No es cierto que nada se puede hacer sino que el que la sigue la consigue

Tras casi diez años de litigio, finalmente la multinacional y todopoderosa Shell ha sido condenada a reparar el daño que provocó al contaminar en 1970 un terreno de más de 250.000 hectáreas en el delta del Níger. Deberá compensar a una comunidad local con 82 millones de euros.

En 2001, un grupo de empresarios y vecinos de la zona interpusieron una demanda contra la empresa. Dicha demanda ha tenido que sortear todo tipo de retrasos, ya que el caso ha pasado por las manos de tres jueces y la petrolera ha interpuesto casi treinta recursos cautelares durante el juicio.

Según el periódico nigeriano The Guardian, los demandantes pedían una compensación por los daños causados por la pérdida del bosque, lo que perjudicó también a la caza y a la pesca y a las fuentes de abastecimiento de agua, además de aumentar el riesgo a contraer enfermedades, así como por el componente psicológico y el retraso de la solución.

El juez finalmente aceptó las peticiones, concluyendo que el delito de Shell ha afectado gravemente a la población, "que ha sido privada del derecho a la subsistencia, la educación y la vida en buenas condiciones".

La Asociación Nigeriana de Escritores por los Derechos Humanos (Huriwa) ha declarado su satisfacción por la sentencia dictada, aunque lamenta que no aparezcan en ella los mecanismos de control de cara a garantizar la ejecución de la misma por parte de Shell.

La Huriwa señala también que "mientras en Estados Unidos, el Gobierno ha tomado la decisión inmediata de reclamar a BP 20 millones de euros para compensar a los afectados por su vertido en el Golfo de México, en el caso del Delta las multinacionales han estado operando con impunidad y sin respuesta del Gobierno", lamentando que la cifra a pagar por parte de Shell, 82 millones de euros, sea tan pequeña en comparación con la que se pagará en EEUU.

Una lectura crítica pone de manifiesto lo rápidamente que se movilizaron en EEUU contra los vertidos de este mismo año de BP y las trabas de 40 años que han encontrado en Nigeria. La lectura positiva es que ante la injusticia y la irresponsabilidad no debemos tirar la toalla y que, a veces, el que la sigue la consigue.
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