Un poco de pudor ante el suicidio Carta a un cura 'consternado'

La fe también es ver al ser humano más allá de que esté sentado debajo de la higuera.

Ernesto
Pero si eres antipático Ernesto. Qué vienes ahora con tu historia de la soledad de los curas si no se te puede hablar. Si no estás disponible para lo fraterno. Si usas a la gente cuando necesitas algo y luego no vuelves a mirar ni para dar las gracias.

Usarás la tragedia de tu colega para hacerte el héroe si elegiste una vida en la que jamás sabrás lo que siente la gente a la que dices servir? Hombre, Ernesto, si exiges trato diferencial con tu voz, tus cejas, tus gestos, sales ahora a quejarte del trato diferencial que te dan.

Si tú mismo tratas a tu jefe como un príncipe estás esperando que no te vea como un súbdito? Ernesto... Sé serio hombre. Cuántas veces te has quejado de la indiferencia de gente a la que también tú tratas como un capataz.

Si el pedacito que te dieron a administrar lo convertiste en tuyo. Son tus gustos, tus pareceres, tus criterios, tu estilo. Vas a decir ahora que la tienes muy dificil porque nadie entiende lo que tienes que vivir.
Un poquito pasado de privilegio y pretensión ese mensaje, Ernesto.

Duele lo del hombre que se ha quitado la vida; no por cura, sino por humano y creyente. Uno para el que la iglesia no fue el reino y el mundo sí fue infierno, del que - bendita sea la misericordia de la que tanto sospechas, Ernesto - ya salió. Pues dios recibe siempre, a tod@s³.

Pero es poco ético y menos aun fraterno volverlo una bandera de tu status, de 'la cruz' de tu posición, que a tantos años luz se encuentra de la posición de siervo, de último. Y no porque peques, pues todos. Sino por la estructura que sostiene el que te hayas creído tan distinto.

Y así como tu panfleto dramático no tiene que ver con todos los curas, esto tampoco - pero casi - porque a los que saben dar la vida no los reconocen por las telas, títulos, ni poses, sino por las marcas del amor. Y esa gente nunca sabe que son ellos los que van haciendo el bien.

No tiene que ver contigo, en lo que genuinamente eres, hermano. Porque la fe también es ver al ser humano más allá de que esté sentado debajo de la higuera. Sino con eso en lo que te conviertes cada vez que te acuerdas que eres cura y eliges los primeros puestos que tienes cerca.

Si hoy te alerta la salud mental de tu gremio ni te asomes a la de tu audiencia, que con esas toneladas de culpa, expectativa y magia que tantas veces promueves sin aceptarlo, son miles necesitados de un acompañamiento que la iglesia nunca ha sabido hacer.

Ni hablar de las víctimas, porque se nos viene abajo el edificio. Y debería.

Aquí has tenido y tendrás herman@s. Y de éstas conversaciones tenemos muchas y frecuentes, sin ti, Ernesto, porque no has estado disponible. Pero eres bienvenido, como uno más, cuando quieras. Quién quita en unos años notes que no tenías que vivir así, que eso no es vocación.

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