R. Anic y M. Navarro, testigas (Märtyrerinnen) de la libertad de palabra y conciencia en la Iglesia.

Sobre la Dr. I. Fischer y sobre H. Haag con el premio de la fundación que lleva su nombre cf. https://altes-testament.uni-graz.at/de/institut/team/irmtraud-fischer/ y http://www.herberthaag-stiftung.ch/index.php?nav=5. Ese premio había recaído antes en personas como L. Boff y E. Drewermann, E. Zenger y K. J.Kuschel. Este año ha sido concedido a dos mujeres que han sobresalido en el estudio y compromiso a favor de la igualdad de hombres y mujeres en la iglesia, desde una perspectiva académica y de compromiso evangélico y social.
En un día como hoy (San José: 19. 3.17), en un tiempo como el nuestro en el que son muchos los poderes de represión patriarcal y de género que imperan en la Iglesia, resulta refrescante este premio, concedido ex aequo a dos personas cuya vida y trabajo académico no ha sido fácil dentro de la iglesia, como ha declarado en su Laudatio la Prof. Dr. I. Fischer.
La concesión del premio, con el acto académico y la recepción posterior, ha constituido un acontecimiento cultural y eclesial de primera magnitud. Un amigo me acaba de enviar en correo de voz la Laudatio de la Dra. I. Fischer, con una traducción rápida, que yo mismo he revisado y resumido, para ofrecerla como primicia a los lectores y amigos de RD y de M. Navarro.

He decidido pedir el texto original a la Fundación H. Haag, pues ha parecido un documento extraordinario, y más en una tierra y una iglesia como la nuestra, donde no abundan estos premios. Desde aquí quiero felicitar a M. Navarro y R.Anic, por su contribución académica y personal a la libertad de la Iglesia y el mejor conocimiento del cristianismo.
Estas palabras de la Laudatio de I. Fischer me parecen una voz académica muy importante de la Iglesia Católica en este momento.
De la Laudatio de I. Fischer (trad. parcial, en espera del texto definitivo).
Queridas receptoras del premio de la Fundación Herbert Haag,
muy honradas señoras y señores:
Me alegra mucho proclamar esta Laudatio y entregar el Premio de la Fundación H. Haag 2017 a Mercedes Navarro Puerto y Rebeka Anic, que tienen muchas cosas en común:
‒ Son mujeres y científicas. A las dos les han vetado la docencia en instituciones de formación teológica.
‒ Las dos pertenecen a congregaciones religiosas de mujeres, que han sido puestas bajo presión por las Instituciones oficiales de Enseñanza en la Iglesia Católica, de manera que deben trabajar fuera de ella, una en el campo de la Sociología (R. Anic) y la otra como psicoterapeuta (M. Navarro).
‒ Las dos son “Märtyrenninen”, mártires o testigos en el sentido original de la palabra. Son testigos de la palabra de libertad en la Iglesia, y testigos de su propio convencimiento creyente.
Mercedes Navarro Puerto se doctoró en Psicología en Salamanca, estudió Teología en Madrid y se Doctoró en Sagrada Escritura en la Universidad Gregoriana, lo que implicaba el comienzo de una brillante carrera universitaria.
Rebeka Anic estudió Teología en Zagreb y alcanzó el doctorado en Teología Pastoral, con el Prof. Zulehner en Viena, el año 2001, hallándose también preparada para una intensa carrera universitaria en su campo.
Pero en ambos casos se les cerró el acceso a la docencia de la teología en las universidades de sus países (España y Croacia), donde la teología se cursa en universidades controladas por las autoridades eclesiásticas, a diferencia de lo que sucede en países de tradición germana (Alemania, Austria, Suiza).
Mercedes Navarro Puerto fue denunciada por su forma de entender la “ordenación”, es decir, el acceso a los ministerios, a partir de unas declaraciones orales en un periódico español. Sus denunciantes lograron imponer su criterio sobre la autoridades eclesiásticas, de manera que, sin poderse defender de un modo adecuado, se le cerraron las puertas para una enseñanza teológica.
Algo semejante sucedió con Rebeka Anic, por su forma de plantear y entender el tema del “genderismo” (estudio de género). Ciertamente, ella no fue alejada oficialmente de la enseñanza, pero su Congregación religiosa recibió tales amenazas, que ella desistió de la enseñanza, para no causar prejuicios a su Congregación.
Desde perspectivas distintas, las dos congregaciones religiosas a las que pertenecen estas investigadoras les han ofrecidosu apoyo, pero siempre en medio de dificultades. Pues bien, en ambos casos, tanto M. Navarro como R. Anic han respondido con determinación, comprometiéndose a seguir dentro de la Iglesia, manteniendo con libertad sus propuestas teológicas y sociales.
Desde su Disertación, Rebeka Anic ha investigado sobre la situación eclesial y la identidad de género en los países postcomunistas, comprometiéndose en cuestiones específicas de género en relación con los sin techo, los ancianos y el pluralismo religioso.
Por su parte, Mercedes Navarro Puerto ha trabajado de un modo ejemplar en el desarrollo de una teología feminista, participando en la publicación de varias colección de libros de teología bíblica, en línea feminista en España. Ella es, además, redactora jefe de la sección española de gran proyecto de investigación titulado “Biblia y Mujeres”, impartiendo cursos monográficos en diversas universidades españolas, pero fuera del campo académico de la iglesia.
Ambas investigadoras han debido realizar su trabajo científico fuera de las instituciones docentes oficiales de la Iglesia, pero se han mantenido firmes en su apuesta por la libertad, siendo así un ejemplo de valentía y honradez dentro de una Iglesia que ha tendido a silenciarlas.
Este fenómeno de silenciamiento resulta desgraciadamente mucho más extendido en la Iglesia de lo que nosotros podemos suponer aquí (en el mundo cultural germano). Estas mujers son testigos de libertad creadora y compromiso cristianos, en un mundo clerical donde las mujeres sólo pueden estar (ocupar un lugar) detrás de los hombres. Ellas son un ejemplo y testimonio de libertad creyente e intelectual, que ha de ser muy valorado entre los ciudadanos y ciudadanas de las democracias de corte occidental.
No podemos exigir a las otras religiones que defiendan la libertad para hombres y mujeres si nosotros, cristianos y occidentales, miramos hacia otro lado en casos como estos. Pues los derechos de las mujeres son derechos humanos.
((Como he dicho, no tengo por ahora el texto oficial de la Laudatio de la Dr. I. Fischer, pero puedo afirmar que mi transcripción del texto leído esta tarde en Luzerna responde básicamente a sus palabras)).