Dinero de Dios, dinero de los hombres: Del buen comercio a la muerte por deuda

La visión (neo-)capitalista de la economía es reciente y sesgada , pues, en principio, el dinero ha cumplido otras funciones, vinculadas a la religión, la política y el comercio inmediato entre personas y grupos:

En esa línea, el dinero se hallaba “controlado”, carecía de autonomía, y se hallaba al servicio de una sociedad tradicional, que tenía grandes defectos, pero que sabía que no es el hombre para el dinero, sino el dinero para el hombre. En ese sentido se puede hablar del dinero como valor vinculado al comercio (imagen 1: Dinero de navegantes fenicios).

La modernidad ha traído inmensas ventajas de ciencia y técnica, de libertad personal y racionalidad, pero está corriendo el riesgo de caer en manos de un dinero que se desvincula del mundo de la vida (es decir, de los valores sociales), convirtiéndose en aquello que Jesús que llamó Mamona (Dios falso) y que el Apocalipsis de Juan presentó como “Prostitu-ta” universal, es decir, signo de la gran mentira humana (en unión con el Imperio y con la Ideología de opresión).




En esa línea, recordando y actualizando temas de la economía filosófica y de la historia de las instituciones bíblicas, que he desarrollado extensamente en mi libro sobre Dios y el dinero (imagen 2), quiero ofrece en esta postal una reflexión más simple sobre el origen y sentido del dinero, que empezó estando al servicio de reyes y dioses, para convertirse en único Rey-Dios, con los grandes riesgos que ello implica.

Como verá quien siga leyendo, el dinero empezó teniendo casi siempre un signo religioso, vinculado a la magia, pero también al servicio de Dios y de los templos... Fue aquello en que los hombres pueden confiar, y así empezó a estar garantizado por Dios y por los reyes, poniéndose, al mismo tiempo, al servicio de los comerciantes, como verá quien siga leyendo. Mirada así, esta postal quiere ser un canto al dinero signo de comunicación humana... y, al mismo tiempo, una elegía al riesgo del dinero.

No me importa el tema puramente técnico del mercado y de las transacciones financieras, sino el fondo antropológico. Jesús de Nazaret condensó todos los males de la cultura humana en la Mamona. Por su parte, entre los temas de la Iglesia, al menos desde el siglo XIV-XV, a mi juicio, el más importante es su alianza con los nuevos poderes bancarios y financieros de la Europa Naciente.



Dinero y Biblia tienen un mismo origen

La historia de la Biblia ha comenzado a ponerse en marcha en un lugar privilegiado, en el entorno de la actual Palestina, a principios del siglo XII aC, en un momento clave del despliegue de la humanidad. Hubo otros tiempos y lugares también privilegiados, tanto en Asia, África y Europa, como en América y Oceanía. Pero lo que sucedió por entonces en Palestina sigue definiendo el destino de la humanidad, hasta el momento actual.

Estrictamente hablando, Palestina no pertenece a ninguno de los tres grandes continentes (Asia, Europa, África), sino que ha sido y sigue siendo un lugar de cruce de imperios y culturas. Forma parte de Asia, pero se encuentra a un tiro de piedra de Egipto (África), lugar del que provienen muchas de sus tradiciones, y, al mismo tiempo, se mantiene en contacto permanente con Europa (Grecia), con cuya cultura mantendrá una larga serie de relaciones políticas, sociales y religiosas.

En un primer momento, los israelitas se consideran y son semitas, y se dicen herederos de tradiciones de Mesopotamia. Pero, al mismo tiempo, ellos se instalan en la zona siro-palestina, como los fenicios y otros pueblos menos conocidos (amonitas, moabitas) en el centro del “creciente fértil”, una especie de gran corredor humano entre Egipto y Mesopotamia (entre África y Asia). En ese contexto han surgido algunas de las grandes mutaciones de la historia, tanto en plano de agricultura como de comercio.

1. En un plano agrícola y urbano, esa ha zona ha sido uno de los primeros centros de cultivo y almacenamiento de cereales (especialmente de trigo), y ello ha permitido la creación de las ciudades más antiguas del mundo (como Jericó). Junto al trigo, en ese mismo entorno, se ha cultivado pronto y se ha comercializado también por todo el Mediterráneo el vino y el aceite, por obra de los navegantes fenicios.

