De nuevo la Gran Ramera. La Reina de las Bestias (Ap 17, 1-6)

1. Es una “figura real”, que evoca un sistema económico, vinculado a la potencia mundial (que en aquel momento era Roma). Es una economía que sólo se busca a sí misma, matando o esclavizando a los hombres y mujeres reales.
2. El Apocalipsis la evoca con rasgos tomados de la tradición bíblica: es Mujer prostituida (al servicio de una bestias, Madre que mata a sus hijos, patología religiosa…).
3. Esa Mujer Ramera puede “entrar en la Iglesia” y lo ha hecho, a través de una tal “Jezabel” (que es signo de la Iglesia prostituida, al servicio del sistema).

4. En tiempos como los nuestros (2010), esa Gran Ramera puede estar creando depresiones y luchas económicas, que “esclavizan” a gran parte de la población del mundo (incluso a los habitantes de los países más ricos).
5. Pero la Gran Ramera sigue al servicio de sí misma… de manera que incluso Los Cuatro (los cuatro presidentes americanos de ayer) acaban estando al servicio de ella. El eslogan es todo se compra y se vende.
6. Es amiga de las bestias de corbata, una Reina de la Muerte engalanada... Vive matando, y por eso terminará en la muerte, aunque ella no lo sabe, es decir, no quiere saberlo...
7. Entre los grandes artistas de occidente que la han descrito están Goya y Dostoyevski... y antes Durero.
Por todo eso, porque el tema sigue avanzando, quiero precisar algo mejor los rasgos de la Gran Ramera (la máquina no me deja poner la Gran Pu-ta)… para entender mejor lo que nos está pasando, desde una perspectiva social y religiosa. Buen domingo a todos.
Introducción
Jezabel, quizá sin quererlo, había pactado con la Prostituta, mostrando que el problema y crisis del Apocalipsis no está sólo en la lucha de la iglesia contra el imperio exterior de Roma, como algunos han pensado, sino en la lucha intraeclesial, entre partidarios de Jezabel y Juan profeta. La división y enfrentamiento pasa por el mismo centro de la iglesia, donde chocan dos eclesiologías (y dos mariologías), que hunden sus raíces en la tradición profética de Israel: una más intimista y sacral, que pacta con los "dioses" del entorno (Jezabel), otra más profética y social, que mantiene la diferencia mesiánica (Juan).
Desde este fondo podemos evocar la figura de la Prostituta, que (a juicio de Juan) se halla en el fondo de la pretensión de Jezabel. En ella, la gran Ciudad de Roma, vienen a expresarse y se condensan los poderes de las Bestias (que han aparecido ya y luchado: Ap 13-16) y la fuerza del Dragón originario. La Mujer celeste de Ap 12, 1-5 y la Perseguida de Ap 12, 6-17, se oponían al Dragón. Esta Mujer le acepta: recibe el "amor" de la Serpiente, a fin de convertirse de esa forma en Diosa del mundo, montada en caballo imperial, dominando sobre las naciones :
Texto
Se me acercó entonces uno de los siete ángeles ... y me habló diciendo:
[1. Prostituta] _
¿Ven! Te mostraré el juicio de la Prostituta grande, sentada sobre aguas caudalosas,
con la que se prostituyeron los reyes de la tierra y se emborracharon los habitantes de la tierra con el vino de su prostitución.
[2. Sentada sobre Bestia]
Me llevó en espíritu a un desierto y vi una Mujer sentada sobre una Bestia color escarlata, llena de nombres blasfemos, que tenía siete cabezas y diez cuernos.
[3. Diosa falsa]
La Mujer iba vestida de púrpura y escarlata, y estaba adornada de oro, piedras preciosas y perlas. En su mano tenía una copa de oro llena de abominaciones y de la impureza de su prostitución.
