Colonia Penal Islas Marías (México). Una cárcel más humana


Estimado Xabier Pikaza:
Con gusto he seguido los comentarios y aportaciones de este blog, ya que es muy importante que el tema penitenciario sea abordado desde un punto de vista espiritual para entenderlo de forma holística. Escribo desde México, un país que sufre graves problemas de pobreza, inseguridad, indiferencia, egoísmo… pero a pesar de estos aspectos negativos, hay una luz en medio de las tinieblas, un lugar que cambia y transforma a las personas interiormente y abre camino para que la sociedad y sus instituciones también cambien, este lugar se llama las Islas Marías.
Las Islas Marías se encuentran en la costa del Pacífico, frente al puerto de San Blas, Nayarit. Es un archipiélago integrado por cuatro islas (San Juanito, María Madre, María Magdalena y María Cleofás). Tiene una vegetación y clima tropical, bañada por aguas de verde esmeralda y playas de arena blanca. En la isla María Madre se asienta una colonia penal, compuesta por nueve campamentos. Este archipiélago se encuentra dentro de una área ecológica federal categorizada como Reserva de la Biósfera. Además desde 2005, es considerada por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad, dentro del sitio “Islas y Áreas Protegidas del Golfo de California”. Estas distinciones le otorgan al archipiélago, una enorme responsabilidad al Gobierno de la República y organismos internacionales en la conservación de sus recursos naturales.
Anteriormente estas islas eran conocidas como la “tumba del Pacífico”: era el lugar donde se condenaban los presos y se les aplicaba los peores castigos, generando una imagen negativa de estas islas en nuestro país. Sangre tristeza, represión, sufrimiento y desolación, han sido descritas en la literatura y el cine, como ejemplo está la película clásica de Pedro Infante “Las Islas Marías”. En esta época, el Gobierno posrevolucionario, enviaba ahí a severos homicidas y presos políticos, principalmente izquierdistas y cristeros.
Las Islas Marías compartían la fama de otras islas-prisiones legendarias como Coiba en Panamá, la “Isla del Diablo” de la novela Papillón o la Isla de Alcatraz estadounidense, entre otras. De todas éstas, las Marías, es la única isla prisión en funcionamiento en toda Latinoamérica y es la prisión más antigua de México todavía en operación.
Pero ahora, a diferencia del pasado, es una isla de esperanza, de cambio, de oportunidad. Es un lugar único en el mundo, donde el contexto natural, permite alcanzar el principal objetivo de todo sistema penal: readaptar o rehabilitar al preso. Por ello, las Islas Marías se constituyen como una “bioprisión”, un modelo alternativo penitenciario de “Readaptación Social Sustentable”, ya que es la única prisión que incorpora el ambiente ecológico como parte de la readaptación del interno. Este modelo es único a nivel iberoamericano y del mundo, ya que es una contribución a la actual crisis económica, social, ambiental y espiritual que toda la humanidad enfrenta.
Las Islas Marías no es otra cárcel fría de 4 paredes más: aquí no hay muros, celdas, barrotes, hacinamiento, crueldad; en cambio, los internos hombre y mujeres (conocidos como colonos) pueden convivir con su familia mientras cumplen su condena, viviendo en un pueblito de pescadores, educándose, capacitándose y trabajando lo que la tierra provee. Soy testigo presencial de este lugar, ya que desde marzo de 2008, trabajo en esta prisión “Colonia Penal Federal Islas Marías”, operada por el Gobierno de la República.
Como habitante de esta isla, creo firmemente que las personas pueden cambiar, pueden convertirse y lugar una verdadera metanoia, a pesar de haber cometido faltas. El ver todos los días el mar, respirar un aire puro, escuchar el trino de las aves, presenciar el jugueteo de los defines y ballenas, abrazar todos los días tus hijos, provocan que cualquier persona reflexione y cambie de vida, sea colono, trabajador o visitante. Como evidencia de lo anterior es que no hay tensiones, no ha habido motines desde la década de los cincuenta, desde 1978 no se ha registrado un hecho de sangre, desde 2005 no ha habido una sola fuga. ¿Qué otra prisión en Iberoamérica logra esto? ¿Cuál?
