La fascistoide plataforma de las clases medias.
Tengo alumnos y conocidos que son musulmanes. Tal vez es mi extraña obsesión de ser protector con mis alumnos o tal vez sea que aprecio mucho a mis conocidos musulmanes. No lo sé. Pero recientemente contemplo como en Madrid se forma una plataforma contra un grupo de personas, y la plataforma recibe el respaldo de lo peor de la derecha encabezada por Jesús Neira, el alcohólico al volante como recordarán, el impresentable Enrique de Diego, y de ese político catalán, Anglada, que se caracteriza por un fanatismo recalcitrante.
Lo siento, pero no voy a respaldar con mi voto a una plataforma que va contra mis alumnos, contra mis semejantes, contra mis iguales. Es más, rechazo íntegramente sus formas radicales y sus discursos islamófobos. En todas las religiones hay manzanas podridas, en el Islam está Al Qaeda y en el Catolicismo está La Caverna. Ambas ponen la tradición y las leyes por encima del hombre, desprecian la vida humana (unos más que los otros), y ambas quieren dar sentido a la existencia de la humanidad convirtiendo al hombre en un imbécil que se arrodilla ante Dios más por conveniencia, por las vírgenes o la salvación, que por auténtico amor.
Tanto radicalismo, tanto afán por ir contra colectivos concretos de la población, merecen mi pública reprobación. Está claro que todos debemos luchar contra los ultras y radicales, con la razón y la libertad. Hoy quieren echar musulmanes, mañana tal vez a todos los inmigrantes. Después deportarán a los denostados nacionalistas, por los que yo no muestro aprecio alguno pero no llego al extremo de estos ultras españoles fruto de su rencor. Y por último nos atacarán a los que no pensamos como ellos. Si ya se les ven las intenciones a estos señores.
Lo siento, pero no voy a respaldar con mi voto a una plataforma que va contra mis alumnos, contra mis semejantes, contra mis iguales. Es más, rechazo íntegramente sus formas radicales y sus discursos islamófobos. En todas las religiones hay manzanas podridas, en el Islam está Al Qaeda y en el Catolicismo está La Caverna. Ambas ponen la tradición y las leyes por encima del hombre, desprecian la vida humana (unos más que los otros), y ambas quieren dar sentido a la existencia de la humanidad convirtiendo al hombre en un imbécil que se arrodilla ante Dios más por conveniencia, por las vírgenes o la salvación, que por auténtico amor.
Tanto radicalismo, tanto afán por ir contra colectivos concretos de la población, merecen mi pública reprobación. Está claro que todos debemos luchar contra los ultras y radicales, con la razón y la libertad. Hoy quieren echar musulmanes, mañana tal vez a todos los inmigrantes. Después deportarán a los denostados nacionalistas, por los que yo no muestro aprecio alguno pero no llego al extremo de estos ultras españoles fruto de su rencor. Y por último nos atacarán a los que no pensamos como ellos. Si ya se les ven las intenciones a estos señores.