“Los amigos de Jesús. Juan hijo de Zebedeo. ¿Quién era realmente este personaje?”. Los discípulos de Jesús (X) (896)




Escribe Antonio Piñero


El texto que comentamos es el mismo que la vez anterior, que repito para mayor comodidad en su segunda parte:


Marcos 3,17: “Llamó Jesús …a Jacobo el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Jacobo, los apodó también Boanergés, que significa «tronantes»”.


Sobre Juan habría mucho que decir, porque la tradición ha inventado mil cosas sobre él, que la crítica poco a poco ha ido poniendo en duda:


· Ciertamente no puede dudarse que era un discípulo de Jesús. Que fue llamado por él junto con su hermano; que pertenecía al grupo de los íntimos; que era un “tronante”, igualmente de espíritu fuerte, celoso de Yahvé, amante de imponer por la fuerza sus ideas, si fuere necesario.


· A pesar de que Lucas afirma que los dos discípulos comisionados por Jesús para prepararle la Pascua eran Pedro y Juan (22,8), como la tradición de la que bebe Lucas (Mc 14,13) esos discípulos son innominados (“Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice…”), es muy probable que –siguiendo una de las leyes de la tradición de especificar y aumentar los detalles en donde antes había poco– esa tradición no es fiable.


Pongo otro ejemplo de tradición que amplifica: el personaje a quien un discípulo (también innominado) corta la oreja en el episodio del prendimiento de Jesús en Getsemaní (Mc 14,47): en Marcos, Mateo y Lucas (que siguen a Marcos) el discípulo es innominado / en el Evangelio de Juan (18,10) es Pedro. El que sufre la agresión en su oreja es innominado igualmente en Marcos / Mateo y Lucas. Pero en el Evangelio de Juan se llama Malco. La oreja cortada es simplemente una oreja en Marcos y Mateo. Pero ya Lucas precisa que es la oreja derecha. Y la tradición que sigue el Evangelio de Juan afirma también que es la oreja derecha.


Por tanto: la tradición tiende a aumentar y precisar por su cuenta (legendariamente) lo que al principio es algo ignorado. Puse otro ejemplo en una postal anterior cuando sostuve que otro caso interesante es el contraste entre Lc 3,7: “Decía, pues, a la gente que acudía para ser bautizada por él: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?” (Fuente Q). Pero Mateo precisa (3,7): “Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?”.

Y es curioso porque Lucas –que probablemente es posterior cronológicamente a Mateo había conservado una tradición antigua e imprecisa; pero Mateo, posterior, ya maneja una tradición que ha sido amplificada. Por tanto, hay razones para dudar de las tradiciones amplificadoras, que aquí en concreto se mueve por la inquina de la comunidad primitiva contra los fariseos –dominantes en el judaísmo superviviente a la catástrofe de Israel y Jerusalén del año 70 y que no quería ya “sectas” separadas como las de los judeocristianos… Y sin duda esos judíos las criticaban ferozmente. La respuesta de los judeocristianos fue amplificar contra los fariseos especialmente la tradición de enemigos innominados de Jesús (es decir, añadir, o precisar “eran fariseos” donde solo había un “alguno”).


· Es dudoso quién es ese discípulo, innominado, conocido del ex sumo sacerdote Anás, que introduce a Pedro en el patio de la mansión donde –según una tradición también dudosísima– se estaba juzgando a Jesús (Jn 18,15-18). La exégesis está aquí dividida:


- Unos opinan que es imposible, o inverisímil que un humilde pescador de Galilea fuera amigo, conocido, de un sumo sacerdote

- Otros sostienen que no es imposible, ya que Zebedeo tenía jornaleros a su servicio (Mc 1,20) y por tanto era el propietario de una empresa que podría haber suministrado pescado a Jerusalén desde el Mar de Galilea (por ejemplo, conservado en sal, etc.)


· Es dudoso quién es el discípulo que estaba con Pedro en la escena dibujada en Jn 20,4-8:


“1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. 2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.» 3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. 6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, 7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, 9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos


Aquí las preguntas y las dudas se acumulan:


· ¿Quién es el discípulo amado del v. 2?


· Hay que tener en cuenta que en el Evangelio de Juan no se menciona nunca cómo tal en el Evangelio de Juan… ¿Por qué?


· ¿Cómo es que el discípulo al que amaba Jesús no creyera en él hasta después de su resurrección: = “Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó”?


· Y la afirmación más general del v. 9: “Pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos”.


¿Cómo es posible este hecho después de que Marcos afirma en 8,31-32:


1. “Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. 32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle”.


2. Y en 9,30-32: “Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, 31 porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.» 32 Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle”.


3. Y en 10,32-34: “Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: 33 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, 34 y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará»”.


No es posible, pues, lo que afirma el Cuarto Evangelio: “Y vio y creyó”. 9: “Pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos”.


Y para muestra basta un botón. Insisto en que no es posible mantener una actitud acrítica respecto a la información proporcionada por los Evangelios.


Las mencionadas hasta ahora son preguntas claves que debemos hacernos respecto a Juan como discípulo. Continuaremos el próximo día exponiendo algo más sobre el “Discípulo amado”. ¿Era realmente Juan, hijo de Zebedeo?


Saludos cordiales de Antonio Piñero
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