Plataformas nuevas, códigos antiguos: análisis de la denominada "tercera brecha digital de género de las personas adolescentes de la CAE" Deusto alerta de la reproducción en la red de códigos y roles de género, así como ciberviolencia machista

La directora de Emakunde Izaskun Landaide, junto a las autoras del informe: María Silvestre, Estibaliz Linares, Usue Beloki, Raquel Royo e Iratxe Aristegui
La directora de Emakunde Izaskun Landaide, junto a las autoras del informe: María Silvestre, Estibaliz Linares, Usue Beloki, Raquel Royo e Iratxe Aristegui

La Universidad presenta los resultados de un análisis sobre la tercera brecha digital de género de los adolescentes vascos

La investigación recoge las opiniones de jóvenes, familias y profesorado en torno a los sesgos de género y resistencias que se producen en YouTube, en las redes sociales y en los videojuegos

(Universidad de Deusto).- 9 de cada 10 adolescentes en Euskadi afirman encontrar frases machistas en la red. La mitad de las personas adolescentes en Euskadi se encuentra diariamente con contenido erótico y que cosifica a las mujeres. 8 de cada 10 adolescentes afirman que han recibido alguna vez videos o fotos de chicas desnudas. El 43% de las chicas y el 23,6% de los chicos asegura haber discutido con la pareja por la “última hora de conexión” de la aplicación Whatsapp.

Estos son algunos datos de la ciberviolencia machista que se evidencia tras el análisis de la denominada “tercera brecha digital de género de las personas adolescentes de la CAE” y que hace referencia a los códigos, estereotipos, patrones y roles de género que se reproducen en la red y que generan desigualdad. Y es que el mundo virtual ha aportado una infinidad de comodidades, ventajas y oportunidades para nuestras relaciones y formas de gestión. Sin embargo, también ha producido mecanismos un tanto dañinos, que comprenden e interpelan a los códigos de género.

La Universidad de Deusto ha presentado hoy, 4 de diciembre, en el marco de las Jornadas “Brecha digital de género 3.0. Análisis, diagnóstico y propuestas de intervención”, los resultados más significativos de una investigación en la que se han entrevistado a adolescentes, familias y profesorado en torno a los sesgos de género y resistencias que se producen en la red y la adolescencia, concretamente en YouTube, en las redes sociales y en los videojuegos.

Este estudio, realizado por el equipo de Deusto Valores Sociales, ha recibido financiación en la convocatoria de “Investigación Básica y Aplicada” del Departamento de Educación del Gobierno Vasco, y en la de “Proyectos de promoción de la igualdad de mujeres y hombres en el ejercicio 2019″ de la Dirección de Igualdad de la Diputación Foral de Bizkaia.

Estibaliz Linares
Estibaliz Linares

Brecha digital de género

El concepto de brecha digital de género define una importante desigualdad entre mujeres y hombres, marcada por los sesgos de género en el sector y mundo tecnológico. Hasta ahora, se había hablado de dos brechas digitales.

La primera se genera al quedar las mujeres más excluidas que los hombres en el acceso del mundo tecnológico. Y la segunda tiene que ver con la desigualdad existente en la intensidad, las habilidades y capacidades en el uso de las nuevas tecnologías, dificultando la integración de las mujeres en el mundo tecnológico. En los países occidentales, la primera brecha prácticamente se ha superado, aunque la segunda está aún muy presente. Así, por ejemplo, en Euskadi, solo el 20% de estudiantes del grado de Informática son chicas (datos de Eustat, 2019).

Pero la desigualdad no solo se mide en números, sino que también se manifiesta en condicionamientos más profundos y estructurales. Analizarlas es el objetivo de esta nueva investigación universitaria sobre la tercera brecha digital de género entre los adolescentes. El estudio ha evidenciado, por ejemplo, que las mayores desigualdades se hallan en los videojuegos, donde los chicos son los principales protagonistas y los juegos más seguidos son de contenido violento, machista y racista.

También se han constatado grandes discrepancias en el uso de YouTube. En esta plataforma, ellas ven canales de moda, belleza o turismo, principalmente, y ellos de videojuegos y bromas. Por lo que se refiere al uso de las redes sociales - WhatsApp, Instagram y Tic-toc-, el estudio ha encontrado que las chicas conviven con una importante presión sobre sus cuerpos, y sobreexponen más sus sentimientos, sensaciones y cuerpos.

Algunos datos: el 99,7% de la población joven en Euskadi utiliza las redes sociales (Gazteen Euskal Behatokia – Observatorio Vasco de la Juventud, 2019); 7 de cada 10 adolescentes en Euskadi siguen a YouTubers; 10 de cada 8 chicos en Euskadi han jugado a videojuegos con contenido machista, y 6 de cada 10 chicas refieren no jugar a videojuegos.

Ante estas situaciones de brecha digital, la investigación lanza algunas recomendaciones. Y así, aconseja, entre otras, cuestionarse si lo que uso o veo promueve la igualdad, pensar si el ‘postu’ merece la pena o provoca más daño, investigar otros canales que hablen de igualdad, diversidad sexual, racial… o plantearme si los videojuegos que compro son adecuados.

Ciberviolencias machistas

Todos los comportamientos y códigos identificados se convierten en una “balsa” para generar actitudes y violencias machistas. Entre las más destacadas, se encuentra:

Ciberacoso sexual: generar un espacio intimidatorio de carácter sexual a través de la difusión de fotos, videos, audios…, sin su consentimiento y/o con cualquier comentario de carácter sexual que se produzca on-line y genere incomodidad.

Ciberacoso sexista: comentarios, fotos, videos… que se realizan contra la chica, por el mero hecho de serlo, y que producen una asimetría de poderes. Aquí también se pueden incluir los ataques contra las ciberfeministas.Ciberacoso LGTBI+fóbico: comentarios, fotos, videos… y actitudes que se producen contra las personas de identidades que cuestionan lo heteronormativo.

Ciberviolencia simbólica: la presión social y cultural contra los cuerpos, que se promueve a través de distintos canales.

Cibercontrol: control e hipervigilancia de las redes sociales. Lo más común es que se produzca en el ámbito familiar hacia las hijas e hijos, o en la pareja.Estos ataques, que se pueden interrelacionar con ataques ciberracistas, son plataformas nuevas, pero los códigos son antiguos.

Ante estas situaciones, la investigación recomienda pedir ayuda a una persona adulta; no continuar con el envío de fotos, videos…; investigar qué ha sucedido; si se necesita, denunciar; reflexionar sobre las actitudes machistas, y promover actitudes con códigos más igualitarios, además de otras.

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