[4. Anti-madre]
Escrito en su frente tenía un nombre: _ Misterio! Babilonia, la grande, la Madre de los prostitutos y de todos los abominables de la tierra. Y vi a la Mujer emborrachándose con la sangre de los santos y la sangre de los mártires de Jesús (Ap 17, 1-6)
Una primera interpretación
La maldad de las Bestias (Ap 13) se condensa así en la Prostituta, que recibe de ellas su poder y quiere presentarse como Diosa, siendo en realidad origen de los prostitutos de la tierra, es decir, de todos los que, en un sentido u otro, se venden por influjo social o dinero. Ella es compañera (falsa esposa) de la Bestia Primera a la que monta y expresión femenina de la Segunda (sistema de engaño).
Así culmina y condensa (en su estructura político concreta) el poder destructor de las Bestias, de cuya identidad (que había aparecido ya en el número de finitud: 666; cf. Ap 13, 18) puede hablar ahora el profeta con más claridad, describiendo la historia final del sistema de Roma, con sus cabezas y cuernos. Ellos parecen invencibles, como sistema que se diviniza, pero serán vencidos por el Cordero, que es signo de la vida que se entrega en debilidad y amor en bien de los demás (Ap 17, 7-14; cf. Ap 5). Así, la Prostituta, aliada y delegada de las Bestias, representa la posibilidad y despliegue superior del mal del mundo, que ha venido a reflejarse en Roma: es la perversión que se cierra en sí misma, divinizándose en forma política y social, religiosa y económica .
_ Es Madre invertida, al servicio del Dragón. Así se opone a la Engendradora de Ap 12, 1-5 y de un modo más concreto a la Fugitiva y Perseguida de 12, 6.14. Ella no engendra, mata lo engendrado. Es violencia hecha Ciudad, sistema donde la opresión culmina y se concreta en forma histórica.
_ Es Esposa y amiga infiel. Se ha vendido a la Bestia, en matrimonio de conveniencia violenta, persiguiendo por ello a los fieles. No es novia para el amor, sino mujer para la muerte, pues vive y se eleva oprimiendo a los humanos. Ella representa el afecto invertido, es poder de violencia y contra ella se eleva la Novia del Cordero triunfador, Esposa fiel, amor gratuito y permanente (cf. 17, 14; 18, 7).
Desde ese fondo se entiende el despliegue de sus rasgos, que evocamos tomando como referencia los títulos del margen del pasaje. Ciertamente, ella es imagen, no persona; mejor dicho, es la institución suprema del poder y así parece construir la ciudad definitiva y, sin embargo, destruye a los humanos, como sistema de violencia sobre las personas. En sí misma, ella no es varón ni mujer. Pero, significativamente, desde una antigua tradición israelita, el texto la presenta de manera femenina, como ciudad infiel o anti-esposa, con todo lo que ello ha podido suponer de riesgo (posible antifeminismo) y principio iluminador para la historia posterior. Culminando la maldad de las Bestias simbólicamente masculinas (aunque en griego sean neutras: to Therion), se eleva esta Ciudad en forma femenina de Mujer:
1. Es la gran Prostituta (Pornê: Ap 17, 1-2),
que los lectores identifican con la Ciudad imperial, que ha convertido todo lo que existe en objeto de precio. Un mercado donde nada vale en sí, sino para el negocio: eso es ella. Es el Poder que se ha vuelto prostitución o, a la inversa, la prostitución hecha poder sobre la tierra: así recibe el dominio que le ofrecen las Bestias, así domina a los Reyes de los pueblos, poniéndolos a su servicio; así emborracha a los habitantes del mundo, haciéndoles beber su vino de olvido y muerte (cf. Ap 17, 2). De esa forma engaña, sin destruir directamente de manera militar (como la Bestia 10), sin acudir a propagandas de tipo ideológico (como la Bestia 20), sino utilizando la seducción del dinero (promete riqueza a los reyes) y el placer (emborracha con su vino a los incautos), que empobrece y mata a los pobres de la tierra. Dinero y placer, sexo mercantil y vino: estos son sus signos y poderes.
