Los niños del Papa

"Pensemos en esta noche de manera particular en aquellos niños a los que se les niega el amor de los padres, a los niños de la calle que no tienen un hogar, a los niños que son utilizados brutalmente como soldados y convertidos en instrumentos de violencia en lugar de ser portadores de reconciliación y de paz". Con estas palabras, el Papa Benedicto XVI puso en su sitio -en el centro- a los personajes más importantes de nuestra historia: los niños. El mismo día en que los cristianos recordábamos la venida al mundo del Niño Dios, el Pontífice se acordaba de los "niños rotos", los que sufren, trabajan como esclavos o son vendidos al mejor postor. También los que no tienen la oportunidad de llegar a nacer o los que son obligados a morir, y a matar, en los conflictos abiertos por todo el mundo. Los que, en la Noche de Navidad, no esperan caricias, turrones ni opíparas cenas. Para los que jamás vendrán los Reyes. El Niño Dios vino al mundo en un pesebre. Ayer, Benedicto XVI, recordó al que nació en la miseria y cambió el mundo. Los últimos serán los primeros, llegó a decir también el Crucificado. Que el Papa lo deje claro -en uno de los días que más "audiencia" tendría- no deja de ser importante. Y una llamada de atención. Los niños son los protagonistas de nuestra historia: sin ellos no habrá futuro, sin haber sido niños -o sin volvernos como ellos- no encontraremos salida a nuestros propios laberintos. Feliz día.

baronrampante@hotmail.es
Volver arriba