Una experiencia laboral (I)
Hace 5 años, comencé a trabajar en una Academia que se encuentra por el Pueblo de Arroyomolinos. Tan solo iba allí a trabajar en los veranos, y a eso me dediqué durante dos veranos. Mi pasión por enseñar era tal que no me importaba comerme hora y media de trayecto con tal de dar clase a gente que necesitaba de mi ayuda. Pues eso fue lo que hice durante dos veranos. Cobraba mal, y tal vez mi error fue no reconocer lo mal que me estaban pagando.
Trabajaba para dos jefas, cuyos nombres no diré, pero si llamaré a una como la jefa buena y otra como la mala. La buena era una pobre mujer inmigrante, con una hija pequeña, y generalmente no le sobraba el dinero dado el piso en el que vivía, y dada la situación personal que tenía, se dejaba llevar por la jefa Mala hasta en lo malo, y algunas veces protestaba pero generalmente asentí engatusada por las grandes palabras de la otra. La mala era una solterona, una presume de lo que tiene, y con 50 años vivía en casa de sus padres, no por no poder emanciparse, sino porque alababa tanto el dinero, que por no gastar vivía con ellos. Figúrense que en casa de los padres nunca me llamaba por el móvil a mi móvil, que era más barato, sino del teléfono de los padres.
Pues un error que cometí fue valorarme poco. Y otro error que cometí y que pude enmendar y no hice por suponer venganza, fue ayudarlas a montar una academia justo en mi distrito. Ellas pusieron el dinero y yo iba al local a dar clase. Durante tres meses esa academia no funcionó. Pensaron que lo mejor era acogerse a una de las ayudas de la Comunidad de Madrid para empresarios, pero eran tan malas con un ordenador, y tan mal apañadas que no sabían ni hacer un currículo. Así que yo cargué con ese trabajo de 20 y pico folios, de 20 tonterías que jamás debí dignarme a hacer, pero la mala prometía tanto que yo por tonto acepté intuyendo que esa señora no era muy de fiar.
Total, que al tercer mes, de perder ellas dinero, la pobre jefa buena estaba afligida por lo mal que iban las cosas y porque aquello iba para una quiebra. A mi entonces se me encendió una bombilla, que nunca debió encendérseme, y entonces hice un cartel con teléfonos recortables y lo pegué por todas las paradas de autobús del barrio. Para el mes de enero el efecto fue que de 3 alumnos, pasamos a 12 y después en febrero a 21.
Fue en Enero cuando la jefa mala me prometió que yo cobraría el 50% de los beneficios, y yo acepte ilusionado. Era evidente que teniendo dos academias, ellas solo darían 4 horas a la semana en esta academia y luego otras 4 o mas en la otra, mientras que yo daba 16 y llevaba las cuentas, los pagos y el tratar con los padres.
Llega enero y me pasan 110 euros, era comprensible, los gastos eran bastantes y 110 yo, 110 entre ellas dos, 350 el alquiler y la luz y el agua 50. En febrero hubo una obra en una clase, por lo que cobré 180 euros. Y yo nuevamente pensé sin informarme que la obra debía costar 400 euros, pero era una tontería de nada y no percaté que me estaban engañando. Por entonces se había contratado a una bióloga simpática pero inútil para dar clases a los niños de la ESO, tan inútil era que no sabía resolver ecuaciones, asi que figúrense ustedes, también contrataron a una estudiante de medicina para dar francés y alemán, y que era totalmente informal. Llega Marzo y veo que sin gastos entran 1400 euros en la academia, por los cuales 400 euros se los come el alquiler, la luz y el agua, 250 por los otros dos profesores. Pero ahí sobraban 750 euros, falta en mi sueldo bastante dinero 170 euros, por lo que protesté, y la muy sinvergüenza de la jefa mala dice que a mi solo me había prometido el 50% de lo recaudado por clases de mis alumnos. Rehice las cuentas y me salían 320 euros, faltaban pues 140 euros, protesté y entonces se enteró la otra jefa de los tejemanejes de su amiga. Entonces se me prometió un fijo de 300 euros todos los meses y darme una compensación de 100 euros. Yo acepté sabiendo que junio no estaba lejos, y entonces ese mes cobraría 300 euros seguros por medio mes de trabajo.
