Pablo Iglesias, ha conseguido personificar en Martín Villa a la generación de la Transición tergiversando, como acostumbra, lo que realmente aconteció en aquellos años. Teresa Freixes: LA GENERACIÓN DE LA TRANSICIÓN
Alentar que, torticeramente, tribunales extranjeros pretendan enjuiciar penalmente que se haya facilitado el tránsito a la democracia debería dar vergüenza a los instigadores... El vicepresidente segundo del Gobierno ha señalado que 'la generación que hizo la transición y trajo la democracia merece que se rompa la impunidad'.
| Edit. Salvador GARCÍA BARDÓN
Sin embargo, parece que algunos de esos descendientes, que ni estuvieron en la guerra, ni en el franquismo, ni en la transición, quieren reescribir la historia a su manera, ensuciar la memoria de todos aquellos que tuvimos que contribuir a veces, también con desgarros, a que se produjera ese tránsito que ha sido un modelo internacionalmente reconocido. Sí, señor Iglesias, internacionalmente reconocido, en todos los continentes, en todos los países democráticos, en todas las organizaciones internacionales.
He trabajado en más de 20 países, de cuatro continentes (sólo me quedará Oceanía sin hacerlo, porque dudo que ya con mi edad y el coronavirus se me dé la oportunidad) y. en todos ellos, la experiencia de la transición española ha sido valorada como un ejemplo a seguir, no a destruir porque algunos iletrados, quieren inventarse otro pasado.
Martín Villa fue un político con Franco y lo fue con Suárez. El primer cargo de ministro lo tuvo como Ministro de Relaciones Sindicales (después lo fue de Gobernación, equivalente a Interior) tras la muerte de Franco, desde donde tuvo que "entenderse" con los nacientes sindicatos libres para ir pergeñando el futuro de las relaciones laborales y socioeconómicas, desmantelando el Sindicato Vertical franquista (eso no le debe de gustar al Sr. Iglesias, quizás?). Adolfo Suárez le nombró Ministro del Interior en una de las épocas más convulsas de la transición, cuando la extrema derecha y la extrema izquierda trataban de dar al traste con ella, empleando la violencia como arma estructural dirigida a conseguir que esa transición pacífica no fuera posible (tampoco debe de gustarle al Sr. Iglesias). También fue MInistro de Administraciones Territoriales con Calvo Sotelo.
Alentar que, torticeramente, tribunales extranjeros pretendan enjuiciar penalmente que se haya facilitado el tránsito a la democracia debería dar vergüenza a los instigadores. Claro que, denominando despectivamente "régimen del 78" al mejor período que nos ha dado la Historia de España en los últimos siglos y aliándose sistemáticamente contra el constitucionalismo democrático, poco podemos esperar de alguien que, pese a estar sentado en el Consejo de Ministros, y con cargo de Vicepresidente del Gobierno, confundía el referéndum de iniciativa autonómica que tuvo lugar en Andalucía con un referéndum de autodeterminación. Así lo hizo, públicamente, en un debate electoral, retransmitido a toda España. Cuando se parte de un tal confusionismo, no podemos pensar que se tengan mejores luces para delimitar los logros de la transición.