2. Fenicios y cananeos han iniciado una de las primeras redes comerciales del mundo, que se centra no sólo en los productos ya indicados (trigo, vino, aceite), sino también en la manufactura y difusión de tejidos teñidos de púrpura (a partir de un molusco abundante en la costa). Parece que tanto el nombre de Fenicia como el Canaán (con el que se designaba a Palestina/Israel en tiempo antiguo) provienen precisamente de la púrpura empleada para teñir las telas que se vendían a gran precio.

3. En ese contexto puede hallarse uno de los orígenes primeros (más antiguos e influyentes) del dinero. Éste es un tema vinculado a la entrada/formación de los hebreos en Palestina (siglo XII aC), a través de un proceso cultural, social y religioso que está vinculado al despliegue económico y comercial de las ciudades antiguas de la zona, integradas en el ámbito de influjo de Siria y Fenicia. Pero ya desde aquí debo evocar el origen del dinero.

Los israelitas nacieron por tanto en la zona de influencia de uno de los cruces comerciales (de mercados) más significativos de la antigüedad, en uno de los lugares de cambio cultural y social más importantes de la humanidad, hasta el día de hoy. Siempre ha existido un tipo de comunicación e intercambio de bienes en la historia de los hombres, pero sin unos aspectos comerciales tan marcados.

Los grupos humanos habían producido bienes en común, para compartirlos de diversas formas,
pero siempre habían sabido que la economía está al servicio de la vida y de la relación entre los hombres y los pueblos (en especial a través de una institución muy precisa de potlatch o de prestaciones mutuas). En el principio no está la pura lucha, ni la interesada y astuta compra-venta, sino los intercambios y regalos de diverso tipo, a veces muy complejos y muy reglamentados, pero sin necesidad de dinero estrictamente dicho.

Pero sólo en este contexto siro-palestino, en torno al siglo XII aC, empieza a desarrollarse de un modo consecuente un tipo de comercio más extenso, vinculado al dinero. Ciertamente, existía ya el dinero (moneda) en un sentido extenso, pues el comercio estaba mediado a través de un tipo de bienes concretos que se vuelven objeto y signo de intercambio: Animales domésticos (en vasco el rico es aberatsa: rico en abere o ganado) y productos alimenticios (como aparece ya en la historia de Caín y Abel, Gen 4), personas especiales (mujeres, esclavos) o metales (como seguía indicando el relato de los hijos de Caín).

Cuatro dineros y un capital


En tiempo anterior había intercambio y comercio, pero no “dinero” independiente de los intercambio sociales y de las funciones religiosas y políticas. En general, los bienes escogidos para el intercambio o para los tributos de templos y reyes tenían una función reducida y concreta, sin convertirse en “signo” de valor universal.

Sólo entonces, en el contexto de las ciudades siro/fenicias empezó a desarrollarse de manera consecuente un tipo de dinero que tiende a recibir valor en sí mismo, con carácter mercantil, religioso, político y de dominio humano, para convertirse en signo de todos los bienes compartidos, vendidos y comprados, en un contexto donde surgió y se extendió un tipo de escritura alfabética simplificada, que empezó a emplearse sobre todo en las transacciones comerciales.

1. En un sentido, la moneda del entorno de la Biblia nace del comercio,

como expresión y medio de intercambios entre poblaciones alejadas, a través de mercaderes (hombres de mercado) fenicio/cananeos, que actúan como intermediarios entre los grandes imperios y surcan con sus naves el Mar Mediterráneo.
Surge así un tipo de personas que no viven ya de su trabajo artesanal o su producción agrícola, sino de su acción como “mediadores” de los excedentes agrícolas (trigo, aceite…) y de otros bienes de consumo, “inventando” para ello unos “signos de equivalencia” entre mercancías, un tipo de escritura especial, que es la moneda (en ese contexto podemos afirmar que el alfabeto y la moneda “moderna” han nacido en ese mismo contexto siro/fenicia, muy cerca de la cuna de la Biblia, pues los fenicio/cananeos, que acuñan un tipo de moneda comercial, inventan y expanden sus signos de escritura alfabética, que emplean como con fines comerciales, y que se han impuesto hasta el día de hoy en todo el mundo (a excepción de China y de los pueblos que están bajo su influjo).

