Un experimento que salió mal.

La física está plagada de experimentos fracasados, y muchos de esos fracasos han dado pié a grandes investigaciones y otros con sus fracasos han servido para apoyar las nacientes teorías o mejorar la experimentación, por tanto ya es más difícil no alegrarse por tales fracasos

Corría el siglo XIX y en aquellos días la fuerte influencia de Newton había establecido que la luz eran corpúsculos, pero los experimentos demostraban que la luz era en realidad una onda, y estaba apunto de llegar Maxwell y establecer como definitiva la teoría ondulatoria de la luz como onda electromagnética. Se obtener algunos resultados que aportasen un éxito a la teoría corpuscular o a la teoría ondulatoria de la luz..

William Crokes (uno de los buenos químicos de aquel siglo, y también excelente físico aunque no tenía los correspondientes estudios) construyó lo que se conoció como el primer radiómetro. Era este una botella o tubo de vidrio en el que se había hecho el vacío y además se le había puesto unas paletas, las cuales se componían de una cara blanca y otra negra.

Pretendía Crokes satisfacer una curiosidad, si la luz al rebotar sobre una pared era capaz de ejercer alguna fuerza. Para lograr este rebote la pared blanca de las paletas permitirían eso mismo, y las negras no contarían ya que en ellas la luz no rebota sino que se absorbe. Y tras mucho esfuerzo, consiguió su objetivo, puso su radiómetro a la luz y descubrió las paletas girando, pero justo al observar se dio cuenta de algo inexplicable, las paletas giraban en la dirección contraria a la que en teoría debían girar.

No hubo explicación a este fenómeno, hasta que uno de los grandes físicos de aquellos días, Maxwell, habiendo estudiado la teoría cinética de los gases aventuró la hipótesis que el vacío del radiómetro no era perfecto, sino que quedaba una mínima cantidad de moléculas de gas que al estar cerca de las calientes paletas negras del radiómetro, estas adquirían más velocidad debido a que su velocidad media dependía única y exclusivamente de la temperatura en los alrededores de las paletas. Efectivamente, las moléculas que chocaban con la cara blanca no ganaban significativamente más velocidad que en las negras.



Vi una vez una tienda en Madrid donde vendían Radiómetros de Crokes además de más artículos de ciencia, en la calle barquillo si mal no recuerdo. Pero al regresar para adquirir sulfato de cobre y un radiómetro supe que habían cerrado y mi gozo en un pozo. Si algún lector sabe de alguna tienda de química o de física se lo agradezco.
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