David López Royo La serenidad del tiempo y la salud mental

David López Royo
David López Royo

La salud mental está muy ligada en una atención integral a la dimensión sociosanitaria de un sistema que, tristemente, subsiste, porque hasta el momento no ha entrado a formar parte de los intereses de los partidos políticos

Recién comenzamos la andadura del mes de enero; pero esto nos puede hacer pensar por lo que a nuestro alrededor está ocurriendo que ya llevamos una eternidad del camino inaugurado hace apenas unos días.

Las encuestas, las previsiones, la economía, el recibo de la luz, las innumerables mutaciones de la covid que están y que vendrán, hasta que se convierta en una endemia, la salud mental -que ahora entra en el epicentro de las campañas electorales- y un largo etc. de temas que nos arrastran por una corriente que no somos capaces de controlar.

La salud mental está muy ligada en una atención integral a la dimensión sociosanitaria de un sistema que, tristemente, subsiste, porque hasta el momento no ha entrado a formar parte de los intereses de los partidos políticos. Sin el verdadero desarrollo de éste, será imposible ayudar y apoyar la atención de las enfermedades relacionadas con la salud mental.

La serenidad del tiempo en este espacio debería ayudarnos a confiar en quienes, con experiencia de años y con capacidad innovadora, nos podrían indicar el camino más apropiado en los tiempos en que vivimos para lograr que la atención, a las personas que sufren esta enfermedad, sea la más adecuada y pertinente.

Salud mental
Salud mental

En nuestra sociedad existen instituciones centenarias, y con menos años, que conocen muy bien el curso que el agua lleva en el río de la salud mental.

Son los Hermanos de San Juan de Dios, son las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús quienes llevan, en un caso alrededor de 500 años y en otro casi 150 años, que se dice pronto, innovando y buscando formulas sociosanitarias que den la mejor respuesta en el tratamiento de la salud mental.

Antes de adentrarse, desde el marketing de la política a través de los políticos, a hablar, por parte de éstos, de la salud mental; por favor que pregunten a quienes llevan siglos abordando con cariño, afecto y profesionalidad esta circunstancia social que tanto daño produce en personas concretas y en sus familiares.

Los años dedicados por parte de instituciones centenarias a dar respuesta a las necesidades de quienes se sienten arrollados por la enfermedad mental, deberían servir a los políticos, que ahora hablan de salud mental, de ejemplo. Éstas, por experiencia, conocen el significado de lo quiere decir “la serenidad del tiempo”.

Tiempo
Tiempo

La serenidad del tiempo es comprensión. Comprender que a quien se atiende, son personas con alma que viven quebrados, a veces, y otras apasionadas.

La serenidad del tiempo es la escucha. Escuchar es estar en silencio, contemplando los ojos que no se cansan de observar el entorno, y que quieren manifestar el dolor por medio de una mirada que contempla el universo del mil maneras diferentes.

La serenidad del tiempo es el acompañamiento. Acompañar es convivir y aceptar lo diferentes que somos las personas. La diferencia es un hecho que nos debería de motivar a forjar una inclusión social que termine con el alejamiento de las personas.

La serenidad del tiempo es descubrir que la novedad nace de la propia sencillez porque es ésta la que hará posible que la salud mental no se convierta en la herramienta política del marketing político.

La serenidad del tiempo es como el agua que ocupa un espacio de nuestro querido planeta, unas veces se acerca a las costas con bravura rompiendo en los acantilados la fuerza que arrastra, y otras llega cariñosa y dispuesta a abrazar a quienes descansan en las playas. La salud mental vive en la tensión de la fuerza brava y el afecto. Por esta razón, es necesario que el agua que rodea sus vidas sea canalizada de forma profesional y sin principios que respondan a intereses partidistas y políticos.

La serenidad del tiempo es avanzar en la proyección de proyectos que nazcan, atendiendo a lo anterior, desde la innovación y el trabajo conjunto entre las Instituciones sociales y las Administraciones Públicas.

La serenidad del tiempo es reconocer que, todavía hoy, existen matices que marcan a la enfermedad mental como un hecho conflictivo. Hay que superar este matiz, y por tanto hay que esforzarse por hacer que estos matices se transformen en caminos abiertos, en donde las personas afectadas por esta enfermedad puedan ser un ejemplo para la convivencia y la interrelación social.

La serenidad del tiempo es investigar, estudiar y analizar que existen colectivos en riesgo de exclusión social afectados por experiencias de vida que han lacerado, no solo sus cuerpos sino sus cerebros. Son personas afectadas por la trata de seres humanos. Aquí, también, habría que escuchar a instituciones especializadas en este ámbito que no es estrictamente social sino sociosanitario. Son entidades, como por ejemplo las Hermanas Adoratrices, que llevan un camino de casi 175 años en la atención personalizada a personas vulneradas socialmente. Una labor en esta dirección, también, la desarrollan los Hermanos de la Cruz Blanca.

La serenidad del tiempo es transformar nuestro sistema social y sanitario. La transformación supone la búsqueda de una mejora en la planificación y diseños de los servicios existentes. Falta un verdadero diseño sociosanitario, y esto no es posible realizarlo con profundidad si no superamos a un sistema que está dejándose cegar por la ventisca de un temporal que aleja los modelos de atención sanitaria y social, en función del territorio en donde se desarrolle el servicio. Hay que reinventar la atención a las personas enfermas teniendo en cuenta que muchas enfermedades, como puede ser la salud mental, exceden el ámbito estrictamente sanitario y tienen que contar con un espacio más integral e integrador, un espacio sociosanitario.

La serenidad del tiempo es plantearse un trabajo conjunto entre distintos agentes que conduzcan a la creación de un sistema de atención sociosanitario y, tiene que ser un sistema, anclado en la colaboración y planificación estrecha entre las Administraciones Públicas y las Entidades Privadas.

La serenidad del tiempo es dejarse arrastrar por el agua que llega a nuestros acantilados y playas, así como atravesar las ventiscas de los temporales que nos asolan con la intención de reforzar nuestro espíritu y lograr transmitir que nuestra sociedad es un espacio ideal para la convivencia y el encuentro.

La serenidad del tiempo es mirarnos a los ojos y hacer que la mirada expanda destellos de tranquilidad y paz para generar un espacio conjunto de convivencia con quienes sufren las consecuencias de la enfermedad mental.

La serenidad del tiempo somos tú y yo, que somos capaces de generar la energía suficiente para transformar todo lo negativo en positivo.

Primero, Religión Digital
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