El servicio, del que Jesús es modelo, es el servicio mutuo, propio en su comunidad Santiago, Apóstol (25.07.2021): “No será así entre vosotros”

Jesús claramente establece la igualdad fraternal

Comentario: “No será así entre vosotros” (Mt 20, 20-28)

Mateo quiere dejar en buen lugar a los dos hermanos apóstoles. Por eso, pone la “postración y la petición” en Salomé, “madre de los hijos de Zebedeo”, una de las mujeres que “miraba desde lejos” la crucifixión (Mc 15,40; Mt 27,56). Marcos dice que fueron ellos, Santiago y Juan, los que se acercaron y le hicieron la petición (10, 35-45). Madre e hijos quieren los primeros puestos. La respuesta de Jesús es cortante: “no sabéis lo que pedís”. No se habían enterado aún de la pretensión de Jesús. Le imaginan capaz de ser un monarca de este mundo. Ellos quieren ser sus primeros ministros.

¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? Alusión claramente a la pasión y muerte (Mt 26, 39; Jn 18,11). Es la pregunta adecuada al sentir de Jesús. El reino de Jesús es dar vida: curar, alimentar, hermanar, enjugar lágrimas, realizar la morada de Dios entre nosotros: “`el Dios con ellos´ será su Dios.Y enjugará toda lágrima de sus ojos” (Ap 21, 3-4). El Reino de Dios es seguir su Espíritu, como Jesús, y beber su cáliz, su mismo trago.

Podemos”, contestan atrevidos para lograr lo que quieren. “Mi cáliz lo beberéis”, les reconoce Jesús como parte del compromiso de ser discípulo suyo. Pero “sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre”. Jesús no entra en la dinámica de reparto de premios. Él ha anunciado un Dios “que hace salir el sol y bajar la lluvia sobre malos y buenos” (Mt 5, 45), y que paga a los jornaleros del atardecer igual que a los de primera hora (Mt 20,9ss). El sistema de promesas y premios es debilidad y obcecación humanas que queremos trasladar al Padre del cielo. Menos mal que la misericordia divina comprende nuestro devenir histórico, nuestros cambios reales, nuestras limitaciones, mejor que nosotros. Y, por supuesto, mejor que nuestros dirigentes. Es chocante que el compromiso cristiano –dar vida gratis- es menos exigido que las promesas innecesarias evangélicamente.

Ante la indignación de los otros discípulos, Jesús les reúne y les explica el espíritu de su Reino: “Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20,25-28). Jesús no quiere que su grupo haga lo que hace el mundo: nada de tiranía ni opresión de poderosos. El servicio, del que él se dice modelo, es el servicio mutuo. Lo expresó muy bien al lavarles los pies: “pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14). Es el servicio dentro de la comunidad cristiana. Servicio que se pervierte cuando se abusa de la bondad de las personas haciéndolas servidoras de los que quieren ser servidos, pero no servir. Sucede cuando se establecen relaciones en plano desigual: de superior a inferior. Jesús claramente establece la igualdad fraternal: “Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar rabbí, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor” (M23,8-11).

Oración: “No será así entre vosotros” (Mt 20, 20-28)

Jesús, hermano y servidor de todos:

dos discípulos y su madre no han percibido a tu Dios-Amor; 

siguen centrados en la felicidad que da el poder y el dinero;

representan a los trepas de la sociedad y de la Iglesia.

¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?:

es la pregunta coherente para “no encerrarnos en nuestros intereses,

sino buscar todos el interés de los demás,

y tener entre nosotros tus propios sentimientos, Cristo Jesús” (Flp 2,4-5).

Asímirarán tu vida y a dónde te llevó tu opción por el Reino:

tu vida descentrada de ti, “no retuviste ávidamente ser igual a Dios;

al contrario, te despojaste de ti mismo,

tomando la condición esclavo, hecho semejante a los hombres.

Y así, reconocido como hombre por tu presencia, te humillaste a ti mismo,

hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2, 6-8).

Empezaste desde abajo, con los más alejados del proyecto divino:

pobres, víctimas, marginados, descreídos...

