Acción de los paisanos de Don Quijote II: Don Quijote encantado es enjaulado y llevado a su aldea, I.46.30-I.52.

Aventura de los disciplinantes, I.52.9.

1.3. Tercera salida:

Aventura de las tres aldeanas del Toboso, II.10.12-50.
Aventura de la carreta de la Muerte, II.11.9.

Acción de los paisanos de Don Quijote III: Aventura del Caballero del Bosque o de los espejos, II.12.18-II.15 .10.

Burla de los requesones, II.17.1.

Aventura de los leones, II.17.13.
Aventura de la Cueva de Montesinos, II.22.14.

Historia del pueblo del rebuzno, II.25.1.


2. Aventuras provocadas por los extranjeros, para divertirse burlándose de Don Quijote y/o de Sancho, entre los cuales destacan como burladores por antonomasia los duques aragoneses, con la indisociable colaboración de sus servidores = Burlas organizadas por los duques = OPD.

Burla del mono adivino: II.25.6.
Burla del titerero o del Retablo de Maese Pedro, II.26.45.
Burla del rebuzno, II.28.6.

Aventura del barco encantado, II.29.1.

Burla de la caza de montería, OPD, II.34.2-3
Burla del desencanto de Dulcinea, OPD, II.35.5-29.
Burla de la Dueña dolorida, o Trifaldi, OPD, II.36.1-II.41.76.
Burla de Clavileño, OPD, II.41.1.
Burla del gobierno de Sancho Panza, OPD, II.44.1-11.
Cómo Sancho Panza fue llevado al gobierno, OPD, II.44.1-11

Burla amorosa de Altidisidora, destinada a don Quijote, OPD, II.44.25-50

De cómo el gran Sancho Panza tomó la posesión de su ínsula y del modo que comenzó a gobernar, OPD, II.45.1-51

Burla del gateado de la enamorada Altisidora contra don Quijote, OPD, II.46.25

Donde se prosigue cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno, OPD, II.47.1-55.

Burla nocturna de doña Rodríguez con don Quijote, OPD, II.48.1-30.

De lo que le sucedió a Sancho Panza rondando su ínsula, OPD, II.49.1-76.

Burla vengativa de la Duquesa y Altisidora contra doña Rodríguez y don Quijote, OPD, II.50.1-3.

Burla de la duquesa enviando un mensajero con una carta a Teresa Panza, OPD, II.50.3-72

Del progreso del gobierno de Sancho Panza con cartas entre él y don Quijote, OPD, II.51.1-43.

Burla de la segunda dueña Dolorida, doña Rodríguez, seguida de la llegada y lectura de cartas de Teresa Panza a la Duquesa y a su marido Sancho Panza, OPD, II.52.2-54.

Del fatigado fin y remate que tuvo el gobierno de Sancho Panza, OPD, I.53.1-32

Volviendo de la ínsula Barataria en busca de don Quijote, Sancho se encuentra en el camino con seis peregrinos con sus bordones, entre los cuales reconoce a su compatriota el morisco Ricote, II.54.4-42

Caída de Sancho y el rucio en una honda y oscurísima sima, II.55.1-8
II.55.10-23.

Mientras don Quijote ensaya fuera del castillo ducal, para su batalla con Tosilos, debe retener a Rocinante, para impedirle caer en una cueva, de la cual oye salir grandes voces. Tras reconocer la voz de Sancho y el rebuzno de su rucio, Don Quijote le promete traer del castillo a quien les saque de aquella sima, II.55.10-22.

Batalla entre don Quijote y el lacayo Tosilos, en defensa de la hija de la dueña doña Rodríguez, OPD, II.56.1-32.

Don Quijote se despide del duque, II.57.1-3.

