Carlos Mars y Biblia
2. Dialéctica de la fe
Como vimos en en otro momento fe paulina y todo el nuevo testamento consiste en creer que ha llegado el reino definitivo de la justicia y de la vida. Por Rom 6, 4 podemos decir que para Pablo es tan ultimum la resurrección como la nueva vida de justicia que toda la historia humana ha estado esperando; por eso, al ver resucitar a Jesucristo, ve que ha llegado la gloria, la misma gloria que consiste en "que caminamos en novedad de vida"
La sorpresa de los exégetas ante Rom 4 depende tanto de
que han prescindido del contenido cualitativo y terrestre de la "gloria de Dios" según la Biblia, como de que no han tomado en serio la completa presencialidad del pensamiento paulino. Enfoquemos éste en relación con la justicia, donde los textos ofrecen más elementos de juicio. La aparente antítesis entre presente y futuro no es en la justicia menos estridente que en la vida o en la gloria o en la filiación o en la salvación.
Pero ahora sin la ley se ha maniatado la justicia
de Dios, testificada por la ley y los protestas
(Rom 5, 21). Pues nosotros por el espíritu que viene de la fe estamos en expectación de la justicia que esperamos
(o de la esperanza de justicia) (Gál 5, 5).
Schlier trata de penetrar diciendo que este último versículo pone al descubierto "una característica de la estructura interna de la justicia o la justificación" y explica dicha característica añadiendo que la esperanza de justicia "es siempre también una justicia...que en sí aguarda todavía su realización".
Las categorías existenciales de Heidegger, a las que Bultmann y tras él muchos otros han recurrido para interpretar a Pablo, tienen la desventaja de ser intemporales pese a que tratan del tiempo; en ellas el futuro deja de ser futuro y se vuelve futuridad como "estructura interna" del presente como "posibilidad humana" constitutiva del presente; y asímismo el presente se convierte en presencialidad intemporal, repetible en todos los momentos de la historia y en todas las generaciones humanas indiferentemente.
Sea que con esas categorías se llame presente al éschaton paulino, sea que se le llame futuro, en ambos casos pierde su irrepetibilidad y se destemporaliza, se le saca realmente del tiempo. Un tal desprendimiento del tiempo físico permite a Bultmann tomar el éschaton actual
pase como presente a como futuro.
El móvil es genuinamente bíblico que el "ahora" de Cristo sea el nuestro, porque si no, no me atañe; es mi único tiempo verdaderamente real es mi "ahora", los otros no me son tiempos reales, sino tiempos pensados, puedo muy bien por fe y por sacrificiúm intelectus,"afirmar" acerca de ellos todas las cosas que quieran, y quedar impavido; fe de espectador que me deja impertérrito y que por tanto es falsa, pues como dice Kásemann, en la fe autética no se trata de afirmar la salvación sino de encontrarla.
Tal es el móvil irrenunciablemente paulino y joaneo, respondente al problema de Kierkegaard sobre la simultaneidad, y las resistencias antibulmannianas harían bien si primero captaran que se trata de algo sin lo cual la fe cristiana no es la fe bíblica sino la fe griega.
Para fechar nuestro "ahora" con toda la implacabilidad con que que Pablo fechaba el suyo, brindan valiosa ayuda las categorías existenciales que desprenden de la historia física la presencialidad y la futuridad y las hacen "posibilidades" de todo momento de la historia.
--José P. Miaranda, Marx y la Biblia. Crítica a la filosofía de la opresión
Ediciones Sígueme 1975