Domingo 20º TO B 2ª lect. (19.08.2018): “Aprovechemos las ofertas” del Amor

Comentario:no actuéis como necios, procurad conocer la voluntad del Señor” (Ef 5,15-20)
Ver: atención a la vida real
Sigue la catequesis sobre el comportamiento digno de la fe cristiana. En primer lugar, la atención cuidadosa, aguda, a la propia conducta: “a ver cómo os comportáis; que no sea como insensatos, sino como inteligentes, aprovechando el tiempo, porque los días son malos” (vv. 15-16). El original griego es un imperativo: “mirad con precisión cómo vivís”. Cuidar la vida es obligación humana. Esa atención debe tener criterio, ser inteligente. Por eso opone “insensatos” (asofoi) a “inteligentes” (sofoi). En cristiano la “sabiduría” de vivir procede de Cristo. Es la sabiduría del amor gratuito, encarnada en Jesús: “sabiduría, justicia, santificación y redención” (1Cor 1, 18-31). Es la vida de Jesús. Afina el ruego con un participio: “aprovechando el tiempo, porque los días son malos”. El tiempo (kairós) es la “coyuntura”, “la ocasión”, para actuar en amor. Pablo concibe la historia como sucesiones o coyunturas de sucesos, dominadas por diversas fuerzas. Entre ellas actúa el Espíritu de Dios que impulsa a la realización humana, a la salvación. El verbo usado (exagorádsein) significa: sacar del mercado, sacar de la plaza pública, apropiarse de una oferta. Es una metáfora que recuerda a quien observa los productos del mercado para elegir el mejor y más barato. “Aprovechemos, pues, las ofertas” de vivir el amor de Dios, como hizo Jesús.

Juzgar: como Jesús, con el corazón lleno del Espíritu:
La segunda exhortación viene hilvanada con la primera: “Por consiguiente, no actuéis como necios, sino procurad conocer cuál es la voluntad del Señor” (v. 17). “Necios”: áfrones; a – fren: sin mente, sin corazón, sin la membrana que envuelve las vísceras. En positivo está pidiendo actuar desde la unidad personal inteligente. Para el cristiano la unidad inteligente viene dada por la “mente” del Señor. Para discernir hay que tener la mente del Señor (fren: mente, lo que unifica la personalidad, su amor, “ceñidor de la unidad”). Sin tener su mente, su corazón, su Espíritu, no se puede ver su voluntad. Por eso, literalmente insta: “discernid cuál es la voluntad del Señor”. El verbo original (“siníete”) invita al discernimiento comunitario: “enviar conjuntamente, confrontarse, entenderse, concertarse”. La tercera exhortación pide llenar nuestro corazón del Espíritu de Jesús: “No bebáis vino hasta emborracharos, pues eso lleva al desenfreno (lit.: “en el que no hay salvación” –asotía: a-sodso: no salvar-); al contrario, llenaos del Espíritu Santo” (v. 18). Para Pablo, el “estar ebrio” es un abuso que se da entre los corintios a la hora de la “cena del Señor”, e impide celebrarla (1Cor 11, 20-21). “Llenarse del Espíritu” es justo lo contrario de estar sin corazón o ahogarse en “el vino” (signo del egoísmo que cierra el amor): tenerlo lleno de Espíritu Santo, el Amor.

Actuar: acciones generadas y generadoras del Espíritu:
Concretan la última exhortación cuatro participios: “recitando entre vosotros salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo” (vv. 19-20). Son acciones generadas y generadoras del Espíritu. Nacen de quienes se sienten amados gratuitamente: dialogan, cantan, tocan, viven agradecidos. Algunos interpretan “dando siempre gracias” como invitación a celebrar asiduamente la Eucaristía (eujaristountes: participio de eujaristeo: agradecer, dar gracias). Podría ser, si la eucaristía fuera ya diaria en las comunidades. El adverbio “siempre” (pantote: “en todo tiempo”) insinúa más bien una actitud de agradecimiento permanente: “dando gracias siempre por todo”, como hacía Jesús.

