Las puertas giratorias del Evangelio

“Granjeaos amigos con las riquezas de inquietud, para que, cuando os venga a faltar, os reciban en las moradas eternas” dice el evangelio leído ayer en la misa dominical (Lucas, 16, 1-9). La traducción a un lenguaje de nuestros días puede ser ésta: “Con el poder que os dan los ministerios, los altos cargos, crearos amigos para cuando perdáis el puesto os acojan en sus empresas”. Es decir, “aprovechar el poder para engrasar las puertas giratorias para que cuando perdáis el puesto no tengáis problemas de un buen empleo”. Evidentemente, esa es la conducta del “mayordomo infiel” (puede, pero necesariamente, decir que se haya enriquecido), del ministro, del alto funcionario, malversador que se sirve del poder no en beneficio de la comunidad sino en el suyo propio o de sus amigos.  

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