los reyes han de saber ser pobres para poder soñar Un sueño de reyes para ultimar el adviento

El sueño es lenguaje de Dios para entender las señales de la salvación. Los pobres son reyes soñando y los reyes para soñar se han de hacer pobres

IV DOMINGO DE ADVIENTO

22 de diciembre de 2019

El sueño es lenguaje de Dios para entender las señales de la salvación. Los pobres son reyes soñando y los reyes para soñar se han de hacer pobres. Por eso es muy difícil que un rico -soberbio- puedan entrar en el sueño -reino- de Dios. Aprender a soñar con Dios, es proyectar nuestra vida desde las señales que en nuestra propia historia nos abren la posibilidad de la entrega y del ser para los demás.

En los entresijos de lo diario, la familia, el trabajo, la calle, la sociedad, con sus altibajos, sombras y dificultades, así como sus pequeñas luces y verdades, se van engendrando la vida y la libertad. Estamos llamados a vivir en libertad en lo propio de cada día, cada lugar, cada persona y encuentro. No hay situación en la que no podamos construir puentes, señalar caminos para la luz, sanar heridas, levantar caídos, hacer comunidad, echar fuera miedos, sembrar ánimo y esperanza.


No se trata de buscar a Dios más allá de la vida, o irse a otro lugar para evitar el conflicto, sino de encontrarlo y tenerlo en cuenta en lo propio, en lo encarnado de nuestra propia persona, vida y comunidad. Ahí está la posibilidad de que nazca la luz y seamos iluminados y salvador por ella.

No olvidemos que el Niño recostado en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, de los pobres que «son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros» (Carta aP. Admirabile signum, 1 diciembre 2019, 6).

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