¿Y si fuera Fidel Hérraez?

Este lunes arranca la Asamblea Plenaria que elegirá al sucesor de Martínez Camino como secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal. Una elección que marcará el futuro de la Iglesia española, y pulsará la fuerza que todavía tiene el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela. En las últimas semanas hemos planteado una serie de candidatos, que supondrían la continuidad o la reforma. A última hora, el cardenal Rouco, que sabe que en estos días se juega su futura influencia -y la de sus grupos de poder- en la Iglesia española, ha decidido apostar todos sus réditos a un candidato estrella: el obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez.

"La apuesta va en serio, y es peligrosa" aseguran a este cronista varios trabajadores y responsables de secretariados de la CEE. Y conlleva una lectura principal: que Rouco Varela quiere mantener el control en la Conferencia Episcopal a toda costa, que ésa es su gran batalla.

Lo cual se traduce en que Madrid, sede para la que Fidel seguía siendo su candidato, está perdida. "Si no, no se explica que quiera 'quemar' al que ha sido su fiel escudero durante tanto tiempo y al que le debe un premio por su trabajo durante tantos años".

De ser cierta, Rouco Varela se aseguraría el control para su entorno de la Casa de la Iglesia en los próximos cinco años. Sea quien sea su sucesor tanto en Madrid como en Añastro, el cardenal sabe que no existe un candidato con la suficiente fuerza para romper con la dinámica que el purpurado ha impuesto en las últimas décadas, y menos aún si el más fiel de sus colaboradores permanece "guardando la viña" de Añastro.

La última maniobra de Rouco Varela, no puede obviarse, genial: por imprevista y porque, a diferencia de Camino o de los otros candidatos del purpurado -especialmente Rico Pavés o Fernández Sangrador-, Fidel "no se ha quemado".

Según las fuentes consultadas el obispo auxiliar de Madrid, que ya sabe que no podrá suceder a Rouco Varela en Bailén, podría contentarse con un puesto que, en cinco años, le permitiría ganar fuerza lejos del amparo de Rouco Varela -a quien, no obstante, seguiría representando tras su marcha- y otorgarle, al fin, una diócesis de importancia. Sobre todo después de que Fidel tuviera claro que no podría ser el nuevo arzobispo de Madrid.

La candidatura de Fidel, que se planteará el martes por la tarde y que ha sido consensuada por la mayoría de Rouco en el Comité Ejecutivo, se encuentra, no obstante, con la rotunda oposición de aquellos que aspiran a que el "estilo Francisco" empiece a notarse desde ya en la Iglesia española, y que no están dispuestos a esperar a que sea el Papa quien oficialice el cambio de época. "Rouco no puede irse como Franco, sin que nadie le tosa y dejándolo todo atado y bien atado", subrayan desde Añastro. Aunque después el "atado..." no le durase mucho al dictador.

En el entorno de los renovadores cunde la preocupación ante la posibilidad de no poder desactivar la "opción Fidel". "Él no es Martínez Camino, no es Rico Pavés... es una cara mucho más amable y eficaz", sostienen. El otro punto en contra es que la opción más rupturista, que se veía con buenos ojos incluso desde Roma, se quemó -salvo sorpresa mayúscula- en el momento en que empezó a circular. Ésa fue, y no otra, la causa del despido de Encarnación González de la Conferencia Episcopal. "Era la candidata. La gran candidata". Ahora, al parecer, todos los esfuerzos irán en la defensa de Ginés García Beltrán. El miércoles se sabrá la solución al difícil enigma, que vuelve a mostrarnos a un Episcopado profundamente dividido y temeroso, que sigue sin atreverse a responder a lo que ya es un clamor entre los fieles.
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