Vox: los Judas del Evangelio

Unas palabras que han sido contestadas por los cristianos de base de Andalucía, y por el propio Evangelio. Poner a Jesús como ejemplo de una formación que acosa al inmigrante, persigue a las mujeres maltratadas y trata a los que profesan otra religión (en este caso, el Islam) de poco menos que terroristas es, cuando menos, una traición a los ideales de ese 'revolucionario' del que habla Serrano.
El amor, como bien explica ese 'revolucionario' (que, por cierto, tiene un nombre, y es Jesús de Nazaret), significa hacer valer las Bienaventuranzas, y dar de comer al hambriento, acoger al que no tiene sitio, perdonar siempre, no imponer tu ideología... En definitiva, tratar de construir un mundo nuevo, mejor, para todos, contando con todos, pues la salvación vino para todos.
Tratar de basar en el Evangelio unas políticas xenófobas, machistas, ultraliberales y de "único modelo" es romper con todo lo que, precisamente, Jesús vino a enseñarnos, por no hablar de las referencias a San Juan, el discípulo amado, y a San Francisco de Asís. Que, por otro lado, fue un ejemplo de la lucha por la igualdad hombre y mujer, de la defensa de la naturaleza y del diálogo con el "hermano musulmán" (se están cumpliendo 800 años del encuentro del poverello de Asís con el sultán).
Hacerlo, además, en una tierra como Andalucía, que durante siglos fue un ejemplo de convivencia entre las tres culturas es, simplemente, rastrero. Y un argumento mentiroso. Con esos mimbres, sí que hay que reconocer a Vox que sus ideas sí que aparecen en el Evangelio. En Judas, en Pilatos, en Herodes. En aquellos que, cuando venga el Reino, verán que Jesús estaba precisamente en aquellos a los que ellos despreciaron. Al tiempo.