Trabajaba para dos jefas, cuyos nombres no diré, pero si llamaré a una como la jefa buena y otra como la mala. La buena era una pobre mujer inmigrante, con una hija pequeña, y generalmente no le sobraba el dinero dado el piso en el que vivía, y dada la situación personal que tenía, se dejaba llevar por la jefa Mala hasta en lo malo, y algunas veces protestaba pero generalmente asentí engatusada por las grandes palabras de la otra. La mala era una solterona, una presume de lo que tiene, y con 50 años vivía en casa de sus padres, no por no poder emanciparse, sino porque alababa tanto el dinero, que por no gastar vivía con ellos. Figúrense que en casa de los padres nunca me llamaba por el móvil a mi móvil, que era más barato, sino del teléfono de los padres.
Pues un error que cometí fue valorarme poco. Y otro error que cometí y que pude enmendar y no hice por suponer venganza, fue ayudarlas a montar una academia justo en mi distrito. Ellas pusieron el dinero y yo iba al local a dar clase. Durante tres meses esa academia no funcionó. Pensaron que lo mejor era acogerse a una de las ayudas de la Comunidad de Madrid para empresarios, pero eran tan malas con un ordenador, y tan mal apañadas que no sabían ni hacer un currículo. Así que yo cargué con ese trabajo de 20 y pico folios, de 20 tonterías que jamás debí dignarme a hacer, pero la mala prometía tanto que yo por tonto acepté intuyendo que esa señora no era muy de fiar.
Total, que al tercer mes, de perder ellas dinero, la pobre jefa buena estaba afligida por lo mal que iban las cosas y porque aquello iba para una quiebra. A mi entonces se me encendió una bombilla, que nunca debió encendérseme, y entonces hice un cartel con teléfonos recortables y lo pegué por todas las paradas de autobús del barrio. Para el mes de enero el efecto fue que de 3 alumnos, pasamos a 12 y después en febrero a 21.
Fue en Enero cuando la jefa mala me prometió que yo cobraría el 50% de los beneficios, y yo acepte ilusionado. Era evidente que teniendo dos academias, ellas solo darían 4 horas a la semana en esta academia y luego otras 4 o mas en la otra, mientras que yo daba 16 y llevaba las cuentas, los pagos y el tratar con los padres.
Llega enero y me pasan 110 euros, era comprensible, los gastos eran bastantes y 110 yo, 110 entre ellas dos, 350 el alquiler y la luz y el agua 50. En febrero hubo una obra en una clase, por lo que cobré 180 euros. Y yo nuevamente pensé sin informarme que la obra debía costar 400 euros, pero era una tontería de nada y no percaté que me estaban engañando. Por entonces se había contratado a una bióloga simpática pero inútil para dar clases a los niños de la ESO, tan inútil era que no sabía resolver ecuaciones, asi que figúrense ustedes, también contrataron a una estudiante de medicina para dar francés y alemán, y que era totalmente informal. Llega Marzo y veo que sin gastos entran 1400 euros en la academia, por los cuales 400 euros se los come el alquiler, la luz y el agua, 250 por los otros dos profesores. Pero ahí sobraban 750 euros, falta en mi sueldo bastante dinero 170 euros, por lo que protesté, y la muy sinvergüenza de la jefa mala dice que a mi solo me había prometido el 50% de lo recaudado por clases de mis alumnos. Rehice las cuentas y me salían 320 euros, faltaban pues 140 euros, protesté y entonces se enteró la otra jefa de los tejemanejes de su amiga. Entonces se me prometió un fijo de 300 euros todos los meses y darme una compensación de 100 euros. Yo acepté sabiendo que junio no estaba lejos, y entonces ese mes cobraría 300 euros seguros por medio mes de trabajo.