Fraternidad universal Des/ayuno en el Ramadán: Todos hijos de Abrahán (Mérida-Badajoz)

Esta noche he sido partícipe como delegado diocesano para el diálogo interreligioso, junto a Francisco Maya, vicario general de la Diócesis de Mérida-Badajoz, del DESAYUNO del ramadán, al ponerse el sol a las 21,10 horas. Nos invitó el imán de la Mezquita de Badajoz, que cada año dentro de este contexto de su tiempo sagrado de ayuno, oración y limosna, del ramadán nos invita a realizar este gesto fraternal compartido de rompida del ayuno. Hemos estado personas representativas de lo civil, lo social, lo profesional y también de lo eclesial. Me gusta sentir esta familiaridad que tenemos, esta cercanía, de compartir sentimientos y aspiraciones de fraternidad, de bondad, de paz y de defensa de la vida. Nos es fácil encontrarnos y celebrar juntos. Hay algo profundo que nos une.

Musulmanes y cristianos, hijos de Abrahán

“Por la paz y la vida”

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La delegación diocesana de Diálogo interreligioso de la archidiócesis de Mérida-Badajoz queremos felicitar a nuestros hermanos fieles del Islam que en estos días celebran el Ramadán. Nos sentimos unidos a ellos y proclamamos el deseo común de la paz y del respeto a la vida en estas circunstancias de dolor y dificultad que se viven en el mundo entero y especialmente en Europa en estos momentos.

Nos unen lazos fuertes en la fe. Cristianos y musulmanes adoramos a un mismo Dios: el Dios de Abraham. Abraham es nuestro padre común en la fe puesto que de su descendencia surgieron el judaísmo, el cristianismo y el Islam.

Somos conscientes de que Dios nos ha dado dones comunes a cristianos y musulmanes para compartirlos mutuamente y a todo el mundo. Esa lógica del compartir se aplica también a las penas y alegrías cotidianas.

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Entendemos que el culto sincero y humilde a Dios no debe llevar a la discriminación, al odio ni a la violencia sino al respeto de la sacralidad de la vida humana, al respeto de la dignidad, la libertad de los demás y al respeto y defensa de los Derechos Humanos Universales comunes a todos.

Sabemos que el punto de partida común entre todas las religiones para hallar y sembrar la paz es la mirada compasiva y amorosa de Dios. Por eso como creyentes debemos centrarnos sólo en lo esencial de nuestras religiones: la adoración a Dios, la justicia, la misericordia, el cuidado y el amor y respeto al prójimo sin importar las diferencias que aparentemente nos separen.

En nuestras relaciones no tenemos miedo e invitamos a todos a que no tengamos miedo de abrazar las diferencias de todo tipo, sean culturales, religiosas o de otro tipo, o de acoger, abrazar o tener amistades con quienes profesan otra religión. Además, el conocimiento sobre otras religiones distintas a la propia puede ser enriquecedor para nosotros como personas y como creyentes.

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En concreto ante el ramadán, observamos que cristianos y musulmanes damos gran importancia al ayuno, a la limosna y a la oración en el periodo de Cuaresma y en el mes del Ramadán respectivamente. Pero lo que más nos une es el deseo profundo y en común de la paz y la fraternidad universal entre todos los seres humanos.

En este momento es muy importante que no nos dejemos manipular por interpretaciones deliberadas y tergiversadas de nuestras respectivas religiones que pueden llevar a hacer daño a otros seres humanos inocentes.

Alberto Gata y José Moreno (Delegación de Diálogo interreligioso)

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