La alegria y la pena que en ocasiones causan los amigos.
Ayer quedé con un amigo, Edu, con el que hacía mucho no quedaba para pasear por el centro de Madrid, aunque al final dimos un paseo desde Argüelles hasta la gran vía. Después, y con hambre, entramos a cenar a un restaurante Chino.
Sentados en la mesa descubrí que en otra mesa se encontraba un amigo con el que no he querido perder el contacto, y con el que siempre he procurado mantenerlo a pesar del poco entusiasmo que a veces tiene por mantener un contacto. Mi amigo Roberto le conozco desde hace 5 años pasamos tres años saliendo con una pandilla de nueve amigos. Me levanté y acudí a saludarle, se alegró mucho de verme y tras charlar unos minutos me volví a mi mesa con Edu.
Durante la cena estuve recordando cuantos momentos buenos tuvo nuestra amistad, y los momentos en que la pandilla de amigos funcionamos a las mil maravillas antes que una absurda disputa jodiera y dividiera a unos y a otros. Pero enseguida empecé a recordar con agrado aquellos días, aquellas cenas que hicimos en el VIPS, en mi casa, en casa de mi amigo Gabriel, en Casa de Ruben, etc. Y eso que solo hace 2 años que nos distanciamos todos.
Como recuerdo a Pablo, a Roberto, a Ruben, a Ramón, a Shamir, a Gabriel, a los dos Sergios, a Andrés y a Pedro. Y algunas veces cuando se venía Manuel. Muy cierto es lo que dice Jorge Manrique en sus coplas que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Los buenos momentos aquellos tristemente han pasado, y aunque yo quiera volver a juntar a todos hoy reconozco que es imposible.
Pero también me vienen a la cabeza otras amistades, Alejandro Franco, con el que pasé tantos campeonatos de España y cuando íbamos todos los viernes tarde al cine después de jugar al ajedrez. Pero se echó novia en Euskady y he perdido muchísimo el contacto con él.
Hace poco un amigo de Chile sufrió un accidente de tráfico, y tuve que estar peleando con las empresas de telefónica por un prefijo que me funcionaba mal. Conseguí llamarle y hablar con él, supe que está mejor y que le volveré a ver por msn. Y que decir de Wallace, está desaparecido, no sé que ha sido de él y creo que tendré que llamarle a México para que me cuente que tal le va la vida, si al final se queda como laico o se hace religioso. Sospecho que ha podido entrar al seminario, de ahí esa perdida repentina de contacto.
Y mis amigas, como no recordar a Rocio, la novia de mi primo. Cuantas cosas compartimos en la parroquia, cuantos apoyos mutuos, eso sí, que nadie me entienda mal que es la novia de mi primo, que yo no sé que verá ella en mi primo, pero tal vez es la mejor chica que puede tener por novia mi primo. Todo un encanto de mujer.
Y de Noemí, la de preocupaciones que me da esa catalana. Miedo tengo a los novios que ella se echa, el de esquerra nunca me ha caído bien, y el que tiene ahora temo que la haga daño o que se aproeveche de ella. Recuerdo cuando nos conocimos en aquel Campeonato de España por Equipos en Menorca hace 8 años, y todo fue en un autocar y por hablar de historia, religión y política.
Cuanta gente tendría que recordar, cuanta gente. Pero lo que más desearía por encima de todo, es poder reunir un día a todos, a los que tengo un muy grande aprecio personal. Cuanta alegría y tristeza me causa verlos, todo por aquel tiempo pasado que fue mejor.
Sentados en la mesa descubrí que en otra mesa se encontraba un amigo con el que no he querido perder el contacto, y con el que siempre he procurado mantenerlo a pesar del poco entusiasmo que a veces tiene por mantener un contacto. Mi amigo Roberto le conozco desde hace 5 años pasamos tres años saliendo con una pandilla de nueve amigos. Me levanté y acudí a saludarle, se alegró mucho de verme y tras charlar unos minutos me volví a mi mesa con Edu.
Durante la cena estuve recordando cuantos momentos buenos tuvo nuestra amistad, y los momentos en que la pandilla de amigos funcionamos a las mil maravillas antes que una absurda disputa jodiera y dividiera a unos y a otros. Pero enseguida empecé a recordar con agrado aquellos días, aquellas cenas que hicimos en el VIPS, en mi casa, en casa de mi amigo Gabriel, en Casa de Ruben, etc. Y eso que solo hace 2 años que nos distanciamos todos.
Como recuerdo a Pablo, a Roberto, a Ruben, a Ramón, a Shamir, a Gabriel, a los dos Sergios, a Andrés y a Pedro. Y algunas veces cuando se venía Manuel. Muy cierto es lo que dice Jorge Manrique en sus coplas que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Los buenos momentos aquellos tristemente han pasado, y aunque yo quiera volver a juntar a todos hoy reconozco que es imposible.
Pero también me vienen a la cabeza otras amistades, Alejandro Franco, con el que pasé tantos campeonatos de España y cuando íbamos todos los viernes tarde al cine después de jugar al ajedrez. Pero se echó novia en Euskady y he perdido muchísimo el contacto con él.
Hace poco un amigo de Chile sufrió un accidente de tráfico, y tuve que estar peleando con las empresas de telefónica por un prefijo que me funcionaba mal. Conseguí llamarle y hablar con él, supe que está mejor y que le volveré a ver por msn. Y que decir de Wallace, está desaparecido, no sé que ha sido de él y creo que tendré que llamarle a México para que me cuente que tal le va la vida, si al final se queda como laico o se hace religioso. Sospecho que ha podido entrar al seminario, de ahí esa perdida repentina de contacto.
Y mis amigas, como no recordar a Rocio, la novia de mi primo. Cuantas cosas compartimos en la parroquia, cuantos apoyos mutuos, eso sí, que nadie me entienda mal que es la novia de mi primo, que yo no sé que verá ella en mi primo, pero tal vez es la mejor chica que puede tener por novia mi primo. Todo un encanto de mujer.
Y de Noemí, la de preocupaciones que me da esa catalana. Miedo tengo a los novios que ella se echa, el de esquerra nunca me ha caído bien, y el que tiene ahora temo que la haga daño o que se aproeveche de ella. Recuerdo cuando nos conocimos en aquel Campeonato de España por Equipos en Menorca hace 8 años, y todo fue en un autocar y por hablar de historia, religión y política.
Cuanta gente tendría que recordar, cuanta gente. Pero lo que más desearía por encima de todo, es poder reunir un día a todos, a los que tengo un muy grande aprecio personal. Cuanta alegría y tristeza me causa verlos, todo por aquel tiempo pasado que fue mejor.