Dios con nosotros, saltemos de alegría, ha montado nuestro belén El belén de la vida y la vida del belén...

Cuando los sueños se hacen realidad, entonces nos sentimos reyes de la vida. Pero lo bello es el sueño de lo diario, de lo cotidiano y lo sencillo. Ahí no hay edad, ni diferencias etiquetadas, hay amor realizado y vivido. Hoy lo he visto en los mayores de la residencia en sus cantos alegres ante el belén, lo  he sentido encarnado en la pequeñez amada y cuidada de Carmen, en su cuarto día de vid. También en mi buen amigo Alberto, que tras salir del hospital, allí estaba rodeado de su familia para darle gracias a Dios por el apoyo que está sintiendo en los profesionales y en la comunidad que lo rodea y lo quiere. Hoy la palabra, la homilía, la buena noticia proclamada, el sueño se ha hecho realidad. El belén lo ha montado Dios.

Belén

El Belén de la vida y la vida del Belén

La cuarta vela

Hoy al encender la cuarta vela del camino de Adviento para la Navidad, el párroco Paco nos hablaba en la homilía de cómo a Dios se le encuentra encarnado en lo ordinario, en lo sencillo, en lo pequeño y, a veces, en lo más débil y complicado de la vida y la historia. Así fue para José Y para María como relataba hoy el Evangelio proclamado. Yo llegaba un poco tarde a la celebración, venía de haber oficiado en la residencia de los mayores. Allí habíamos hablado de cómo los saltos de alegría, más que por la lotería, son aquellos que se dan por las buenas relaciones como María e Isabel, como se puede hacer en nuestra propia residencia donde la vida puede darse en cosas muy pequeñas pero vivas y reales, porque Dios está con nosotros. Hablaba de la residencia como nuestro pesebre sencillo representado por aquella cuna preparada por Gloria, la sacristana. Nuestra verdadera suerte y lotería era la vida. Alegria y pesebre en los mayores

Otra suerte, otra lotería

adviento

Yo este año he vivido lo de la lotería de navidad con otra clave, el hecho de haber estado cerca de un joven enredado por la adicción de la droga y el juego, las apuestas, me decidí a no comprar nada de lotería y, por lo mismo, tampoco a venderla. La verdad que lo he visto como una liberación, hoy me sentía tan lejos de ese fasto de bolas y premios que no sé si volveré a tocarla. Pero todo este tiempo de adviento, sí he estado atento a los signos de esperanza y de gracia que se daban a mi alrededor y en los que yo iba sintiendo que Dios me iba “tocando” poco a poco.

Carmen ya está con nosotros, hoy su primer día en el templo

Uno de esos signos sencillos y esperanzadores era la niña Carmen, que estaba en el seno de Mamen y que era muy esperada por su padre Jose, y muchos más. Hoy estaba como una reina en la eucaristía, para mí era la más importante de los que estábamos allí, porque era la más pequeña, nació el miércoles y ya estaba en el templo con sus padres para dar gracias a Dios por la vida que le ha tocado.

cuna

Qué contraste, venía de los mayores donde habíamos hablado de que nuestra residencia tenía que ser un buen pesebre para que se produjera la alegría del ser querido, del niño entrañable en el corazón de María Y José, que había de reflejarse en sus relaciones, habíamos cantado villancicos en el portal, y ahora estaba delante de este pequeña, en su canasta limpia, junto al calor de su madre y de su padre, en un sueño dulce y bello. Nunca olvidaré este momento de encuentro en el templo, me sentía como Simeón. Pero la lectura creyente la hizo Mamen, su madre, y corroboraba Jose, su padre..

El belén de Carmen lo ha montado Dios

Padre e hijo

Para ella, todo lo que había ocurrido en estos días y lo que estaba ocurriendo ahora, era claramente un sacramento real del Belén, de la Navidad…. No faltaba ningún personaje ni sentimientos reales de aquella navidad relatada por Lucas. Se veía ella, acompañada de José, llegando al hospital ya con sus dolores y contracciones, buscando el lugar apropiado para poder pasar ese momento. Un momento de horas largas pero fecundas con un final feliz, porque habían sido muy normales, dentro de su dolor, había alumbrado el misterio de la vida, que trae salvación, salud, amor, y lo trae todo envuelto en pura debilidad y dependencia. La más pequeña ya era el centro del mundo de muchas personas. Pero no lo había hecho sola, allí estaban los ángeles, en las manos de comadronas, médicos, enfermeras, celadoras, cada uno con su voz, su canto y su melodía. Y qué decir de la muchedumbre de pastores, unos que estaban de vigilia en la noche porque era su turno, pero otros muchos que iban acudiendo según se iban enterando y según llegaban, ya su madre le iba diciendo al oído que estaban allí porque la querían mucho a ella, aunque no lo supiera. Hasta se han hecho presente los regalos de muchos reyes magos, de muchas personas que saben que todo lo que tenemos, lo hemos que poner a nuestros pies para pisarlo en el servicio a los demás, que lo que tenemos es para compartirlo, porque de nada sirve el incienso- el éxito y la alabanza-  el oro –la riqueza- y la mirra –el poder- sino es desde el amor y para el amor, desde la gratuidad. Lo expresaban con esta visita al templo, para decir gracias, porque confesaban que se están sintiendo sobrepasados, por el amor, la acogida, la compañía, la protección, que están recibiendo en la debilidad de Carmen, tan querida y tan amada, tan bendecida.

En el templo: el sacerdote, Alberto y toda la comunidad.

sacerdote

Hoy estaban en el templo y allí se acercaba la comunidad a besarla, tocarla, acariciarla, cantarle, cogerla… muchos y buenos. Entre ellos, Alberto que tras estar hospitalizado hoy venía con toda su familia a la Eucaristía a dar gracias y se alegraba inmensamente de conocer y abrazar a esta pequeña. Yo me sentía feliz y agraciado, deseaba que todos y todas se dieran cuenta que allí estaba lo que acababa de decir Paco, Dios con nosotros. Yo lo reconocía en mis ancianos queridos de la Granadilla, en la pequeñez de Carmen y su sagrada familia, en su belén tan grandioso, y del mismo modo en la presencia de Alberto en su proceso de recuperación y la protección de su familia que lo rodea y le da fuerzas para seguir adelante. Detalles entre muchos detalles, que nos hablan encarnadamente del Belén de la vida y de la vida del Belén. Ahí está la señal en esa humanidad, desnuda, envuelta en pañales y en el pesebre de lo cotidiano y de lo diario, que hoy se abrazaba en nuestra comunidad cristiana, en ese padre nuestro cantado y sentido por todos los niños en nuestro altar compartido. Gracias¡

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