Memorias de una entrevista a Chenu de 1983 Ojalá el papa visitase la curia

El Papa y la Curia romana
El Papa y la Curia romana

La reforma de la Curia era una tarea pendiente desde los tiempos de san Juan Pablo II

La revolución nicaragüense fue gestada por teólogos de la liberación a los que luego traicionó

Con la canonización de Romero, Francisco devuelve a la Iglesia su profetismo genuino no ingenuo

Juan Pablo II sube al avión

A propósito de la Constitución Apostólica "Praedicate evangelium", promulgada por el papa Francisco el 19 de marzo de 2022, el asunto de la reforma de la Curia era una tarea pendiente desde los tiempos de san Juan Pablo II de quien cuenta Chenu en una entrevista de 1983[1] se decía en los pasillos del palacio apostólico ojalá se le ocurriese agendar un viaje apostólico… a la curia. En el pontífice polaco, el teólogo francés veía la representación de la Iglesia “sociedad perfecta”, defensora de la verdad incuestionable, fortaleza inexpugnable, con una curia hecha a esa medida.

El motivo de la entrevista de Francesco Strazzari a Marie-Dominique Chenu es el viaje apostólico que san Juan Pablo II realizaba entonces a países de Centroamérica del 2 al 10 de marzo de 1983. Se discute sobre la oración del papa en la tumba de Romero y sobre la revolución nicaragüense gestada por teólogos de la liberación que a la postre formarían parte del gobierno de Daniel Ortega.

mons oscar romero

Paradójicamente, la iglesia popular de Nicaragua, combatida entonces por Roma, se siente en la actualidad traicionada y utilizada por ese mismo régimen con el que compartió el ideal revolucionario en la década de los setentas. Valdría la pena preguntarse, conocida esta historia, si el análisis marxista es compatible con la fe cristiana, y responder con el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo: “Nada tan temible en esta materia como la ingenuidad”;[2] Esto debido a que el marxismo es un sistema en el que el presupuesto materialista, el análisis científico de la realidad y la estrategia de la lucha de clases son inseparables. ¿López trujillo y la curia de entonces tenían razon en este punto?

Sin embargo, en el punto del reconocimiento de la santidad del arzobispo de san Salvador y de su martirio, la sapientia cordis del papa Wojtyla, al arrodillarse delante de la tumba de Romero y su mención entre los nuevos mártires durante el grande jubileo del año 2000, prevaleció sobre sus propios prejuicios de la Polonia ocupada y sobre las seguridades doctrinales de su curia. La canonización de Oscar Romero es el reconocimiento oficial de que el profetismo cristiano es distinto de la propaganda marxista, como se acusaba indiscriminadamente en el pasado a las comunidades de base y a sus líderes. El discernimiento jesuita del papa Francisco permitió superar la generalización y devuelve a la Iglesia su profetismo genuino no ingenuo.

Casi 40 años después de esa entrevista, la curia finalmente comienza a ser reformada sistemáticamente en una oficiosa visita apostólica especial iniciada con el duro diagnóstico de Francisco en el saludo de navidad el 22 de diciembre de 2014; y concluida ahora con los estatutos de una curia hecha a la medida del novedoso concepto conciliar de Iglesia “Nuevo Pueblo de Dios”.

Saludo navideño de Francisco a la curia

Aquí algunos apartes de la entrevista a Chenu:

París 8 de marzo 1983

Strazzari: Padre Chenu: ¿me puede contar sus impresiones sobre el viaje del Papa a Centroamérica?

Chenu: No he podido seguirlo completamente. No puedo leer por mucho tiempo debido a una enfermedad de los ojos. No puedo decir mucho. Pero me parece que el viaje presenta algunas ambigüedades, también dada la variedad de países visitados. Lo que más me interesó fue ver si el papa rezaría en la tumba de Romero y lo hizo.

Juan Pablo II ora ante la tumba de Romero

Strazzari: ¿Pero existe esa condena a la Iglesia popular en Nicaragua?

Chenu: Es una de las ambigüedades. Una iglesia apoyada por una religión popular es algo maravilloso, pero el Papa dijo quizás las palabras más ambiguas a esta iglesia. Las comunidades de base no son clericales. Están formadas por laicos y, aunque haya un sacerdote, éste no está para enseñar, sino para participar en la toma de conciencia de los problemas de un mundo profundamente injusto.

Juan Pablo II amonesta a Ernesto Cardenal en 1983

Strazzari: El Papa parece temer que de esta forma desaparezca la clásica figura del sacerdote.

Chenu: Sí, pero el peligro no debe suprimir el principio: que en la comunidad de base el sacerdote tiene una función necesaria como el esqueleto para el cuerpo; pero el esqueleto sin el cuerpo no es nada. Aquí radica la novedad del concilio. La Iglesia es el pueblo de Dios, que constituye una comunidad, no una pura sociedad. Leí en las notas del concilio que en la comisión de la Lumen gentium, cuando se decretó que la Iglesia se define como el "pueblo de Dios", es decir, una comunidad de creyentes y no más como en Belarmino "Societas perfecta", es decir, dotada de todos los poderes, hubo un comisario contrario. Quería apoyar la tesis de Belarmino, que tenía la monarquía absoluta como prototipo de la Iglesia. Hubo que discutirlo durante mucho tiempo, pero al final prevaleció el término "pueblo de Dios". Ese comisionado fue el arzobispo de Cracovia, Wojtyla. Esto explica la ambigüedad del Papa, que sigue convencido de que la Iglesia es una "Sociedad Perfecta". Por eso no quiere admitir las comunidades de base, células vivas del pueblo de Dios.

