Unos científicos, tal vez chalados, demuestran como se separaron las aguas del Mar Rojo.

A 100 km/h, y más en una zona casi desértica, cruzar el Mar Rojo habría sido imposible por tormentas de arena y por las enormes dificultades de movimiento que esto provocaría. La idea de esos científicos no se cual fue, si intentar usar la ciencia para demostrar hechos bíblicos o bien querer demostrar que Dios no existió y todo ocurrió como por casualidad. Si lo del Mar Rojo ocurrió, cosa que es dudosa a nivel científico y arqueológico hoy por hoy, fue desde luego un auténtico milagro, un hecho insólito y sobrenatural.
Los hebreos escribieron una historia, que en no pocas veces han exagerado hasta lo más absurdo. Otra cosa es que algunos quieran interpretar literalmente la Biblia, y como ya se sabe, terminan por asegurar que incluso Salomón montó un imperio tan rico y próspero que pudo llegar su influencia hasta el Congo. Claro que, las inexistentes pruebas arqueológicas hacen pensar que todo fue un bulo. Prueba de ello es el palacio de Salomón, del que si tan grande fue como asegura la Biblia, lo raro es que no hayan quedado ni los cimientos de aquella construcción faraónica.
No es que la Biblia esté plagada de mentiras, a veces tiene enormes exageraciones. Si se interpreta literalmente, se cae en un error. Los libros como la Biblia requieren ser leídos con sumo cuidado. Pero hoy por hoy, la interpretación literal, la falta de formación y el aborregamiento de algunos hacia la credulidad más absoluta son la responsable de que cuando surge una noticia en la que se asegura que un viento fuerte se lleva las aguas del Mar Rojo, no caigan en la cuenta que el pueblo de Israel no habría podido cruzar dicho mar porque el temporal no lo permitiría.