2. Es Reina sentada (=entronizada) sobre la Bestia escarlata (17, 3).
Al principio del texto la vimos sentada sobre las Aguas caudalosas del mar satánico (17, 1; cf. Ap 13, 1), que son los pueblos, naciones y lenguas: la totalidad de poderes del mundo en los que se asienta y domina la Mujer. Pues bien, aquí se añade, en otra perspectiva, que ella ha subido y cabalga sobre el trono de la Bestia de violencia militar de Ap 13, 1-10: no tiene su sede junto a (en el) Trono de Dios, como el Hijo vencedor (12, 5), sino en la Bestia; sobre sus lomos cabalga, sobre poder de destrucción se sienta. Bestia y Mujer se vinculan de esa forma, pero no en abrazo matrimonial gozoso y gratuito, de enriquecimiento personal, sino en contrato de manipulación: la Bestia utiliza a la Mujer-Ciudad, para conquistar de esa manera el mundo, con apariencia de cultura y orden; la Mujer cabalga sobre la Bestia, vendiendo su amor como Prostituta, para engañar a los pueblos de la tierra.
3. Es Diosa falsa (Ap 17, 4).
El lector podía esperar el triunfo de Roma como un despliegue de jinetes apocalípticos o como expresión de una Diosa de justicia que extiende el orden y paz sobre la tierra (cf. Ap 6, 1-6). Pues bien, Juan responde que la Diosa Roma es una simple y perversa Prostituta, que se vende al poder y dinero y cabalga sobre lomos de la Bestia. Está vestida de honor sacerdotal, como Reina y Señora del mundo, de púrpura y escarlata, con oro y pedrería, sentada en gesto de honor(Ap 18, 7.16), como si pudiera conceder sus favores a todos los habitantes de la tierra.
Pero ella sólo busca placer y riqueza: con todos se vende, a todos utiliza, para elevarse a sí misma. Por eso puede alzarse mucho, pero es simple apariencia destructora, diosa falsa: expresión de la maldad completa, pecado que se encarna en unas instituciones de opresión, en la Ciudad del mundo Por eso, quienes quieran aceptarla (como hace Jezabel) han de saber que lleva en su mano una copa de muerte: ha logrado su poder engañando y matando a los demás. No es diosa, como quieren sus devotos, ni autoridad neutral, como pretende Jezabel, sino poder de muerte: ha creado una religión imperial al servicio de sí misma .
Vestido y adornos, que aquí aparecen como pecado, vendrán a mostrarse después (cf. Ap 21, 2.9-21) como señal de gloria de la esposa, plenitud de la Ciudad escatológica. Ciertamente, el profeta no se opone al vestido y las joyas en sí, sino a la forma de adquirirlas y emplearlas y así aparecen en el texto (15, 4) como signo de engaño y de muerte. Pero ellas aparecen después (cf. 19, 8; 21, 2) como amor culminado: adorno de la Novia del Cordero, que se abre en amor a todos los humanos. Este motivo de las vestiduras preciosas, los mantos bordados, los adornos y coronas de oro y pedrería forma parte del culto posterior de las imágenes marianas de muchos santuarios. En principio, desde Ap 21-22, ellas pueden tener sentido positivo, como expresión de belleza justa y gratuita. Pero los creyentes han de ser muy cuidadosos, no sea que esos signos se vuelvan otra vez señal de prostitución (malos amores y engaños), mientras que gran parte de la población (los pobres del mundo) pasan necesidad.
4. Es Babilonia, Madre de los prostitutos y abominables de la tierra (Ap 17, 5).
Es Babilonia la Grande, la Ciudad y Torre que quiso elevar su poder sobre los cielos, sufriendo así el gran rechazo de Dios (cf. Gen 11, 1-9); es la capital del imperio que en otro tiempo destruyó a Jerusalén y cautivó a sus hijos, los judíos (el 587 a. de C.).
