Y, lo que es extraño en un prelado que ha sabido aglutinar afectos allá donde pasa. El nombre de
Carlos Osoro vuelve a sonar con fuerza de cara al próximo consistorio, junto a los de Santos Abril y el sempiterno Braulio Rodríguez.
Osoro lo merece. Por su capacidad personal y pastoral, por la fuerza de una diócesis como Valencia -la segunda más grande de España- y, también, y sobre todo, como gesto de cara al futuro de la Iglesia en España. Que ya se está fraguando. Aunque se haga en silencio y con demasiados miedos.
baronrampante@hotmail.es