El Mito de la Globalización Neoliberal

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"Allí donde la propiedad es un derecho individual
y donde el dinero sea la medida universal
jamás podrá reinar la justicia
y la prosperidad social" (Tomás Moro)


"¿Debe hacerse una revolucion? Sí es
nuestra exigencia espiritual profunda.
Entoces preparémosla.Y para quien no
puede culminar queda al menos testimo
niar. Para quien ha dado un gran testi-
monio la vida no está vacía

(E. MOUNIER)

3.2.PROFUNDIZANDO LA DEMOCRACIA

(Cont., viene del día 8)

Como consecuencia de lo dicho en días anteriores, podemos afirmar que estamos asistiendo a una usurpación velada y amparada por la ley, de la soberanía popular, cuya voluntad y poder de decisión política queda limitada a la posibilidad de emitir su voto cada equis años.

Está claro que si queremos avanzar en el desarrollo de la humanidad por la vía de la dignidad y responsabilidad, hay que aventurarse por nuevos caminos, experimentar nuevas

posibilidades, descubrir nuevas formas de acción política que nos hagan a todos ser auténticos protagonistas de la búsqueda del bien común. Para ello es necesario no engañar a la sociedad haciéndola creer que la democracia moderna es su modelo de representación libre es la única vía posible de participación.

Existe otro modelo de democracia(directa)y otro tipo de representación(vinculada)que presupone: 1)riguroso mandato imperativo en el desarrollo del cargo;2)revocación posible en todo momento;3) plazos cortos en el ejercicio de los cargos para la perpetuación;4)deber riguroso de rendición de cuentas ante los mandatarios y 5)carácter de "profesión accesoria" del cargo.

Creemos que es urgente encontrar nuevos cauces de participación política que profundicen en la línea de la democracia directa, mientras tanto, podemos expresar nuestro descontento con el uso que hace la clase política de nuestra soberanía y la necesidad de modificar el sistema de representación libre, a través de uno de los mecanismos que posibilita la ley como el voto en blanco.

Como ciudadanos con derecho al voto cada vez que llegan unas elecciones, tenemos por ley tres opciones: 1)votar a un partido; 2)abstenerse y 3)votar en blanco.

Actualmente, votar a un partido supone dar nuestro voto de confianza a una relación de personas impuestas por el partido a las que luego los ciudadanos no vamos a poder pedirles responsabilidades, puesto que no están supeditados a mandato imperativo como ya se ha explicado anteriormente. Esto facilita el olvido de la política como servicio a la sociedad, en beneficio de sus intereses privados(dando lugar a la corrupción, abuso de poder, tráfico de influencias...)

La segunda opción, la abstención, cabe interpretarla como una acción de castigo a los partidos políticos. Sin embargo, la dificultad de distinguirla de una actitud de indeferencia política o de planteamientos autoritarios, convierte la abstención en una opción ambigua.

El voto en blanco ofrece la posibilidad de expresar y hacer público ese descontento con el funcionamiento de los partidos y con las limitaciones del sistema de representación actual, que manifiesta un espíritu más democrático que cualquiera de las otras dos opciones cuando se trata de votar en conciencia.

Aparte de las razones ya expuestas anterioriormente, creemos que hay una razón de principio para votar en blanco y es que el sistema político y social vigente genera situaciones estructurales de injusticia social que excluyen a una mayoría de la población del planeta de los derechos imprescindibles para su desarrollo físico y moral. Estas situaciones estructurales son:

-Un ordenamiento legal que defiende el más absoluto derecho individual de propiedad de toda clase de bienes, sin frenar desde la legalidad, el afán de enriquecimiento personal ni la consiguiente acumulación de poder social y político. Como consecuencia de este ordenamiento legal se hace imposible el atender debidamente a las necesidades primarias de la persona humana, como pone en evidencia el problema del paro, la marginación, la vivienda, la falta de educación...

-Desde la legalidad vigente no hay obligación y por tanto posibilidad moral con la justicia distributiva. Ni el sistema financiero internacional, ni el comercio mundial, ni la toma de decisiones políticas supranacionales, como ha quedado reiteradamente constatado a lo largo de este libro, están reguladas de cara a la justicia distributiva sino a la acumulación y desigualdad por la vía de la competencia sin freno y de la intangibilidad de los intereses financieros. Prueba de ello son el hambre mundial y la desesperada situación de muchos países del Tercer Mundo.

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