Burla poética y pública de la discreta y desenvuelta Altisidora, al ver partir a don Quijote, pretendiendo que le ha robado sus ligas, OPD, II.57.3-29

Aventura alegórica de los caballeros aventureros cristianos: II.58.4
Aventura de la Arcadia fingida, II.58.30.
Aventura de los toros o de los lanceros vaqueros, II.58.51
El extraordinario suceso, que se puede tener por aventura, del descubrimiento por don Quijote de la segunda parte de su historia, II.59.25-62

Aventura de los bandoleros ahorcados, II.60.15.
Aventura de los bandoleros de Roque Guinart, II.60.18.
Sorpresas y aventuras en la entrada de Barcelona con los amigos de Roque Guinart, II.61.1-13

Burla de la cabeza encantada, organizada por don Antonio Moreno, amigo de Roque Guinart, II.62.9.

Aventura de la hermosa morisca, que resulta ser la hija del morisco Ricote, II.63.11.

Acción de los paisanos de Don Quijote IV: Aventura del Caballero de la Blanca Luna, que saliendo vencedor de su batalla con don Quijote le exige que «se retire a su lugar un año, o hasta el tiempo que por mí le fuere mandado, como concertamos antes de entrar en esta batalla », II.64.8-19.

La cerdosa aventura, II.68.8.
Vuelta, bajo amenazas de muerte, al castillo ducal, OPD, II.68.20-30.
Burla de la resurrección de Altisidora, OPD, II.69.1.
Burla de Altisidora, en el aposento de don Quijote, « coronada con la misma guirnalda que en el túmulo tenía », OPD, II.70.13.

Burla de los azotes de Sancho, II.71.2-33

"El Quijote" verdadero: Encuentro con don Álvaro Tarfe, personaje de la segunda parte de la Historia de don Quijote de la Mancha, de un tal Avellaneda, con juramento ante escribano de que no conocía ni a don Quijote ni a Sancho:

"ante el cual alcalde pidió don Quijote, por una petición, de que a su derecho convenía de que don Álvaro Tarfe, aquel caballero que allí estaba presente, declarase ante su merced cómo no conocía a don Quijote de la Mancha, que asimismo estaba allí presente, y que no era aquél que andaba impreso en una historia intitulada: Segunda parte de don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal de Avellaneda, natural de Tordesillas. Finalmente, el alcalde proveyó jurídicamente; la declaración se hizo con todas las fuerzas que en tales casos debían hacerse; con lo que quedaron don Quijote y Sancho muy alegres, como si les importara mucho semejante declaración y no mostrara claro la diferencia de los dos don Quijotes y la de los dos Sanchos sus obras y sus palabras.", II.72.27.

Los agüeros que tuvo don Quijote al entrar en su aldea, su voluntad de respetar el compromiso contraído al ser vencido, su intención de hacerse pastor y su deseo de dormir: "Llevadme al lecho, que me parece que no estoy muy bueno", II.73.1-34.

Aventura de su propia muerte: Don Quijote de la Mancha, "Sintiéndose a punto de morir, declara a su sobrina: “Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala, que dejase renombre de loco; que puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad en mi muerte”. A renglón seguido le pide: "Llámame, amiga, a mis buenos amigos el cura, al bachiller Sansón Carrasco y a maese Nicolás el barbero, que quiero confesarme y hacer mi testamento.", II.74.7

® Viajes de don Quijote

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Texto de El Quijote que inspiró a Gustave Doré (dibujo) y a Salvador Tusell (pintura) esta imagen:

Capítulo Setenta y cuatro y último. De cómo don Quijote cayo malo, y del testamento que hizo, y su muerte.

Testamento y muerte de don Quijote.

25. Cerró con esto el testamento, y tomándole un desmayo, se tendió de largo a largo en la cama. Alborotáronse todos, y acudieron a su remedio, y en tres días que vivió después deste donde hizo el testamento, se desmayaba muy a menudo. Andaba la casa alborotada; pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama, y se regocijaba Sancho Panza; que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto.

26. En fin, llegó el último de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió.

El Q. II.74.25-26.

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Fuentes:

1) Salvador García Bardón, Taller cervantino del 'Quijote', Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005.

2) Salvador García Bardón, El Quijote para citarlo, Skynet, Bruselas, 2005.

3) Salvador García Bardón, El Quijote de G.Doré íntegro - a set on Flickr

4) Salvador García Bardón, El Quijote de G.Doré íntegro-Slideshow

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