Fiesta de Abraham/Ibrahim, sumisión a Dios 12.8.19. Eid al-Adha, Gran Fiesta del Islam ¡Felicidades!

Cordero de Dios en judaísmo, Islam y cristianismo

Cinco países para disfrutar de un viaje durante el Ramadán

Más de mil millones de musulmanes  celebran el 12.08.19  (especialmente al final de la Gran Peregrinación a la Meca)  su Fiesta Mayor,
 llamada del Sacrificio, recordando la Fe de Abraham (Ibrahim), Sometido a Dios, el Primer Musulmán, que estaba dispuesto a sacrificar a su propio hijo (Isaac/Ismael) como cuenta la Biblia (Gen 22) y el Corán (Sura 37,99-107). Pero Dios no quiso la vida de su hijo, sino que le ofreció y le pidió el sacrificio de un cordero, como signo de sometimiento, en gesto de fe y agradecimiento.

    Esta fiesta se celebra el décimo día del mes de Zil-Hajj, es decir, 70 días después del Eid al-Fitr, con el que termina el mes de Ayuno o Ramadán, y forma parte de la culminación del gran Hajj, Oeregrinación mayor a la Meca, que debe realizarse por lo menos una vez en la vida y preferiblemente durante este mes. Cuatro son los elementos principales de esta fiesta:

(a) Es, ante todo, la fiesta del sometimiento a Dios, a quien los musulmanes ofrecen su vida, en gesto de sumisión, como si ellos mismos fueran el Cordero (el sacrificio) que se ofrece a Dios

(b) Es fiesta de agradecimiento por el don de la vida, simbolizada en el cordero que las familias comparte, como don de Dios, a quien lo ofrecen, comiéndolo en su honor, como sacrificio sagrado.

(c) Es fiesta de fraternidad humana y de vinculación con la vida universal, fiesta de las familias que se reúnen y expresan su fe en Dios en forma de solidaridad con los pobres y los necesitados.

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(d) Es fiesta musulmana de la Meca, donde se reúnen ese día y comen el cordero millones de musulmanes venidos del mundo entero. Pero es, al mismo tiempo, una fiesta de todos los monoteístas, pues tiene un origen judío (la Aqedá de Abraham, Gen 22,vinculada al Cordero de la Pascua del éxodo) y se relaciona con la Fiesta de Pascua de los Cristianos, que celebran a Jesús como auténtico cordero, vida de Dios comparte en y por los hombres.

Por eso quiero felicitar este día (12.8.19) a todos los hermanos musulmanes, compartiendo con ellos la Fe de Abraham/Ibrahim, que es, al mismo tiempo, la fe de los judíos, pues   el motivo del “sacrificio” del Cordero de Isaac está al principio de su vida  (Antiguo Testamento, Gen 22).

Esta fiesta  nos sitúa al mismo tiempo ante el signo del Dios del Cordero, animal real y simbólico de las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islam), como indicaré a continuación, comenzando por la “fiesta” de Abraham, para centrarme después en el Cordero Judío (Pascua del Éxodo), el Cordero Cristiano (Pascua de Jesús) y el Cordero del Islam (Eid al‒Adha)

(Los temas de este blog han sido tomados del Diccionario de las tres religiones, donde se desarrollan de un modo extenso, en varias entradas)

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  1. EL PRINCIPIO DE LA FIESTA. LA AQUEDA O ATAMIENTO DE ISAAC (GEN 22)

Al fondo de ese pasaje sorprendente (Gen 22) se pueden oír resonancias de viejos recuerdos paganos: los hombres del entorno habían ofrecido a Dios sus primogénitos, como recuerda la misma Biblia. Pero la gran aportación de nuestro texto no es la posible pervivencia de un ritual de sacrificios, sino el gesto de obediencia radical del padre, es decir, de Abrahán, que “ata” (aqeda) a su hijo Isaac para sacrificarle en honor de Dios, quien manda que se sustituya al hijo por un Cordero:

