Realidades y esperanzas en Nanomedicina

Coincidiendo con el Nanomeet que se celebrará en El Fuerte de Marbella el 15 y el 16 de junio, acaba de aparecer en la revista Louvain (*) un número monográfico consagrado “Al descubrimiento del nanomundo”.

En este número aparece la opinión sobre la Nanomedicina de dos nanotecnólogos lovanienses, los profesores de física Jean PAULISSI y Alain JONAS. Según ellos, podemos hablar ya, sin exagerar, de la existencia en medicina de promesas concretas y descubrimientos decisivos, gracias a las nanotecnologías.

Si el desarrollo de las nanotecnologías interesa en primer lugar a la microelectrónica, en su búsqueda incesante de miniaturización, hay otro ámbito en el cual las nanotecnologías están permitiendo una revolución, si no más notoria, por lo menos tan importante como la de la microelectrónica: se trata de la revolución de la medicina.

Cualquiera que sean los progresos de la medicina, los investigadores y los médicos chocan siempre con los mismos obstáculos: enfermedades diagnosticadas demasiado tarde, medicamentos no bastante eficaces, o eficaces pero tóxicos, y una incapacidad para lograr la regeneración del órgano o del tejido perjudicado por la herida o la enfermedad.

Sobre estos tres puntos, el enfoque “nano” promete descubrimientos decisivos. En efecto, la evolución de las nanociencias deja entrever la posibilidad de diagnosticar y sanar, actuando directamente sobre los elementos fundamentales del ser vivo (las biomoléculas), por medio de herramientas de la talla adecuada (nanométrica).

Es en el sector del diagnóstico donde las aplicaciones industriales se anuncian actualmente como las más cercanas. El prototipo del biocaptador es el biochip de ADN. Hoy de un uso común en su versión microscópica, el biochip se miniaturiza sin cesar, mientras que se desarrollan réplicas basadas en otras entidades biológicas elementales, como son las proteínas, los azúcares o las células. De manera más futurista, se piensa ahora en el desarrollo de verdaderos laboratorios sobre biochips, es decir, sistemas que integrarán en un dispositivo único las operaciones sucesivas de un protocolo complejo de análisis. Estos laboratorios sobre biochip permitirán pruebas rápidas cerca del lugar de cuidado del paciente, como es en el gabinete del médico, en la sala de urgencias o a la cabecera del enfermo.

Estos últimos años se han registrado también algunas proyecciones reales en el ámbito del diagnóstico “in vivo”. Que se trate de obtener por escáner imágenes magnéticas o tomografías, todas las técnicas de imágenes del cuerpo humano requieren la inyección de trazalíneas o agentes que contrasten. Los agentes clásicos que contrastan permiten imaginar bien la anatomía, pero son poco potentes para la evaluación de procesos fisiológicos o moleculares. De ahí el interés de las nanotecnologías, que permiten armar una nanopartícula identificable por el dispositivo de imágenes y un ligando biológico capaz de reconocer específicamente un tipo de célula. Gracias a su pequeño tamaño, tales “perseguidores” penetran mejor los tejidos y aumentan de manera considerable la resolución de las imágenes.

La concepción de sistemas de liberación controlada y orientación específica de medicamentos es otro de los ámbitos de aplicación. La idea es encerrar el principio activo del medicamento en nanopartículas y asociar a estas últimas una molécula que va a desempeñar el papel de cabeza buscadora que transporta las nanopartículas hasta las células elegidas como objetivo (células cancerosas, etc). El efecto terapeútico es obtenido a continuación, por aplicación de una señal externa que va a permitir la liberación controlada del principio activo.

Si algunos de estos conceptos forman todavía parte de nuestros sueños, los elementos concretos de lo posible están ya presentes, de manera que se pueda razonablemente esperar concretarlos.

A largo plazo, lo que se perfila es una modificación fundamental de nuestra relación con la materia, relación que borra las fronteras entre disciplinas y rellena poco a poco la zanja que separa la materia inerte y la materia viva.

¿Piensa el lector en Frankenstein? ¿No sería ésta más bien una pequeña etapa sobre el camino entrevisto por Teilhard de Chardin?

(*) Louvain 163, A la découverte du nanomonde, UCL, Alumni et amis, mai 2006.
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