Aquello de “no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita” sólo es cierto cuando la persona tiene cubiertas las necesidades básicas y garantizados los derechos fundamentales de vivienda, alimentación, vestido y sanidad. Las rebajas son una oportunidad para las personas que necesitan comprar algo, son una trampa para las personas que no necesitan nada. Mucha gente no compra cosas para utilizar sino por lujo, para sentirse importante. El lujo es la posesión de las cosas que no aumentan la satisfacción corporal sino la social. Tiene que ser público, porque sólo produce el placer de ser visto y deriva de un afán de distinción. No es una necesidad real sino simbólica.