«Dios probó a Abrahán. Le dijo: ¡Abrahán!. Este respondió: ¡Aquí estoy! Y Dios le dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, vete a tierra de Moriah y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Abrahán se levantó muy de mañana, ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus siervos y a Isaac, su hijo. Después cortó leña para el holocausto, se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho. Al tercer día alzó Abrahán sus ojos y vio de lejos el lugar. Entonces dijo Abrahán a sus siervos: Esperad aquí con el asno. Yo y el muchacho iremos hasta allá, adoraremos y volveremos a vosotros. Tomó Abrahán la leña del holocausto y la puso sobre Isaac, su hijo; luego tomó en su mano el fuego y el cuchillo y se fueron los dos juntos. Después dijo Isaac a Abrahán, su padre: ¡Padre mío! Él respondió: ¡Aquí estoy, hijo mío! Isaac le dijo: Tenemos el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto? Abrahán respondió: Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abrahán edificó allí un altar, compuso la leña, ató a Isaac, su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Extendió luego Abrahán su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Yahvé lo llamó desde el cielo: ¡Abrahán, Abrahán! Él respondió: ¡Aquí estoy!. El ángel le dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho ni le hagas nada, pues ya sé que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste a tu hijo, tu único hijo. Entonces alzó Abrahán sus ojos y vio a sus espaldas un carnero trabado por los cuernos en un zarzal; fue Abrahán, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo» (Gen 22, 2-13).

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  En este Abrahán anciano, que ofrece a Dios su bien más grande (su hijo, su descendencia), atando sobre el altar,  dispuesto a sacrificar en la montaña su última esperanza, viene a desvelarse la hondura del nuevo comienzo religioso, asumido de formas convergente por judíos, cristianos y musulmanes. Unos y otros (judíos, cristianos y musulmanes)  nos sabemos vinculados al patriarca de la fe, que sube a la montaña para ofrecer a Dios aquello que más quiere (todo lo que tiene).

Es evidente que al fondo del texto se pueden oír resonancias de viejos recuerdos paganos: los hombres del entorno habían ofrecido a Dios sus primogénitos, como recuerda la misma Biblia Israelita. Pero la aportación de Gen 22 no es la posible pervivencia de un ritual de sacrificios antiguos sino el nuevo gesto de obediencia radical del padre Abrahán. 

Sólo porque ha puesto en manos de Dios a su propio hijo, sólo porque ha entendido y expresado su vida como un gesto de confianza radical en la Vida de Dios, esperando contra toda esperanza, Abrahán puede desvelarse como padre en fe (desde la fe) para todos los creyentes, tal como se expresa a través del  sacrificio sustitutorio del cordero, que tiene un carácter simbólico: Dios no necesita que le demos externamente lo que amamos (hijo); le basta que expresemos nuestro don y entrega a través de un símbolo (cordero).

De esta forma se revela el Dios de la fe que nos abre en gratuidad a la esperanza.   En este Abrahán anciano, que se vacía de sí mismo ante Dios y sacrifica en la montaña su última esperanza, nos vinculamos judíos, cristianos y musulmanes. Unos y otros nos sabemos vinculados al patriarca de la fe, que sube a la montaña para ofrecer a Dios aquello que más quiere (todo lo que tiene).

  1. CORDERO JUDÍO, CORDERO DE PASCUA

Los judíos han recordado siempre el gesto de la “aqueda de Abraham”, el atamiento de su hijo, con su obediencia a Dios, sustituyendo luego  al hijo por el Cordero. Éste es el día de la Aqeda, la fiesta simbólica del origen de los tiempos, de la vinculación de todas las cosas en Dios, que abre un camino de vida para los hombres.

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 Pues bien, el judaísmo bíblico ha vinculado el sacrificio del cordero con el éxodo de Egipto y con el surgimiento de la nación israelita, en la salida de Egipto, de manera que el Cordero del Atamiento y Sacrificio de Abraham se convierte en Cordero de la liberación pascual, en el día de la Salida o Éxodo de Egipto.  

Por eso, la fiesta fundamental de judaísmo no es ya la del cordero de Abraham (sacrificado en lugar de su hijo Isaac),sino la fiesta del Cordero de la Pascua o paso liberador de Dios, que ellos, los judíos, comen cada año recordando el éxodo de Egipto. Esta pascua era la fiesta de los pastores nómadas al comienzo de cada año en primavera.