Hoy sigues, Cristo Jesús, invitando a construir tu Reino:

con “el pueblo mesiánico que te tiene a ti, Cristo, como cabeza;

cuya condición común es la dignidad y libertad de los hijos de Dios,

en cuyos corazones habita Espíritu Santo...;

su ley es amar como Tú nos amas (Jn 13,34)...;

su fin último es dilatar el reino de Dios...

hasta el fin de los tiempos, cuando te manifiestes tú, Cristo, vida nuestra,

y toda criatura sea liberada de la servidumbre de la corrupción,

y participe de la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (LG 9).

A todos invitas a mirar la vida, que contradice el Reino:

Sabéis quelos jefes de los pueblos los tiranizan

y que los grandes los oprimen”;

la falta de fraternidad produce esclavos y oprimidos, ricos y pobres, 

hambrientos y satisfechos, perseguidos y perseguidores...

A todos nos dices rotundamente:

No será así entre vosotros:

el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor,

y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.

Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido

sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20,25-28). 

Tú, Jesús, no quieres que tu grupo actúe como el mundo:

nada de tiranía ni opresión de superior a inferior; 

nuestra relación es el servicio mutuo:

pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies,

también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14);

claramente estableces la igualdad fraternal:

Vosotros no os dejéis llamar rabbí...;

no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra...;

todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8-11).

Gracias, Jesús, por tu amor a los que nadie ama ni cuentan en la sociedad:

por las personas que, como Tú, buscan la felicidad, no en la propia hegemonía,

sino en el cuidado de los pobres, los que lloran, los que tienen hambre ...;

por las comunidades que intentan imitar a “tu comunidad”;

por muchos luchadores, profetas del amor y la vida, que,

ligeros de equipaje, contagian y mueven a la solidaridad,

descubren manantiales olvidados de gozo fraternal,

intentan vivir la perfección y la misericordia sin límite,

dan la cara, corren riesgos, son marginados e incluso mueren como Tú.

Preces de los Fieles (Santiago, Apóstol 25.07.2021) 

No será así entre vosotros la vida, nos dice hoy Jesús. Nada de tiranía ni opresión de superior a inferior. “Todos vosotros sois hermanos”. “Si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14). Pidamos que este espíritu reine en la sociedad y en la Iglesia, diciendo: “Queremos ser hermanos de todos”.

Por la Iglesia, pueblo mesiánico que tiene a Cristo como cabeza:

- que sea ejemplo de igualdad fraternal;

- que todos los bautizados sean sujetos activos y responsables.

Roguemos al Señor: “Queremos ser hermanos de todos”.

Por las intenciones del Papa (julio 2021):

- que “la amistad social” penetre en todos los pueblos;

- que “seamos arquitectos de diálogo y de amistad valientes y apasionados,

en situaciones sociales, económicas y políticas conflictivas”.

Roguemos al Señor: “Queremos ser hermanos de todos”.

Por la situación de pandemia:

- que todos, especialmente la gente joven, seamos responsables;

- que evitemos la inconsciencia y el peligro de contagios...

Roguemos al Señor: “Queremos ser hermanos de todos”.

Por las vacaciones:

- que todos puedan descansar y encontrarse con la familia;

- que nos fortalezcan por dentro y fuera, espíritu y cuerpo.

Roguemos al Señor: “Queremos ser hermanos de todos”.

Por los más necesitados: enfermos, sin techo, parados...:

- que los consideremos hermanos y estemos a su lado;

- que el Espíritu de Jesús les anime y les cure.

Roguemos al Señor: “Queremos ser hermanos de todos”.

Por esta celebración:

- que la fiesta del apóstol Santiago avive en todos el Espíritu de servicio;

- que sintamos a Jesús, hermano, presente en medio de la comunidad.

Roguemos al Señor: “Queremos ser hermanos de todos”.

Bendice, Jesús hermano nuestro, estas peticiones. Ayúdanos a “no encerrarnos en nuestros intereses, sino en buscar todos el interés de los demás, y tener así, entre nosotros, tus mismos sentimientos” (Flp 2,4-5). Tú, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, 25 de julio de 2021

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