Puede que sea él
quien "pague el pato" de los desórdenes en la Curia y de los escándalos e imprecisiones sacados a la luz en los últimos tiempos hacia la Santa Sede y desde su interior. El actual portavoz del Vaticano,
el jesuita Federico Lombardi, podría tener las horas contadas.
A lo largo de estos dos años y medio de trabajo, el jesuita se ha topado con toda
clase de dificultades, derivadas de la herencia dejada por su antecesor,
Joaquín Navarro Valls, y ha padecido indirectamente las luchas de poder en el interior del Estado pontificio. A diferencia de Navarro Valls,
Lombardi no ha podido tomar parte en la "toma de decisiones" y, en multitud de ocasiones, se ha encontrado con la noticia a las puertas de ser lanzada.
El
escándalo de los lefebvrianos y el revuelo montado tras las palabras
acerca del Sida de Benedicto XVI durante el vuelo que le llevó a África podrían haber sentenciado a Lombardi. Que, insisto, sólo es culpable de haber aceptado una disciplina de trabajo en la que sus funciones ejecutivas quedaban muy mermadas.
Al menos, mucho más que en tiempos de Navarro Valls.
Esperemos que la noticia no se confirme, entre otras cuestiones porque sería un eslabón
más en la cadena que algunos están tejiendo, desde el interior de la Curia, para socavar la autoridad papal.
baronrampante@hotmail.es