             Se trataba posiblemente de un rito apotropáico, que servía para ahuyentar malos espíritus, con la sangre de los nuevos corderos o cabritos, que ellos comían después de haberlos ofrecido a Dios. De esa forma celebraban el principio del nuevo año, comiendo el cordero… Pero, en un momento determinado, ellos interpretaron esta fiesta del cordero como fiesta y celebración de   la liberación de los hebreos esclavos en Egipto, para formar un pueblo de hombres y mujeres libres, caminando hacia la tierra prometida.

            No es la fiesta de los hombres sometidos a Dios, como Abraham, sino la fiesta de los liberados de Dios, que salen de Egipto y para recorrer el gran camino del éxodo, de la liberación nacional, ofrecen a Dios el cordero y lo comen de prisa, año tras año, iniciando la gran parte de la libertad.  Por eso, la fiesta del cordero judío de pascua se celebra el día de la salida de Egipto, vinculándose con los dones de la nueva tierra de libertad hacia la que caminan en esperanza, comiendo la carne del cordero como signo de liberación (éxodo)  y el pan nuevo de la cosecha de la   tierra, los panes ácimos

  Los judíos celebran así su liberación, reflejada en la sangre del cordero que han sacrificado; la celebran en la noche, comiendo de prisa, en medio de grandes peligros, las yerbas amargas de la prueba y el pan ácimo del nuevo tiempo que debe empezar precisamente ahora. Ellos recuerdan que su libertad va unida a la muerte de los primogénitos de Egipto… con la salvación de los heberos…. 

La pascua es así fiesta de sangre. Los israelitas se saben protegidos por la sangre y carne del cordero sacrificado, untada como signo en la jamba de sus puertas, sabiéndose así protegidos de la ira de Dios por la sangre del animal sacrificado. Es fiesta de comida y camino, fiesta de un pueblo que se siente amenazado, pero que opta por comer y mantenerse en medio del peligro, con los lomos ceñidos y bien preparados, para iniciar la marcha de la libertad.

  1. JESÚS, CORDERO DE DIOS. LA PASCUA CRISTIANA

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            Pasados los siglos, hacia el año 30 de nuestra era, los cristianos empezaron a celebra la Pascua de Jesús, la fiesta de su vida, retomando en ella el motivo de la Aqedá de Abraham, pero de un modo nuevo… y  retomando también la pascua judía, en línea de liberación y salvación universal.  Estos son algunos rasgos de la pascua cristiana:

  1. La pascua cristiana es la Aqedá de Abraham…, pero entendida en un sentido “inverso”. El Dios de Abraham, Dios de Jesús, ya no quiere el sacrificio de su hijo (Isaac, Ismael o Jesús…) sino la vida de los hombres. Dios no ha querido “matar” a su Hijo, ya no pide sacrificios de los hombres, sino que les da, les regala, su propia vida, simbolizada y expresada en Jesús, a quien los cristianos descubren como auténtico “cordero” de vida, no un animal que hay que matar, sino la vida que se regala y comparte en amor.
  2. La pascua cristiana es recuerdo y cumplimiento del cordero sacrificado por los hebreos al salir de Egipto… No sabemos si Jesús comió el cordero de pascua en la Última Cena, éste es un tema muy discutido. Personalmente, en mi libro sobre la HISTORIA DE JESUS (Verbo Divino, Estella 2012) me he inclinado por pensar que Jesús no comió el cordero judío…, pero celebró su Última Cena en el entorno de la pascua judía…de forma que los cristianos le identificaron con el CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO… Jesús es el auténtico Cordero, es decir, la Vida de Dios expresada y compartida en forma humana, es la gratuidad total, el amor que se comparte, por encima de todo sacrificio.
  3. Lo cristianos celebran la “pascua” o vida de Jesús recordándole así como cordero de Dios, como la vida hecha regalo de amor, como superación de todo sacrificio, en una línea que había sido iniciada por Abraham (Aqedá) y ratificada por Moisés y los hebreos en su pascua de liberación (saliendo de Egipto). Por eso, ellos ya no celebran la fiesta de Dios y de la vida comiendo un cordero (como los musulmanes), sino compartiendo el pan y vida de la vida en la Eucaristía (Imagen: ültima cena de Juan de Juanes, museo del Prado).