Pero la verdadera evidencia de éxito del actual modelo de Islas Marías es la conversión interna de los presos: existen casos probados de poca reincidencia delictiva de internos rehabilitados de esta prisión, contribuyendo a la disminución y prevención del crimen en México. Por cierto, desde el mes de octubre de 2008 no se ha reportado ningún caso de colono con uso o consumo de estupefacientes, esto debido a los controles internos para evitar el ingreso de estos elementos negativos, pero en un sentido más amplio y espiritual, el ambiente de cambio y conversión, hace posible que los muchachos no dependan de los estupefacientes que los esclavizaba.
El perfil de ingreso de los internos es de baja peligrosidad (no delitos graves) principalmente primodelicuentes; que su ingreso sea por voluntad propia; tener entre 25 y 45 años que les permita volver rehabilitados; estar sanos físicamente y aptos para el trabajo; no haber cometido delitos sexuales; no tener condena por más de 15 años; tener un perfil socioeconómico bajo-medio, de preferencia rural; no ser preso político, miembro policiaco, militar u otro funcionario público y no haber estado anteriormente en la colonia penal. La gran mayoría de los colonos están relacionados con delitos como robo, asalto y transportación de estupefacientes. Si una persona quiere entrar como visitante a la colonia, es necesario pedir un permiso especial a las autoridades federales.
No es fácil vivir en este lugar, ya que el clima es caluroso, principalmente en verano, además de ser zona sísmica y de huracanes. No es un centro vacacional como todavía muchos mexicanos por dolo o ignorancia creen, los colonos no les está autorizado pisar la playa ni bañarse en el mar, se pasa lista tres veces al día y todos los días nos levantamos a las cinco de la mañana para iniciar el trabajo. Se vive muy tranquilo, no hay estrés. Algunas visitas me han comentado que paradójicamente en este lugar se sienten más seguros que las ciudades donde viven. Por ello las Marías es la única prisión que si permite la resocialización y reintegra el tejido social que otras prisiones no pueden por sus condiciones lamentables.
Las anteriores argumentaciones tienen una expresión real que sucede una vez al año en la isla: “El Calerazo”. Este evento es el único día que se les permite a los colonos convivir con su familia en la playa y sucede el Sábado de Gloria, en una playa muy hermosa llamada Las Caleras. Este día ocurre un hecho social que muy pocas personas lo han vivido: en ese día, todos los internos, custodios, trabajadores, visitas de internos, familias y funcionarios conviven sin distinciones religiosas, regionales, políticas: no hay diferencias entre un custodio o interno, todos comparten la comida, la sombra, la diversión, en una convivencia pacífica, como si fuéramos una familia. Algunas personas que han presenciado este evento, la describen como una utopía lograda, un socialismo, una comunidad cristiana, etc.… cada quien le da un adjetivo de acuerdo a su visión de las cosas, pero la realidad es que en una cárcel, si una cárcel tan temida, se puede vivir sin distinciones sociales, como seres humanos.
Piensa que muchas personas pensaron o soñaron que para vivir un día de “Calerazo” se iba a lograr solamente por el “Socialismo Real”, las armas, la guerra, las teorías, los manifiestos políticos… reflexiona que millones de personas a lo largo de la historia murieron por vivir un día de “Calerazo”, nosotros en cambio, lo vivimos cada año de la forma más natural: conviviendo.
Espero con esta carta transmitir el espíritu que se vive en la isla, un espíritu de cambio y fe, de esperanza y reflexión, donde la naturaleza es un elemento importante que propicia la resocialización de los presos. Los valores por cuidar la vida humana y natural hacen posible que la humanidad cambie de los modelos represivos de las cárceles por modelos que incorporen la naturaleza, las Islas Marías ponen el ejemplo que si se puede lograr un cambio de mentalidad y conceptos en el área penal. Si en el siglo XVIII, uno de los ideólogos del sistema penitenciario, el ilustrado Mably mencionó que “las cárceles están para destruir el espíritu”, hoy las Islas Marías están para fortalecer y cambiar el espíritu de sus internos y de su sociedad.
Estoy a sus órdenes, estimado hermano Pikaza, esperado sus comentarios y todos los foristas del blog para contestar cualquier comentario o inquietud. Que la paz esté con ustedes.
Atentamente.
LIC. M. García
DE LA COLONIA PENAL FEDERAL ISLAS MARÍAS.