Strazzari: ¿Cree que la concepción de la Iglesia de Juan Pablo II sigue siendo preconciliar o casi preconciliar?

Chenu: No, no digo esto, pero persiste el dualismo de la Iglesia “Pueblo de Dios” y la Iglesia “Societas Perfecta” y la relación entre clérigos y laicos, en su concepción, deja bastante perplejidad. En el concilio la relación entre "laicos" y "clero" es muy diferente a la del pasado. Hay un texto horrible de Pío X de 1905. Dice que la Iglesia se compone de dos entidades: los laicos para obedecer solamente y los clérigos para tener poder. No puedo aceptar esto porque el laico es titular de una existencia propia en la iglesia. Esto no excluye el poder, pero el poder debe estar al servicio de la comunidad. La comunidad es lo primero y también incluye a los funcionarios.

Strazzari: El verbo "supervisar" es cada vez más frecuente...

Chenu: Por supuesto que es necesario asegurarse de que no haya división entre la gente. Quizás un acto de autoridad no esté mal de vez en cuando, pero la Iglesia no debe concebirse en sí misma como poder, sino como testimonio del Evangelio, en cuyo servicio está el poder. El testimonio es el primer acto de la Iglesia. Era también la intención de la Lumen gentium, en el capítulo II. El cardenal Suenens fue a ver a Pablo VI y le dijo que en lugar el término "jerarquía" debía escribirse "pueblo" o "rebaño" porque la jerarquía también es parte del pueblo de Dios. Pablo VI respondió: "No estoy de acuerdo, pero adelante, hazlo si quieres". Yo estuve ahí. Yo entiendo que la autoridad debe usar su poder de vez en cuando, pero cuando se trata de manifestaciones tan grandes, uno se queda tan perplejo... y por eso me da pena que el papa hablara así en Nicaragua... la palabra "pueblo" es una palabra magnífica, pero como todas las palabras que son estupendas, siempre suscita cierta disidencia. Debemos tratar de dirimir estas disensiones, de no escondernos detrás de un principio para condenar.

Strazzari: ¿Cómo recuerda al arzobispo de Cracovia en el concilio?

Chenu: No lo conocía mucho entonces. Trabajó mucho, pero no destacó.

Strazzari: ¿Puede dar una explicación de esta mentalidad?

Chenu: Porque su Iglesia polaca es así. Esa un "cristiandad". Él está a favor del cristianismo clásico: la "Societas Christiana". En las Sociedad cristiana la Iglesia tiene el poder de transmitir la verdad. Y esto es cierto. Pero el poder no debe ir primero: primero es el testimonio, que es otra cosa muy distinta del poder; el poder está al servicio del testimonio y el testimonio está en el pueblo.

Marie-Dominique Chenu

Strazzari: Usted sabe que el papa repite: no al marxismo, no al capitalismo.

Chenu: Esto es demasiado fácil. No a ésto, no a aquello: ¿qué queda?

Strazzari: Una especie de "tercera vía".

Chenu: ¿cuál tercera vía? No estamos hablando de cosas concretas, sino de movimientos ideológicos, que son muy móviles. Prefiero las palabras de Juan XXIII en la Pacem in terris sobre ideologías y movimientos. Debe hacerse una distinción entre movimientos históricos e ideologías.

Strazzari: Como historiador, ¿cómo juzga la posición del Papa?

Chenu: El concilio dio una dimensión histórica a la Iglesia. La palabra "historia" en los documentos del magisterio, hasta el concilio, nunca había sido utilizada. En el concilio aparece 63 veces. Pero no todos estuvieron de acuerdo. Algunos querían la palabra "evolución", pero luego prevaleció la palabra "historia".

Strazzari: En su opinión, ¿este Papa tiene un "sentido de la historia"?

Chenu: Sí, que lo tiene... pero no hace teoría de la historia. Para él, la Iglesia aparece como una fortaleza inmóvil. La Iglesia no es una fortaleza, es un pueblo que camina en la historia del mundo y el mundo es el lugar donde se forman las ideologías. No hagáis ideología ni de izquierda ni de derecha: pero esta es una forma ideológica de hacer la Iglesia. La Iglesia no es ideología. Es una conducta concreta del pueblo de Dios, cuando hablamos de capitalismo o de comunismo hacemos ideología, pero la Iglesia -repito- no es ideología. Entonces no se puede poner el capitalismo de un lado, el comunismo del otro y la Iglesia en el medio. Así la Iglesia se coloca en el mismo nivel.

Strazzari: La Iglesia es otra cosa...

Chenu: ¡Otra cosa completamente! Es el testimonio del mensaje de Cristo, de Dios que entró en la historia.

Strazzari: ¿Y los viajes?

Chenu: Viajar en sí mismo es algo bueno, pero el Papa habla demasiado. Hay un chiste de un secretario de una congregación romana: esperamos que el próximo año el Papa escriba en el calendario: ¡visita a la curia!

Juan Pablop II besa la tierra

[1] STRAZZARI, F. La terza via è ideologica non storica (Interv. A p. Chenu). En: Rivista il Regno.  N.8, 1983, p.160-162.

[2] LÓPEZ TRUJILLO, Análisis marxista y liberación cristiana, 207.

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