Seminario Iglesia y Sociedad Agustín Domingo Moratalla: "El mundo no tiene cura, pero tiene cuidado"

Agustín Domingo Moratalla
Agustín Domingo Moratalla

La estructura de nuestras sociedades necesita del dinamismo de la solidaridad. La entrega y la generosidad, la lógica de la solidaridad, tienen que ser la clave de la nueva política social. Esto recibe el nombre de Economía del don, supra ética. Y en esta ética de la generosidad ha destacado siempre la mujer.

Tiene que estar implementado o informado por la ética y lógica de la proximidad, la entrega incondicional al prójimo por el cuidador/a. “¿Quién cuida al cuidador?”  “No basta una Teoría de la Justicia, necesitamos una Ética del Amor”.

El seminario “Iglesia y sociedad” dedicado este año a las Mujeres, que se organiza en la UIMP, y llevan adelante un grupo de cristianos comprometidos, tuvo una interesante y novedosa ponencia impartida por Agustín Domingo Moratalla, Catedrático de Filosofía Moral de la Universidad Católica de Valencia, que reflexionó sobre el papel del cuidado en la ética y política contemporánea. “El mundo no tiene cura, pero tiene cuidado”. 

Partió su intervención del concepto de “caridad política”. “La vida del cristiano tiene una dimensión social y aun política que nace de la fe. Esta dimensión afecta al ejercicio de las virtudes. Desde esta perspectiva adquiere su nobleza y dignidad social y política de la caridad. Se trata de amor eficaz a las personas, que se actualiza en la prosecución del bien común de la sociedad. No se trata de suplir las deficiencias de la justicia. Ni de encubrir con caridad las injusticias en un orden establecido en profundas raíces de dominación. Se trata de un compromiso activo y operante, fruto del amor con especial atención a los más pobres, nobleza  y dignidad del compromiso social y político”.

Con extraordinaria maestría pedagógica fue desarrollando esta peculiar teoría que aparece en el debate académico y social, a partir de 1982 con Carol Gilligang (In a different Voice”, el futuro del estado social tiene que girar sobre lo “cuidatorial”, “las que cuidan al poder, que son mayoría,… las mujeres que cuidan van a convertirse en un fenómeno revolucionario”. “Necesitamos repensar la justicia en clave femenina, de proximidad. Lo femenino es clave de la lucha política”. Con Gilligan comienzan los estudios de “género”, de la identidad de diferencia. Prosiguen en esa línea Paul Ricoeur (Amor y Justicia) y Maria Angeles Durán (La riqueza invisible), en 1990 y 2018 respectivamente.

Surge aquí la Ética del Cuidado, recuperar la centralidad del amor, la clave de la ética es la interrelación, repensar la solidaridad, la recuperación del amor incondicional y de la justicia social. La política social se puede organizar en clave de derechos, de formalidad, de normas y reglamentos, desde el punto de vista funcional.  Mas el positivismo jurídico –el Derecho Natural ha sido sustituido a manera de catálogo de los Derechos Humanos-  no va a ser suficiente. Tiene que estar implementado o informado por la ética y lógica de la proximidad, la entrega incondicional al prójimo por el cuidador/a. “¿Quién cuida al cuidador?”  “No basta una Teoría de la Justicia, necesitamos una Ética del Amor”.

La estructura de nuestras sociedades necesita del dinamismo de la solidaridad. La entrega y la generosidad, la lógica de la solidaridad, tienen que ser la clave de la nueva política social. Esto recibe el nombre de Economía del don, supra ética. Y en esta ética de la generosidad ha destacado siempre la mujer.

La filosofía de la solidaridad, la generosidad, hay que incorporarla a los procesos de codificación de la sociedad. Establecer la Ética del Cuidado, la del Homo Carens, el hombre y la mujer que cuidan, ética que intergeneracional, trans generacional, intra generacional, cuidado como imperativo que debe regir las políticas públicas.  Hay que ir del cuidado privado y oculto a la (Bio) Ética del cuidado del Homo Carens. Recuperar la categoría del cuidado, del Homo Carens, como categoría de deuda, de sacrificio.

Hay que recuperar el cuidado como categoría central, la institucionalización de los cuidados será el “cuidotariado” del futuro. Recuperarlo en los cuatro conceptos del cuidado: cura, terapia, estar pendiente del otro y consciente de que Dios nos ve, atiende y cuida. También hay que pensar que el cuidar, el cuidador, el cuidado es una tarea dura. El cuidado, cansa. Es importante pensar en el cansancio del cuidador o cuidadora.

Citó el profesor Domingo Moratalla como cuidadoras especiales a las madres, que desarrollan la llamada “inteligencia maternal”, capaces de hacer diversas funciones al mismo tiempo, en razón de su papel de madre, al cuidar al esposo, hijo, sus tareas  propias de casa y laborale. Ello le hace ser una persona especialmente capaz.

El trabajo cuidador de la Iglesia

Subrayó el profesor Domingo Moratalla el gran papel de las instituciones de la Iglesia en el cuidado de ancianos, enfermos y huérfanos o en las grandes catástrofes, como las epidemias, con sus múltiples formas, que hay que recuperar como un modo de entender la Iglesia. Esa riqueza responde a una inquietud que ha tenido la Iglesia a lo largo de la historia.

Precisamente los procesos seculares intentan replegar a lo privado esta labor de la iglesia allá donde se encuentra. Estamos en la época de la post secularización, tiempo difícil, pero también de grandes oportunidades. Hay que repensar que la secularización puede ser una oportunidad para una fe y un obrar más auténticos. Hacer nuevos diseños institucionales, trabajar con una lógica trinitaria, ecológica, trans generacional. El papa Francisco propone estrategias de liberación cristiana, que no pasa por la secularización de toda la vida, lo que no significa laicismo.

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