  1. ISLAM, LA FIESTA DEL CORDERO

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            De un modo muy significativo, Mahoma/Muhammad quiso retornar a la fiesta originaria del cordero de Abraham, volviendo al principio de la religión patriarcal de las tribus, en un tipo de “retorno ejemplar”, pasando así por encima de la pascua judía y de la pascua cristiana…

            En ese sentido, el Islam es un retorno a un tipo de religión de Abraham, como si el judaísmo hubiera sido una desviación nacionalista y el cristianismo un tipo de espiritualización mística de la Fiesta del Sacrificio, del auténtico cordero de Abraham. Y eso lo hace de un modo muy simple:

  1. El Islam vuelve al “principio” de la religión de Abraham, como signo de sometimiento a Dios. El musulmán está dispuesto a sacrificar a su propio hijo por Dios…pero descubre una vez más que Dios no le pide la muerte del hijo, sino su obediencia, su sometimiento, expresado en el cordero.
  2. De esa forma, Muhammad (el Corán) vuelve a contar la historia de Abraham e Isaac (Ismael), retornando a su origen… Cada musulmán es un hombre/creyente que está dispuesto a sacrificar a su propio hijo por Dios… Cada musulmán está dispuesto a sacrificarse por Dios (eso es el islam, sometimiento sacrificial)…, pero descubriendo, como en la historia de Abraham y con él que Dios no le exige ya en principio su vida, ni la vida de su hijo, sino que sigue sustituyendo ese sacrificio por el de un cordero.
  3. En principio, parece que Muhammad y los musulmanes siguen identificando al hijo de Abraham con Isaac…, pero después, de hecho, le identifican con Ismael (el otro hijo de Abraham), el padre de los musulmanes que son así ismaelitas… En ese sentido, la fe y fiesta de los musulmanes constituye un retorno al principio de Abraham, como si no hubiera pasado el tiempo de Moisés y los hebreos, con la liberación de Egipto, como si Jesús no fuera el verdadero “cordero” (el signo del amor que se ofrece y comparte en gratuidad a todos los hombres)

            De esa manera,  la fiesta del Sacrificio del Cordero de Abraham vuelve a situarse en el centro de la celebración de los musulmanes,  que un día como hoy, que cambia con el calendario de la luna, a los 70 días de la Fiesta Menor del final del mes del ayuno, celebran con gozo en el mundo entero.

Quiero unirme aquí, como he dicho, en gesto de agradecimiento, a la fiesta de mal de mil millones de musulmanes, que celebran esta fiesta en la Meca (lugar donde según su tradición ofreció Abraham el Cordero) o en todos los lugares donde viven.  Deseo que esta fiesta sea ante todo para ellos un día de fraternidad, de apertura a lo divino, de búsqueda de paz universal.

   Pero quiero recordar que esta fiesta se encuentra vinculada a la Pascua del Éxodo de los hebreos de Egipto y a la fiesta de Jesús, Cordero de Dios, signo y principio de la nueva humanidad de amor para los cristianos. Con ese convencimiento y deseo recojo y cito el texto clave del Corán, donde se retoma y expresa de forma nueva la historia del sacrificio/aqeda que había narrado Gen 22. Así dice el Corán:

Y cuando (Isaac o Ismael, el texto original no dice quién era) era lo bastante mayor para ayudar en las tareas (de Ibrahim), este dijo: “¡Oh mi querido hijo! ¡He visto en sueños que debía sacrificarte: considera, pues, como lo ves tú!” [Ismael] respondió: “¡Oh padre mío! ¡Haz lo que se te ordena: hallarás que soy, si Allah quiere,  paciente en la adversidad!” Pero cuando ambos se hubieron sometido a la voluntad de Allah, y le hubo tendido sobre el rostro, le llamamos: “¡Oh Ibrahim, has cumplido ya con la visión!”. Así, realmente, recompensamos a los que hacen el bien: pues, ciertamente, todo esto fue en verdad una prueba, clara en sí misma. Y le rescatamos mediante un sacrificio magnífico, y de esta forma le dejamos como recuerdo para futuras generaciones: “¡La paz sea con Ibrahîm!” ( Sura 37.99-107)

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