Extraido de "Trazos de evangeliio, trozos de vida" (PPC) Dejarse hacer por el amor : Hágase tu voluntad (Domingo de Ramos)

Dejarse hacer por el amor : Hágase tu voluntad (Domingo de Ramos)
Dejarse hacer por el amor : Hágase tu voluntad (Domingo de Ramos) Jose Moreno Losada

Soy yo… realmente este hombre era Hijo de Dios

Lo buscaban sin saber realmente quién era. El misterio era tan inmenso que no podían descifrarlo ni los sumos sacerdotes, ni los letrados, ni los fariseos, mucho menos los que iban con palos y espadas a consumar lo que se convertiría en la piedra angular, en el fundamento último de todo lo creado y lo esperado, como acabará confesando el centurión pagano al ver cómo expiraba.

De la Pasión y gloria...

...De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:

+. «Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

Todavía estaba hablando cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

«Al que yo bese, ese es; prendedlo y conducidlo bien sujeto».

Y, en cuanto llegó, se acercó y le dijo:«¡Maestro!».Y lo besó.

Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

+. «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras».Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto solo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo...

La fidelidad de la entrega y la confianza radical

Toda su vida había estado en manos del Padre, él no había hecho otra cosa que mostrar a la luz lo que en el corazón iba revelándole el Espíritu desde el vivir y el caminar de la historia. Jesús es el hombre fiel que se ha dejado hacer por el Padre, ha sido gestado por el amor del Espíritu que le ha empujado a dar su vida para la salvación del mundo. La entrada en Jerusalén, el camino al calvario desde la aclamación jubilosa de la humanidad, con toda la creación en el grito del hosanna, es la proclamación solemne de un amor radical que crucificado rompe todos los límites y se alza como un sí definitivo de salvación en la verdad y en la libertad del Dios compasivo.

Hágase, dejarse hacer en el amor

Tropa Guadalupe
Tropa Guadalupe Jose Moreno Losada

Finibus volverá este triduo de Semana Santa a reunirse con un grupo de creyentes en Villafranca para vivir juntos la Pascua en un espacio de contemplación, silencio, comunidad, desde la vida y el evangelio de la pasión muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Ya hace años que le gusta vivir esta experiencia que comenzó con sus hijos y con José Miguel, que recientemente murió a causa de la pandemia.

Hoy nos hemos visto porque a ella le han pedido que prepare un taller de oración para el jueves santo, una hora santa, un ejercicio de mirada sobre la vida en el amor, la clave de la historia de la salvación y de ese momento central en la pasión de Cristo. Deseaba confrontar conmigo la preparación de ese momento.

Ella me centra en el hilo transversal del encuentro comunitario que será la figura de María de Nazaret, profundizar en la experiencia de María en el proyecto de la entrega de Jesús y su salvación, desde la fuente del amor. Vivir la pascua desde la figura de María. Para Fini es importante la clave del “hágase” ante el proyecto de Dios para vivir el amor. Repasamos juntos los momentos de Maria en la historia: la anunciación, el encuentro con Isabel, el nacimiento, los ancianos en el templo, la vida oculta, el seguimiento en la vida pública y apostólica, en las bodas, junto a la gente, en la cruz…  descubrimos cómo se ha ido cumpliendo el hágase inicial ante Dios.

La mujer sencilla de Nazaret, como Jesús, se ha dejado hacer como arcilla en manos del alfarero, se ha dejado modelar por el proyecto de Dios que se le ha manifestado en la vida y en los acontecimientos más allá de su propio proyecto humano. Acepta que Dios le vaya tocando y haciendo desde Jesús y los que les rodean y acompañan. Eso le valió el reconocimiento de dichosa por escuchar la Palabra y cumplirla, fecundada por la bienaventuranza divina.

 De este modo entró en la dinámica del amor de Dios revelado en Jesucristo. Hay una frase en la que coincidimos los dos: “En Jesús sólo el amor nos da identidad y libertad”. Jesús nos ha manifestado la clave del amor original que nos autentifica y nos libera. En la pasión se nos muestra ese amor radical que se certifica en la cruz y que se hace liberación total en la resurrección. El Domingo de Ramos es el grito de un evangelio de pasión que se fundamenta en el amor que identifica y produce libertad más allá del miedo y la muerte.

