La que nos ha caído con el obispo de "Águila Roja"

Hace algunos días, en una reunión en la parroquia, hablando de los tópicos de la Iglesia, el Vaticano tiene mucho dinero, los curas por qué no se casan, el papa por aquí, las monjas por allá, bla bla bla... alguien ha vuelto a decir algo como: "se ve en Águila Roja, la Iglesia tiene mucho poder, siempre ha sido así". Es que no puedo.

"La iglesia rechaza a los que viven juntos sin casarse"... ¿pero queda alguna pareja que venga a casarse que no vivan juntos hace tiempo? Y oyes, se les acoge igual, y vaya si se casan. Hay mucha gente (¡y gente joven!) con cuatro ideas estereotipadas sobre la Iglesia, recocidas en un anticlericalismo pasado de moda, irreflexivo y secularmente torpe.

El desconocimiento total, primo de la indiferencia religiosa, es más honesto; yo hablo de una ignorancia poblada de clichés que es atrevida y dañina. ¿De dónde saca esta gente esos lugares comunes ya reveníos? Supongo que de lo que escucharon en casa, de las conversaciones del bar que son las que arreglan el mundo, de los comentarios comprando la fruta... y de la tele. Concretamente de personajes como el obispo de la serie "Águila Roja" o "Los Tudor"... angelitos estomagantes que nos ha tocado en suerte soportar. Claro que no ayudan mucho tramas escabrosas como lo de la presunta conspiración para asesinar al papa de la semana pasada, pero afortunadamente esas cosas llegan menos al gran público. Yo francamente prefiero no enterarme.
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Sabíamos que la tele educa las conciencias, imprime consignas y programa las mentes. Pero es increíble que la producción de representaciones sociales colectivas la hagan las series de ficción y no los documentales, informativos o debates. Los ideólogos de las parrillas saben que los bichos de la 2 son a la hora de la siesta porque no los ve ni el tato, así que procuran lanzar sus cargas de profundidad en prime time y en formatos atractivos de máxima audiencia.

Y los guionistas no se cortan mucho, no es que sean precisamente muy "subliminales" los mensajes ¿eh? Los personajes son caricaturas que rayan lo grotesco: un prelado corrupto (por ser suaves), médicos, policías, campistas, tripulación de un barco... con sus determinadas actitudes hacia el dinero, la sexualidad, las relaciones, la honradez... Packs de valores en andanadas, modelos de familia, de trabajo, de amistad, estudio, deporte, profesión... que los niños dan por "normales" y "buenos".

Así que a los chavales los modela ya no la tele, sino las historietas de la tele. Qué tiempo perdido; qué pena de "La isla del tesoro" no leída; qué castaña nos ha caído con el monseñor del ninja del siglo de Oro. A mis sobrinos los educa "Águila Roja"... ¡qué horror! Me pegunto si sería mejor si los educara el telediario...

César L. Caro
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