Hoy leía de un futbolista que es un exquisito gourmet para lo que normalmente sólo hace falta tener dinero y buen gusto. Hace unos días pasó por Barcelona un misionero amigo mío. Lo invité a comer. Al día siguiente lo llamé y le dije: “Esta noche cenaremos en un restaurante y luego dsaremos un paseo por Barcelona de noche”. Me dijo: “Vale. Pero si no te parece mal, cenaremos un bacota en cualquier lugar y el dinero de la cena me lo darás para la misión. En la misión, con ese dinero, podrán comer siete niños durante una semana”. Invité a dos amigos a venir con nosotros. Cada uno ceno un bocata y con el dinero de nuestra cena habrán comido varios niños durante una semana. Al despedirle le dijimos: "Gracias. Eres un auténtico gourmet"