Me da que pensar el Cardenal Julián Herranz.

Con el Opus soy crítico, aunque mi respeto tengo a muchísima gente de la obra. Y respeto tengo por Julián Herranz, que anda muy lejos de ser un caradura o una mala persona. Tan solo es un hombre de su Fe y de sus ideas.

Sin embargo el Cardenal Herranz ha hecho unos comentarios que en mi opinión no le dan razón. El Cardenal afirma que ciertos partidos políticos de Italia alentan ataques contra la iglesia en referencia a lo ocurrido con las pintadas contra el Arzobispo Agnelo Bagnasco o la bala que le enviaron por correo. Sinceramente yo no sé si algún partido anda detrás de estos intolerantes, pero merece mi repulsa que se amenace la vida de alguien.

Cuando yo era pequeño me enseñaron que para evitar que otros me ofendan, previamente no hay que ofender. Reconozco que algunas veces eso me cuesta, y no me extraña que alguno se meta conmigo y con razón. Pero así son las cosas, el trato que yo quiera para mi debo dárselo a los demás, y muchas veces falto al mismo. Dios me perdone, me perdonen ustedes y me perdonen los que he ofendido o no he tratado como debía.

Pero en este caso, Bagnasco ha insultado a las parejas de hecho, y además ha querido que no se les de un trato que sin duda merecen, aunque yo no comparto mucho convertir a las parejas de hecho en algo semejante al matrimonio, pues sería desfigurar la esencia de las propias parejas de hecho. Muy distinta es mi posición favorable al matrimonio gay. Una pareja de hecho no solo son de homosexuales, sino de heterosexuales, quiero por ello puntualizarlo.

Pues si el episcopado pide para otros lo que no quieren para ellos, pues aténgase a las consecuencias. Pero si encima procura movilizar no solo a sus bases, sino torpedear al gobierno de Italia elegido democráticamente por el pueblo de Italia, entonces es cuando algunos de sus votantes se sienten indignados por semejante ingerencia. En Italia la Iglesia tiene mucho peso y poder sobre el estado, pero si se abusa de ese poder para imponer su visión particular de lo que es bueno o lo que es malo, entonces corre el riesgo que ocurra en Italia lo que en Turquía, donde la religión islámica intenta volver a todas las capas del estado.

Lo que mejor pueden hacer los obispos es disentir de las medidas adoptadas por los estados, pero jamás consentir que un prelado se le caliente la boca y cometa excesos verbales. Tampoco me parece un remedio la excomunión o amenazar con hacerla pública, insisto nuevamente en tratar al prójimo como desees que te traten a ti, y si amenazas con excomuniones entonces otros amenazaran con cortes en el dinero del estado a la iglesia, supresión de acuerdos Iglesia-Estado, y algunos llegan incluso más allá, cosa verdaderamente lamentable, y te amenazan tu vida. No amenacemos, no insultemos, y no tenemos porque ser amenazados e insultados.

Por eso Don Julián, a usted no le puedo dar la razón, Bagnasco y otros prelados por sobrepasarse, han cosechado lo que se han buscado, y lamentablemente por sus excesos víctimas somos el pueblo cristiano.
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