2. La moneda nace al mismo tiempo en el ámbito del templo,

y actúa como signo religioso, bajo protección y como signo de Dios, suyo sello lleva.
Igual que casi todas las realidades sociales, el comercio nace en un contexto sagrado, y actúa bajo protección de Dios, como signo religioso. Más aún, los grandes santuarios reales (o las ciudades-santuario) han acuñado moneda y la han puesto bajo el resguardo del Dios, cuya efigie portan (el mismo Dios aparece así como garante del valor de la moneda).

Ítem más, el dinero ha servido como contraseña y signo para pagar los tributos del santuario, donde ya no se llevan simplemente animales para los sacrificios o comida/sustento para los sacerdotes, sino también monedas acuñadas por el mismo templo, que sirven como expresión de su autoridad. La moneda ha nacido en un contexto sagrado y así ha seguido estando hasta tiempos recientes (por lo menos hasta el Medievo).

3. Moneda del Rey. Signo político.

Dioses y reyes han estado internamente vinculados en el antiguo oriente (Egipto, Mesopotamia, zona siro/cananea). Es normal que los reyes acuñen moneda,
igual que los dioses/templos (o con ellos), para asegurar su autoridad y simbolizar el tributo que le deben los súbditos o pueblos sometidos. Lógicamente, con (o en lugar de) la efigie del Dios, las monedas empiezan a llegar el signo de los reyes o su sello, como garantía de valor, utilizando para ello en especial una serie de metales preciosos (oro, plata, bronce...); de esa forma pueden concentrar una gran riqueza, que ellos emplean para financiar sus construcciones, sus guerras y sus templos (como sucede en Israel en tiempo de Salomón, según la Biblia). En esa línea, la moneda viene a presentarse como signo del poder del rey, que recauda impuestos, para servicio de su administración y de sus empresas.

4. Dinero y Deuda.

En esas tres líneas, dinero puede vincularse con la vida humana, no sólo en el sentido que supone Gen 4, 23-24 cuando presenta a las mujeres como propiedad del marido (o del padre), sino en otro aún más profundo relacionado con el tema del préstamo y las “deudas”, en especial entre agricultores. En un momento dado, cuando se pasa de la propiedad comunal (que es la primera y más constante) a la propiedad particular (familiar) de tierras o bienes (precisamente a partir del siglo XII aC), cuando un hombre o familia queda sin recursos (por mala cosecha o por un tipo de desastre) tiene que pedir prestada la comida y la recibe a cambio de un “documento” en el que consta su deuda (que suele ser casi siempre deuda de tierra).

Pues bien, ese documento empieza a actuar como “dinero” en manos del acreedor, que puede exigir en su momento el pago de la deuda y (en caso contrario) puede “vender” al deudor y a su familia como esclavos (en un proceso que seguirá marcando la historia del mundo, hasta desembocar en las inmensas deudas de personas y estados, en el siglo XXI dC).

Estos cuatro tipos de dinero (de comercio entre personas libres, de tributo de templo o de rey y, finalmente, de deuda que esclaviza a las personas) son fundamentales en la historia posterior de la humanidad y siguen existiendo, de algún modo, hasta el día de hoy (2012 dC). Ya en tiempo antiguo, el dinero es importante, pero empieza estando siempre al servicio de otra cosa (del despliegue de la vida), bajo una garantía social y religiosa (de reyes y dioses).

Sólo a partir de la Baja Edad Media (con el nacimiento de la banca “moderna”) y sobre todo desde el surgimiento del capitalismo estrictamente dicho (siglo XVIII-XIX), el dinero ha tendido a independizarse, convirtiéndose en realidad en sí, y medida de todas las realidades. Ya no estará bajo la protección superior de dioses y reyes, sino que se convertirá en el único Dios/Rey, en la Mamona. Esa es la situación y riesgo de nuestro tiempo, en el siglo XXI.
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