Algo sobre personas muy inteligentes y superdotados.

Sin embargo, he podido constatar que un caso no muy grande estos prodigios, son catalogables como bellísimas personas. Un puñado son fríos y distantes, otros son antipaticos y te miran con bastante recelo, otros te engañan para conseguir lo que buscan y quieren. Generalmente creen que la respuesta a todo se la da su propia inteligencia y capacidades.
Desconfío bastante de los superdotados que han perdido su infancia, que la han tirado dedicándose a otras cosas menos a unas sanas relaciones sociales. Desconfío muchísimo, y tengo bastantes motivos.
En el ajedrez me he encontrado con varios superdotados y prodigios. Uno de ellos un niño de 14 años casi se convierte en el Campeón Autonómico de Madrid el año pasado. El chaval es de EEUU nacionalizado Italiano, y a pesar de llevar 3 años en España, no sabe casi nada de Español. ¿Cómo es posible? Por lo que sé lo tiene su padre inmerso en una burbuja que solo es ajedrez, amigos no tiene, y en su equipo de Ajedrez lo conocen bien poco ya que no intima, solo juega. Sinceramente es una pena verlo, acaba una partida de ajedrez y se pone ansioso esperando a que llegue su padre ante su incapacidad de expresarse con otras personas.
Otra de las cosas que no soporto de ciertos superdotados y prodigios, es que intenten a toda costa ser reconocidos siempre por sus capacidades. Intentan contarte la prodigiosa infancia que han tenido, los reconocimientos a los que han llegado. Me resultan muy pedantes, y más con esa manía del yo y yo y yo y yo. En algunos de ellos sus palabras carecen de vida, son simplemente frías, y sus aires de superioridad llegan a molestar.
Kasparov por ejemplo fue un caso de niño prodigio, pero como persona es un total impresentable y hasta un hijo de Puta, la madre incluso merece el insulto de Puta, no saben como las gasta ella con eso de proteger al hijo ya cuarenton. Es un tipo dispuesto a engañar y a mentir con tal de obtener todos sus propósitos, generalmente relacionados con el dinero y con su ego.
Un caso aun tremendo es el del propio Fischer, este fue aún más prodigioso, y aún más cabrón. Sus obsesiones sicológicas con la guerra fría, la URSS, los judíos, el gobierno de los EEUU, etc, le han buscado múltiples enémigos. Siendo pequeño se presentó en Moscú con una altanería de ser capaz de derrotar a los maestros soviéticos, pero al fracasar los acusó de tramposos y juró que jamás pisaría la URSS para jugar un torneo. Unos años después se enfrentó al campeón mundial Boris Spassky, y tras perder la primera partida anunció que se retiraba del torneo alegando que había poca luz en la sala, que hacían mucho ruido los click clik de las cámaras y que las casillas negras del tablero eran más grandes que las blancas. Al final jugó el torneo, no sin antes suplicarle todo el mundo, ganó a Spassky y a los tres años temiendo ser derrotado por Karpov desapareció del mapa reapareciendo años después diciendo seguir ostentando el título de la FIDE.
En la física tenemos el caso de Einstein, que abandonó a su mujer (tras pegarla varios años) y a sus hijos (no sin antes denigrarlos todo lo que pudo), luego como científico era mejor tipo con sus colegas, pero que cabron con los suyos. Dicen que su divorcio estuvo relacionado por un plato de sopa. El caso de Schrödinguer es sorprendente, impuso a su mujer una cantidad de amantes con las que tuvo que tragar, la mujer lo sabía y consentía conociendo a su marido. El se aprovechó de ella como pudo.
El de Newton ya es tremendo, como gran eminencia de su época luchó por desprestigiar a todo científico que lo desafiase. Si desafiabas a Newton equivalía a ser rechazado y no admitido en los círculos científicos. Que se lo pregunten a Huygens.
Recuerdo más casos de terribles prodigios, pero no voy a alargar esto más. Finalizo diciendo que a mi quien disfraza sus discursos de grandes palabras enciclopédicas me repugna. Una cosa es ser culto, y otra pretender que ten por culto.