Fini se ve reflejada en esta verdad de fe desde su propia existencia. Ha pasado por el calvario últimamente con pérdidas dolorosas, su hermana, padre y al final la de José Miguel, donde se rompía el proyecto tan soñado de los dos. Sin embargo, se mantiene firme en el hágase, quizá con más radicalidad y libertad que antes. Para la comunidad parroquial está siendo en estos momentos un nudo de red comunitaria muy importante, desde su discreción y timidez, a la vez que una referencia que nos interpela.

La gente le pregunta que cómo puede seguir adelante con esa fuerza, ese ánimo. Coordinando Cáritas, animando la Tropa solidaria de preadolescentes, profesora, madre cuidadosa de dos adolescentes -que tanto le necesitan ahora a la vez que lo disimulan- también de su madre. Ella me confiesa que se ha visto rodeada de amor, de comunidad en el sufrimiento, en el duelo, que ve los signos de la mano de Dios que la sigue haciendo y cuidando. Por eso siente deseos de amar, cuidar, ahora con libertad, con menos miedos, aunque siga el dolor y, a veces, la oscuridad en su debilidad.

Sin duda, Irá a la Pascua y orará con esa comunidad de creyentes, con el “hágase” de María en el camino de la pasión y muerte de Jesús que trae la salvación por el amor”. Pondrá a la luz el misterio de pasión y libertad que en ella está sucediendo al igual que en toda la humanidad. Luz a la que estamos llamados todos en estos días.

El amor que da identidad y libertad

El reto creyente es poder proclamar y confesar que realmente Jesús de Nazaret es Hijo de Dios. Santo Tomás de Aquino nos habla de que Jesús de Nazaret nos muestra con mayor radicalidad su humanidad en la pasión, en concreto en la oración en el huerto de los olivos y en su sudor de sangre y sus lágrimas. Ahí en esa pasión de dolor amorosa es donde se muestra para todos, curiosamente, su ser Hijo de Dios, como reconoce el pagano al verlo expirar, cumpliendo todo en el amor. Contemplar y celebrar la pasión de nuestro señor Jesucristo es lo que nos posibilita adentrarnos en la humanidad realizada según Dios. Jesús tiene su fundamento en el Padre y nos va revelando su identidad al paso de su descubrimiento personal del amor que Dios le tiene.

El amor del Padre le va configurando desde su nacer, durante toda su vida oculta en la que se va gestando en los sentimientos divinos de la historia de la salvación, va sintiendo la paternidad y maternidad del Creador, del amante de la humanidad, y así va deseando expresar y vivir del mismo amor, ser generador de fraternidad en la construcción del Reino.

En la vida pública Jesús nos manifiesta todo lo que ha visto hacer y decir al Padre, lo que sabe que es su voluntad, la clave de la misericordia y la compasión como la expresión máxima del poder y la perfección. El perdón como horizonte de curación y plenitud. La resurrección como principio de justicia compasiva frente al sufrimiento inocente.

Ese credo personal, centro de la fe, es el que le lleva a vivir en el riesgo mayor de la historia enfrentándose al mal y su muerte. Entrega su miedo al amor para vivir la experiencia de la libertad sin límites en la resurrección. La muerte no tendrá la última palabra, pero para eso hay que entregar sin límites la vida. Ese es nuestro grito: el crucificado ha resucitado. Todo se ha realizado en la confianza en el Padre, en el hágase del Hijo en la experiencia de abandono y soledad humana.

Vivir nuestro credo es aceptar que en el horizonte de nuestro vivir no tenemos más tarea que llegar a ser nosotros mismos, a poder decir con Cristo “yo soy”. Nuestro yo está asegurado sólo en el amor de Dios, dejarnos hacer por él en el tránsito de nuestra vida, recibir su amor cuidadoso y dejarlo actuar por encima de cruces y soledades en nuestra propia existencia, será lo que nos haga auténtico y originales. La fidelidad nos podrá llevar al dolor, al miedo, a la cruz, pero el resultado no será otro que mayor identidad y libertad, no puede ser de otra manera en la experiencia de descubrirnos, junto a Jesús, hijos queridos de Dios. Si nos dejamos hacer por El, hasta los paganos acabarán confesando que tenemos un Padre bueno. Ojalá sepamos adentrarnos en tan gran misterio con la actitud de esa mujer sencilla de Nazaret: “Hágase”.

Volver arriba