Evidentemente, esa Ciudad es ahora Roma, que quiere elevarse como Diosa y Madre, siendo simplemente prostituta. Se le puede llamar madre, pero no en cuanto dadora de vida, sino todo lo contrario, en cuanto signo y principio de muerte: así concede su semilla a todos los "prostitutos y abominables" de la tierra, es decir, a los que se imponen por la fuerza a los demás y les engañan. Por eso, el texto dice que ella se ha embriagado con la sangre de los santos: está loca y borracha: vive de matar, bebe la vida de los fieles. Ella representan el riesgo definitivo de lo humano: es el Sistema que se diviniza a sí mismo de manera destructora; la humanidad que niega a Dios y se niega a sí misma, que niega a los hombre y mujeres, que mata a los pobres, , para terminar convirtiéndose en muerte .
Ella, la Gran Ramenera, es un sisema económico como el nuestro, que vive de chupar la sangre de los más pobres, buscándose sólo a sí misma....
es un sistema económico social
son las persoans que viven, vivimos de ese sistema
es un sistema que no quiere que existan alternativas... ella es Todo... El Todo de una economía-vida al servicio de sí misma...
Hemos dicho que Jezabel no había encontrado este mal en la Ciudad, sino que interpretaba a Roma como un poder neutral, expresión de unos valores económicos y sociales que los cristianos podían aceptar: por eso no consideró pecado comer idolocitos y asumir el orden imperial, que Juan Profeta interpretaba como prostitución. Pues bien, esa postura de Juan queda ahora clara: Roma no es una ciudad neutral, que deja en libertad a los creyentes, sino ciudad y sistema de prostitución, que les obliga a vivir a los hombres y mujeres a vivir del engaño, en gesto de violencia y robo: ciertamente, él no analiza el tema en clave socio-política, sino desde una perspectiva religiosa; pero su análisis contiene elementos económico-políticos muy hondos, como seguiremos indicando.
Bibliografía
Cf. Demetria Ruíz, "La gran prostituta (Ap 17, 1-19, 10)": Reseña Bíblica 27 (2000) 41-49. El tema de la Prostituta como Ciudad-Nación que se opone al Dios de amor, rompiendo su fidelidad y matrimonio proviene de la antigua tradición profética de Israel, que vincula ruptura afectiva (prostitución), injusticia y opresión social: cf. H. W. Wolf, Oseas hoy. Las bodas de la remera, Sígueme, Salamanca 1984; J. Mejía, Amor, pecado, alianza. Una lectura del profeta Oseas, UCA, Buenos Aires 1975; H. Simián-Yofre, el desierto de los dioses. Teología e historia en el libro de Oseas, Almendro, Córdoba 1993.
He ofrecido un estudio razonado y extenso del triángulo satánico (Bestias y Prostituta) en El Señor de los Ejércitos. Historia y Teología de la guerra, PPC, Madrid 1997, 117-150. Además de comentarios al Ap, cf. H. Schlier, Der Staat nach dem NT; Mächte und Gewalten nach dem NT; Jesus Christus und die Geschichte nach der Offenbarung des Johannes, en Id., Exegestische Aufsätze und Vorträge, II, Herder, Freiburg 1964; C. Bedriñán, La dimensión socio-política del mensaje teológico del Apocalipsis, Tesi Gregoriana, Roma 1996.
Cf. F. A. Spina, "Babel": ABD I, 561-563. Sobre el sentido de Roma-Babilonia en Ap y el cristianismo primitivo, cf. K. Wengst, Pax Romana and the Peace of Jesus Christ, SCM, Londres 1987; A. Yabro Collins, "Roma como símbolo del mal en el cristianismo primitivo": Concilium 220 (1988) 417-427: Id., The Combat Myth in the Book of Revelation, HDR 9, Missoula MO 1976.