Oración:no actuéis como necios, procurad conocer la voluntad del Señor” (Ef 5,15-20)

Jesús hermano, compañero del camino de la vida:
escuchamos hoy las advertencias de Pablo a los cristianos de Éfeso;
advertencias que concuerdan con tu evangelio;
advertencias válidas para nuestra realización personal y colectiva.

“A ver cómo os comportáis”, nos dice hoy Pablo:
nos invita a la revisión de vida: “mirad con precisión cómo vivís”;
para que no vivamos “como insensatos, sino como inteligentes”;
sabiendo que “tú, Jesús, Mesías, eres fuerza y sabiduría de Dios” (1Cor 1, 24);
vivir como tú es para nosotros vivir sabiamente;
así “aprovechamos el tiempo, porque los días son malos”.

A pesar del progreso evidente, tu amor crece con mucha cizaña:
el orgullo y la avaricia siguen condenando a muchos a vivir en la miseria;
la crisis económica evidencia más la injusticia en la distribución de bienes;
los beneficios se acumulan en pocas manos;
las pérdidas se reparten entre los más débiles;
los mercados financieros imponen sus leyes del máximo beneficio;
el afán de poder y dominio produce enfrentamientos y crueldades inhumanas;
el hambre convive con la opulencia, incluso entre gente religiosa;
muchos cristianos “poseen bienes de este mundo y ven a su hermano en necesidad
y le cierran su corazón, ¿cómo puede permanecer en ellos el amor de Dios?
” (1Jn 3,17).

Quienes están ebrios de egoísmo:
no pueden entender tu buena noticia, tu evangelio;
no aprovechan la coyuntura de realizarse, de salvarse, como personas;
están imposibilitados para entender lo que Dios quiere;
unos viven en la frivolidad absoluta, sin sentido, sin valores...;
otros buscan sólo su propio bien, aunque tengan que pisotear;
desprecian a quien no piensa como ellos, los marginan, los persiguen;
el afán de poder y honores incapacita para vivir el evangelio;
no ven signos divinos en “hechos, exigencias y deseos actuales” (GS 11);
muchas iglesias son “un trozo de mundo rociado de ceremonias” (Martín Descalzo)...

Jesús hermano, compañero del camino de la vida:
queremos “llenarnos de tu Espíritu”;
queremos recibir el Espíritu Santo:
- Espíritu del Padre que nos convence de que somos sus hijos;
- Espíritu tuyo que nos hermana en comunidad universal;
- Espíritu que nos recuerda tu sabiduría, tu amor, tu vida;
- Espíritu que nos convierte en tu corazón, sensible al sufrimiento;
preocupado porque todos tengan mesa, vestido, salud, cultura...;
comprensivo con la debilidad ajena, solidario con todos...;
servicial, sin imposición, libre, sólo sujeto al amor gratuito;
esperanzado y alegre de que todos van encontrando la dicha.

Jesús hermano, compañero del camino de la vida:
Queremos “recitar entre nosotros salmos, himnos y cánticos espirituales”:
expresiones que usaron nuestro antepasados creyentes;
muchas conservan hoy fuerza interior y nos valen;
otras no responden a nuestra cultura ni a tu proyecto evangélico;
también nosotros podemos crear expresiones de nuestra fe y compartirlas.
Queremos “cantar y alabar al Señor en nuestros corazones”:
en la alegría del amor gratuito y universal;
en la alegría de compartir un mismo corazón;
en la alegría de la fiesta que es tu reino, el banquete del amor.
Queremos “dar siempre gracias por todo a Dios Padre
en nombre de nuestro Señor Jesucristo
”:
agradeciendo tanto bien recibido: creación, redención, bienes particulares... (EE 234);
valorando tu vida entregada por nosotros;
reconociendo personalmente “la gracia en que estamos” (Rm 5, 2);
ofreciendo nuestras capacidades, dones y actividades para el reino.

Rufo González
Volver arriba