Jesucristo el liberador
El nuevo título cristológico de Liberador, que se estudia ya en algunas facultades teológicas, no tiene mucho que ver con la cristología que se estudiaba en la dogmática anterior al Concilio Vaticano II.Esta ha desnaturalizado la imagen de Cristo y ha impedido sin saberlo la cristianización de los pueblos.
Un Cristo aséptico y encorsetado en la rigidez del dogma no es apto para la misión o evangelización, a lo sumo es válido como pieza de museo y poco más. ¿Cómo explicar, si no, que después de más de veinte siglos de cristianismo, tengamos tan pocos cristianos adultos o comprometidos?
No obstante, nos sentimos esperanzados porque la teología de la liberación, con Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff a la cabeza, abre cauces nuevos al mensaje cristiano, a la vez que elimina sentimentalismos caducos, que tienen paralizados e inactivos a muchos cristianos.
Pero hay que decir que este quehacer teológico no está resultando fácil, porque no se acepta debidamente el espíritu pentecostal que se suscitó en la Iglesia conciliar (GS 29). Se ponen muchas trabas a los teólogos, sobre todo a los de la liberación y a los de la nueva teología política europea surgida del Vaticano II.
Los nostálgicos de la religión de viejo cuño, seglares y eclesiásticos, no soportan con serenidad que se rasgue el velo de la época de cristiandad y gritan, atribuyendo al bisturí secularizado de las teologías antes mencionadas la podredumbre que aflora a la superficie de la sociedad, proveniente de la herida enconada que ellos guardaban intocable.
Uno de los nostálgicos del nacionalcatolicismo español atribuía, no hace mucho tiempo, “los males que aquejan a España al ultraje que se ha hecho a la religión y a la cruz”. Tal afirmación hoy nos parece tan cómica como la del cura hostil a toda modernidad, que, al ver el tren por primera vez, huyó corriendo del pueblo diciendo que era Satán echando humo.Parece una inocentada, pero no lo es.
Profesión de fe
en Jesucristo el liberador
Creemos en ti, Jesús,
nacido de mujer.
Creemo en ti como nuevo Moisés,
liberador de Israel.
Creemos en la nueva pascua
por ti inaugurada
diferente a la primera,
porque fuiste tú el cordero
degollado,
que nos marcó con su sangre,
la señal de estar liberados…
Creemos en ti, Cristo,
puesto al lado del hombre/mujer,
a quien se ha robado su dignidad,
para devolvérsela
en su integridad.
Creemos en ti,
que diste la vida por el ideal
de implantar en el mundo la
fraternidad,
más allá de los lazos esrechos
de la carne y la sangre.
¡Gloria a tí por los siglos!
Un Cristo aséptico y encorsetado en la rigidez del dogma no es apto para la misión o evangelización, a lo sumo es válido como pieza de museo y poco más. ¿Cómo explicar, si no, que después de más de veinte siglos de cristianismo, tengamos tan pocos cristianos adultos o comprometidos?
No obstante, nos sentimos esperanzados porque la teología de la liberación, con Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff a la cabeza, abre cauces nuevos al mensaje cristiano, a la vez que elimina sentimentalismos caducos, que tienen paralizados e inactivos a muchos cristianos.
Pero hay que decir que este quehacer teológico no está resultando fácil, porque no se acepta debidamente el espíritu pentecostal que se suscitó en la Iglesia conciliar (GS 29). Se ponen muchas trabas a los teólogos, sobre todo a los de la liberación y a los de la nueva teología política europea surgida del Vaticano II.
Los nostálgicos de la religión de viejo cuño, seglares y eclesiásticos, no soportan con serenidad que se rasgue el velo de la época de cristiandad y gritan, atribuyendo al bisturí secularizado de las teologías antes mencionadas la podredumbre que aflora a la superficie de la sociedad, proveniente de la herida enconada que ellos guardaban intocable.
Uno de los nostálgicos del nacionalcatolicismo español atribuía, no hace mucho tiempo, “los males que aquejan a España al ultraje que se ha hecho a la religión y a la cruz”. Tal afirmación hoy nos parece tan cómica como la del cura hostil a toda modernidad, que, al ver el tren por primera vez, huyó corriendo del pueblo diciendo que era Satán echando humo.Parece una inocentada, pero no lo es.
Profesión de fe
en Jesucristo el liberador
Creemos en ti, Jesús,
nacido de mujer.
Creemo en ti como nuevo Moisés,
liberador de Israel.
Creemos en la nueva pascua
por ti inaugurada
diferente a la primera,
porque fuiste tú el cordero
degollado,
que nos marcó con su sangre,
la señal de estar liberados…
Creemos en ti, Cristo,
puesto al lado del hombre/mujer,
a quien se ha robado su dignidad,
para devolvérsela
en su integridad.
Creemos en ti,
que diste la vida por el ideal
de implantar en el mundo la
fraternidad,
más allá de los lazos esrechos
de la carne y la sangre.
¡Gloria a tí por los siglos!